jueves, 28 de febrero de 2013

“NADIE POR ENCIMA DE LA LEY: ¿DEBEMOS ALEGRARNOS CON LA LECCIÓN DE LA MAESTRA?”


“NADIE POR ENCIMA DE LA LEY: ¿DEBEMOS  ALEGRARNOS CON LA LECCIÓN DE LA MAESTRA?”

Frase sempiterna y recurrente, grito de guerra, lema de campaña, frase esencial de un discurso político gastado y anquilosado…rincón común de los juristas…”ideal de los idealistas” que juran y perjuran que la realidad puede ser otra y que la legalidad y el estado de derecho se constituyen en premisas básicas para su consecución.

Concepto objetivo, claro, firme, que hemos desvirtuado hasta insertarlo en un sistema político autóctono que confunde justicia con ajusticiamiento, igualdad con influyentismo, ejemplaridad con conveniencia…bien común con complicidad.

Hoy: Júbilo popular…elevación de bonos…sinónimo de fuerza, mensaje político, consenso…ajuste de cuentas…pan, circo…emotividad…sentimiento de desagravio…. En el fondo: Realidad que nos enfrenta al sistema político de simulación, de selectividad…de eficiencia intermitente que se refleja en los asuntos grandes y convenientes, dejando para mañana la resolución de lo ordinario…que nos recuerda el sistema de siempre, que relega y que esconde.

Quizás debiéramos alegrarnos de un pequeño y  al mismo tiempo gigante primer paso…no lo sé, me suena a frase hueca, me apantalla pero no me mueve. ¿Beneficio de la duda ante una nueva actitud política del grupo político de siempre?

Apenas unos meses atrás al aprobarse la reforma laboral, los mismos que hoy presumen su presa y su sensibilidad frente a los excesos e injusticias contra el patrimonio común de un grupo trabajador, cercenaron la posibilidad de incorporar democracia y transparencia a la vida de los sindicatos en beneficio directísimo de sus agremiados. Hoy “blofean” rasgándose  las vestiduras por millonarios desvíos... siempre conocidos, siempre tolerados y aún hoy protegidos.

Exceso de cosmética y poco interés por el fondo… cuando no  incongruencia. Debemos ocuparnos para evitar la restauración de un sistema en el que no pasa nada, en el que hacemos parecer…en el que simulamos. Un sistema de 70 años que nunca se fue y que hoy amenaza con fortalecerse y que tanto daño ha hecho a nuestro México. Que nos ha hecho mañosos y muchas veces inconsecuentes…sistema que apuesta por la creación de cabezas y personajes que convertidos en monstros son socialmente destruidos, para que su lugar sea ocupado por otro que responda a sus intereses y que sin un cambio de fondo nos mantiene en el círculo vicioso que hoy se evidencia.

 Un sistema que invita a no moverse, a beneficiarse del statu quo. Que inclina a tolerar lo intolerable en aras de la normalidad democrática y de la estabilidad de una nación. A vivir acostumbrados a la adrenalina que producen los golpes mediáticos de gran calado haciendo a un lado las pequeñeces del día a día. De ir avanzando…de afrontar nuestros problemas superándolos, no disfrazándolos. Cambiando de fondo…con intención…con rectitud. Con el noble ideal de apostar por el país que añoramos. Siendo congruentes.

Espero en realidad equivocarme rotundamente y despertar mañana con la noticia de que han decidido seguir por esa línea en Michoacán. Si es así, ganarán mi respeto…contarán conmigo.

jueves, 21 de febrero de 2013

“QUERER VER MÁS ALLÁ”



 “QUERER VER MÁS ALLÁ” 

De nueva cuenta la Universidad Michoacana se enfrenta a una situación profunda de conflicto institucional entre partes de sus integrantes. Carga a sus hombros una huelga de los trabajadores administrativos y la amenaza latente de que los profesores universitarios se sumen a recorrer el mismo camino. A pesar de su evidente posición financiera, reflejo fiel de la situación de nuestro estado ninguna de las partes cede…un sistema caduco que se resiste a morir a pesar de toparse continuamente con la pared y que demuestra una vez más que la UMSNH requiere recobrar su justificación fundacional…que requiere entenderse, aceptarse y tomar las decisiones necesarias -por dolorosas que éstas sean- para lograr subsistir adaptándose a los tiempos y a sus circunstancias particulares.

Es indispensable reconocer que la realidad nos interpela… independientemente de quién tenga más o menos razón…pesos más o pesos menos…votos y plazas…tomas de notas…derechos y obligaciones contractuales adquiridos…dimes y diretes…acusaciones, quejas, señalamientos... ¿Dónde queda la universidad? ¿Dónde esos 60,000 proyectos de vida…de movilidad social…de futuro…de esos alumnos que son la única apuesta para la viabilidad de un estado que se debate en una agonía lastimosa socialmente consentida? Hoy prácticamente han perdido no solo un semestre, sino mucha de su ilusión, de su apuesta por un Michoacán y una universidad que hoy no les ofrecen certezas de ningún tipo…Un verdadero drama que nadie quieres ver y que ponen a la Casa de Hidalgo en un verdadera posición de quiebre institucional, mientras se gasta el tiempo en discutir y tratar de sostener cuestiones administrativas francamente insostenibles…lo que está en juego es la propia universidad, su justificación, su razón de ser…su viabilidad actual y futura como palanca de desarrollo y factor de estabilización y progreso social. En ese sentido tendría que buscarse la solución.

Reducir el conflicto de la Universidad a un problema de pesos y centavos y a una reclamación de derechos adquiridos, cualquiera de las partes que lo enarbole, llámense profesores, trabajadores administrativos o autoridades universitarias -en las condiciones actuales- es un auténtico pecado social, un atentado contra los principios de la universidad pública…significa condenar la Michoacana a la traición sistemática de sus ideales, a desvirtuar su objeto y razón de ser  reduciéndola a una mera agencia de empleo y prestaciones de carácter público. Representa sin más, un acto de egoísmo  y de miopía colectiva de sectores que anteponen los intereses personales por sobre la institución misma con el riesgo inminente de reventarla…con indolenci,…condenarla a la prostitución de su misión.

Esperar que el problema lo resuelva una Junta de Conciliación y Arbitraje o un juez, en base a conteo de votos, a la declaración de legitimidad de una huelga o apostar al desgaste o al rescate por parte de la autoridad federal, además de mezquino anula la posibilidad de que quienes conforman la universidad de responder dignamente al reto que supone rescatar parte de su propia esencia.

La auténtica resolución del conflicto en la Universidad Michoacana implica un cambio personal de todos los actores involucrados, implica pensar en el “todos institucional” y no solo en el “nosotros gremial”…implica cambiar…generosidad…rectitud de intención…apelar a la conciencia y a la grandeza y honorabilidad de todas las partes, incluyéndonos…reconocer la trascendencia y consecuencia de nuestros actos no solo en el hoy y en los que estamos, sino en el futuro y en los que vienen y en los que dependen de ellos y en Michoacán…ahhh… y también en una institución que a pesar de los pesares sigue aun gloriosamente en pie… ¡Implica muy en el fondo querer ver más allá!

 

 

 

 

 

jueves, 14 de febrero de 2013

“¿LA DEPRESIÓN DE LOS BUENOS?”


 “¿LA DEPRESIÓN DE LOS BUENOS?”

                A riesgo de que el título suene un tanto maniqueo, me veo comprometido a escribir unas líneas a todos aquellos con los que he coincidido últimamente y que con sus comentarios me han demostrado que han caído en un estado de tristeza y desilusión sistemática por la complejidad de la situación actual que nos ha tocado vivir…una especie de depresión…empresarios, políticos, padres y madres de familia, estudiantes, obreros… todos ellos con algo en común: se trata de gente buena.

“Es que fulano empresario ya decidió cerrar su negocio, y aquel otro se está yendo a vivir a otro lado por la inseguridad”…  “yo creo que renunciaré si mi grupo político no gana la asamblea frente a tal o cual candidato, no hay nada más que hacer”…”las cosas está peor que nunca”…”para que estudiar si no hay posibilidad de trabajo”…

Creo que es urgente desdramatizar nuestra realidad y nuestro sistema político dando pasos hacia una democracia más madura, una que permita situar a los ciudadanos en el centro mismo de su justificación… una que se base en la auténtica participación ciudadana y la fomente…una que logre que el país y el estado tengan rumbo claro y proyecto a mediano y largo plazo independientemente de la persona y el color que encabecen el gobierno…una que considere que “administraciones y gobernantes van, y administraciones y gobernantes vienen”, y que por tanto no son las circunstancias las que marcan la diferencia sino nosotros como ciudadanos –que permanecemos siempre- los que tenemos la oportunidad a diario de elegir a dónde queremos llevar a Michoacán…una democracia que permita no solo ver los obstáculos que nos atascan en el mundo de las dificultades, sino visualizar y percatarnos de las múltiples posibilidades que tenemos por delante.

Un  planteamiento con estas características solo puede alcanzarse con ciudadanos líderes, auténticos protagonistas que estén dispuestos a pasar de un escenario de resignación (“así es la vida”) y de ira (“la estupidez de la gente que no sabe hacer las cosas”) a un escenario en el que se decidan  a cambiar las cosas a través de su propia contribución diaria.

El trabajo de esos nuevos líderes es hablar de la posibilidad… incorporar a la gente en torno a una idea despertando en ellos lo que son y lo que pueden ser. Desarrollar, conducir, estimular, motivar, mover. Jamás manipulando, sino “empoderándolos”  con creatividad y pasión, consolidando su identidad, su perspectiva… recordándoles que la historia la hacemos nosotros a través del propio compromiso, de nuestra vitalidad…en definitiva, a través de nuestro personal protagonismo.

No es momento de cansarse  ni desmoralizarse, más aún, tenemos el compromiso de estar a la altura de las exigencias actuales que implican –en no pocas ocasiones- cierta heroicidad por parte de los ciudadanos.

Por lo que debemos tener la suficiente capacidad, creatividad y coraje para descubrir que la realidad  no solo nos presenta peligros y amenazas, sino también grandes oportunidades para resolver nuestros problemas. Los tiempos de crisis, tienen la bondad de engrandecer a las personas, de  sacar lo más valioso de cada uno.

Para Benjamín Zander, director de la Orquesta Filarmónica de Boston y autor del concepto de “Liderazgo de la posibilidad”, existen dos opciones;  o nos quedamos sentados en la comodidad de la tan atractiva última fila -en el fondo-, escondiéndonos, juzgando, criticando, escapando, durmiendo… “deprimidos”, o nos levantamos a dirigir la orquesta tratando de unir todas la voces en una sinfonía, inventándonos a nosotros mismos, dando todo lo que somos capaces sin tomarnos realmente tan en serio…coincido plenamente…¡creo que no hay más!
 
 

martes, 12 de febrero de 2013

“EL ESTADO 32”



“EL ESTADO 32”

Desde que llegué a Michoacán hace ya muchos años, supe –que era cierto aquello que del el decían-  que era un estado especial, un estado que se cuece aparte…un estado distinto. Su historia, desarrollo y trascendencia así lo atestiguan.

En últimas fechas se percibe un desánimo generalizado causado por la compleja problemática (social, económica, política  y de gobernabilidad) que nos aqueja y que es por demás conocida, que se ha reflejado en un acostumbramiento social hacia las condiciones que prevalecen actualmente.

Es lugar común el que decidamos no salir por miedo a la inseguridad, el reparar nuestros vehículos por daños por baches en las calles, el quejarnos por la calidad del agua y por las marchas y los plantones, y por la aplicación aleatoria y selectiva de la ley… te aseguro que a ti o a alguien cercano ya les ha tocado…y si no, no esperemos sentados a que así suceda.

Los michoacanos hemos perdido la dimensión y la seriedad de ver a nuestro estado en el lugar 32 de los índices y mediciones en las distintas materias (seguridad, calidad de vida, nivel educativo, desarrollo, competitividad, etcétera, etcétera)…siempre en el fondo, al final… Los ciudadanos nos hemos acostumbrado y prácticamente resignado a la inseguridad, al estancamiento económico, a la indiferencia de las autoridades, a los pésimos servicios públicos que nos otorgan…a esperar todo del gobierno, a ser subsidiados, a venerar la voluntad del gobernante en turno…a depender… a justificar el fracaso… a ser los últimos en todo…

Yo en lo personal -y es la invitación que hoy te extiendo- no me resigno ni me resignaré a ello. Simplemente no lo merecemos. Estamos en la situación actual porque así lo hemos permitido…nadie vendrá a hacer por Michoacán lo que nosotros como michoacanos no hagamos.

Es momento de entender la gravedad del asunto y de las repercusiones sociales, económicas y humanas que tienen estos resultados sobre cada uno de los habitantes de este noble estado.

Es momento de pensar a futuro, de romper las ataduras, los tabúes y los miedos que nos han impedido crecer como sociedad…sí, retomar toda la flema y el orgullo de ser michoacanos. De creer que las cosas pueden cambiar si así nos lo proponemos y asumimos cada quien nuestra responsabilidad…así como ha empezado a cambiar en otros estados del país, en el que la ciudadanía se ha decidido a participar y a seguir luchando a pesar de los problemas y las dificultades.

…un sector de la sociedad civil y de la clase empresarial lo ha empezado a entender…Michoacán es un pueblo complejo, enigmático, ultra plural y en ello encuentra su riqueza y potencial.

Es urgente encontrar “ese algo” que nos une como sociedad, eso que nos mantiene unidos a pesar de la diversidad. Las diferencias y sus catastróficos resultados ya los conocemos y muy bien…son la causa de que hoy seamos el estado 32...

Empeñémonos en encontrar las similitudes, ¡tiene que haberlas! y si no, fijémoslas…construyamos desde ellas para lograr consolidar un  proyecto básico y común que permita que Michoacán se distinga por todas sus cualidades y no por ser el estado 32. Eso implica sumar, y sumar a todos, y lograr acuerdos, y generar sinergias y voluntad política…pero sobre todo implica que si esta última no existe…logremos los cambios a pesar de ella…es momento de que prevalezca la voluntad ciudadana.
 
 

viernes, 1 de febrero de 2013

“EN MEDIO DEL POLVORÍN”


 
“EN MEDIO DEL POLVORÍN”
 

Por mucho tiempo defendí –no sin un dejo de idealismo y esperanza dulzona- el que la situación de inseguridad en Morelia y en Michoacán, sin dejar de ser real, tenía mucho de percepción magnificada o que al menos, se trataba de un tema de cierta estigmatización social…por supuesto que había datos duros que daban cuenta del problema, sobre todo desde el punto de vista de la delincuencia organizada y del narcotráfico…sin embargo muy focalizada en ciertas regiones y zonas históricamente peligrosas y conflictivas. Durante casi seis años escuchamos se trataba de un tema federal derivado de la estrategia del Presidente Calderón y la nula coordinación con el gobierno local. Hoy, el crecimiento desmedido de la actividad delictiva, se refiere principalmente a delitos del fuero común que inciden directamente en la vida de los ciudadanos…cada vez con mayor violencia, con mayor libertad, ante la ausencia de una autoridad realmente preparada y decidida a combatir el clima de impunidad que hoy nos domina.

Todos los días se escuchan historias y leyendas urbanas sobre extorsiones, cobro de derecho de piso, robos y asaltos violentos, secuestros…cada vez en círculos más cercanos y sin distinciones de ningún tipo….la criminalidad como negocio y como institución...como forma de vida…todo un lenguaje y un argot y realidad –antes surrealista, bizarra- ahora tolerada...resignadamente aceptada por los ciudadanos que ahora debemos contentarnos y agradecer el que los daños se limiten a las cosas materiales y no trasciendan al aspecto físico, a la privación de la libertad o incluso a la pérdida de la propia vida.

¿Hasta cuándo? hasta que se le palpa… se le vive…se le sufre y, se forma parte –tristemente-  de una estadística criminal que legitima para señalarla y denunciarla…

Debemos reconocer que hemos estado y estamos sentados en un verdadero polvorín. Michoacán atraviesa por una auténtica crisis económica, pero lo que es más grave, por una profunda crisis social, que vista objetivamente no será fácil de solucionar en el corto ni el mediano plazo, pues no se han puesto ni siquiera las bases para enderezar la ruta…el privilegio de lo urgente sobre lo verdaderamente importante…de la negociación de la ley…del desinterés por arreglar las cosas de fondo…de un sistema jurídico, cultural y político que no resuelve de fondo…que simula…

No es fácil la situación. Se requiere mucha prudencia, pero el doble de decisión, compromiso y claridad para hacerle frente. Altura de miras, ánimo conciliador y firmeza en la aplicación de la ley…auténtica gobernabilidad que contrarreste la obscena impunidad. Educación.

Como sociedad estamos fallando sin duda. Es inaceptable y muy desesperanzador que la edad promedio de los delincuentes ronde los 17 o 18 años, ¿dónde queda entonces la apuesta por el futuro? …encima me preocupa mucho más la falta de claridad y de definición de las estrategias y políticas públicas en materia de seguridad.  Al aceptar la escalada de la criminalidad en los últimos días, el Gobierno del Estado ha anunciado que la estrategia a seguir será reservada y estará alineada a la política federal...lo que definitivamente es aún más desalentador, pues el mismísimo Secretario de Gobernación ha reconocido como positivas las acciones de las autoridades comunitarias (grupos de pobladores armados, que hacen labores de policía y detención de presuntos responsables sobre todo en comunidades indígenas en el estado de Guerrero, o como del caso de Cherán en Michoacán), incluso señaló que dichas acciones de los particulares “coadyuvan con el estado en las tareas de vigilancia y seguridad”.

¡Carajo! Estamos en medio de un polvorín, a nadie le conviene apostarle a la autodefensa alegando usos y costumbres o coadyuvancia de los particulares. ¿O qué? ¿tendremos que armarnos todos para “coadyuvar” con las autoridades michoacanas y morelianas claramente rebasadas por los delincuentes?

Al estado le corresponde sin ninguna duda, el monopolio de la fuerza para mantener el orden. Los particulares podemos colaborar en la prevención de delito, pero de ahí a participar en labores de vigilancia y policía como lo aplaude el Secretario de Gobernación…es confundir papeles y responsabilidades, nada conveniente en la situación actual.