RES PUBLICAE
¿CONGRESO VS CIUDADANÍA?
En las últimas semanas se ha intensificado de manera notable el quehacer legislativo en cuanto al número de asuntos así como la trascendencia de los mismos. El impacto social y político de sus decisiones es evidente. Ha sido un arranque de año estrepitoso: aprobación de la propuesta de reestructuración de la deuda pública, la ausencia de la mayoría de los integrantes de dos grupos parlamentarios a la sesión solemne del informe de gobierno, la aprobación de la reforma electoral y su falta de publicación oportuna por parte del Ejecutivo del Estado, la acusación por parte de algunos diputados sobre la presunta sustitución del dictamen de dicha autorización previo a su firma, el consecuente amague con la posibilidad de presentar una acción de inconstitucionalidad y una larga lista de etcéteras.
Más allá de las críticas técnicas y políticas que se derivan de su actuación –sinceramente creo que algunas tienen mucha razón- y de lo desgastado de su imagen pública, la realidad nos habla de la vitalidad e importancia de esta institución en el entramado y en la configuración y equilibrio de poder en el estado.
Sin embargo al revisar y analizar la actuación de nuestros representantes ante esta vorágine de temas, nos damos cuenta que el congreso no siempre actúa con esa “altura de miras” que su responsabilidad reclama, incluso en algunas ocasiones yendo en contra –o en el mejor de los casos, ignorando- el clamor ciudadano. Tal es el caso a manera de ejemplos concretos, de la decisión de un grupo de legisladores de no presentarse a la sesión solemne en la que el Gobernador del Estado presentaría su informe de gobierno, esto a manera de inconformidad por fricciones con el grupo parlamentario del partido del gobernador en la negociación de la reforma electoral. Visto objetivamente representa un sin sentido, ya que lo que supone un acto de rendición de cuentas (además de un acto de Estado) del Ejecutivo al Pueblo a través de sus representantes, una gran número de éstos se encuentran ausentes, lo que lleva a preguntarse ¿y los representados qué? Otro caso lo constituye el reclamo ciudadano y empresarial para regular –que no prohibir- las marchas y manifestaciones, es una exigencia generalizada, y sin embargo la iniciativa presentada está en la congeladora y el tema no forma parte de la agenda del congreso.
La razón de ser del parlamento y su quehacer diario no son un tema menor frente al cual quepa la posibilidad ciudadana de ser meros espectadores o “sufridores” de sus consecuencias, sino que se vuelve indispensable la participación social a fin de generar, propiciar y encauzar la discusión pública y la construcción de una auténtica agenda legislativa que atienda verdaderamente los problemas más sensibles de los michoacanos, y lo más importante… que logre darle el seguimiento y acompañamiento necesarios para volver eficaz dicha función.
Es por ello, que vale la pena revisar los mecanismos de participación ciudadana a través de las diversas figuras que permitan una vinculación real y efectiva con la intención de incidir en las decisiones de este importante poder, temas que abordaremos semana a semana en este espacio… Esa es la intención de esta columna, la de convertirse en un “acicate” para la acción legislativa a partir de un análisis técnico que permita incorporar una visión ciudadana que trascienda el aspecto meramente político, generando una auténtica responsabilidad social respecto de la res publicae (cosa pública). Agradezco al Diario Provincia su apertura al brindar esta oportunidad para expresar ideas y abrir un canal de comunicación semanal con sus lectores.
La ciencia política permite la demagogia,las palabras bonitas, la imagen aceptada... pero como humanos, los señores ya en el congreso, actúan a titulo personal y se olvidan de lo que atinadamente llamas "los representados".
ResponderEliminarUn abrazo Arturo. Gracias también por tu mail.
ResponderEliminarSaludos.
AGC