“QUERER VER MÁS ALLÁ”
De nueva cuenta la Universidad
Michoacana se enfrenta a una situación profunda de conflicto institucional
entre partes de sus integrantes. Carga a sus hombros una huelga de los
trabajadores administrativos y la amenaza latente de que los profesores
universitarios se sumen a recorrer el mismo camino. A pesar de su evidente
posición financiera, reflejo fiel de la situación de nuestro estado ninguna de
las partes cede…un sistema caduco que se resiste a morir a pesar de toparse
continuamente con la pared y que demuestra una vez más que la UMSNH requiere
recobrar su justificación fundacional…que requiere entenderse, aceptarse y
tomar las decisiones necesarias -por dolorosas que éstas sean- para lograr
subsistir adaptándose a los tiempos y a sus circunstancias particulares.
Es indispensable reconocer que la
realidad nos interpela… independientemente de quién tenga más o menos
razón…pesos más o pesos menos…votos y plazas…tomas de notas…derechos y
obligaciones contractuales adquiridos…dimes y diretes…acusaciones, quejas,
señalamientos... ¿Dónde queda la universidad? ¿Dónde esos 60,000 proyectos de
vida…de movilidad social…de futuro…de esos alumnos que son la única apuesta
para la viabilidad de un estado que se debate en una agonía lastimosa
socialmente consentida? Hoy prácticamente han perdido no solo un semestre, sino
mucha de su ilusión, de su apuesta por un Michoacán y una universidad que hoy
no les ofrecen certezas de ningún tipo…Un verdadero drama que nadie quieres ver
y que ponen a la Casa de Hidalgo en un verdadera posición de quiebre
institucional, mientras se gasta el tiempo en discutir y tratar de sostener
cuestiones administrativas francamente insostenibles…lo que está en juego es la
propia universidad, su justificación, su razón de ser…su viabilidad actual y
futura como palanca de desarrollo y factor de estabilización y progreso social.
En ese sentido tendría que buscarse la solución.
Reducir el conflicto de la
Universidad a un problema de pesos y centavos y a una reclamación de derechos
adquiridos, cualquiera de las partes que lo enarbole, llámense profesores,
trabajadores administrativos o autoridades universitarias -en las condiciones
actuales- es un auténtico pecado social, un atentado contra los principios de
la universidad pública…significa condenar la Michoacana a la traición
sistemática de sus ideales, a desvirtuar su objeto y razón de ser reduciéndola a una mera agencia de empleo y
prestaciones de carácter público. Representa sin más, un acto de egoísmo y de miopía colectiva de sectores que
anteponen los intereses personales por sobre la institución misma con el riesgo
inminente de reventarla…con indolenci,…condenarla a la prostitución de su
misión.
Esperar que el problema lo
resuelva una Junta de Conciliación y Arbitraje o un juez, en base a conteo de
votos, a la declaración de legitimidad de una huelga o apostar al desgaste o al
rescate por parte de la autoridad federal, además de mezquino anula la
posibilidad de que quienes conforman la universidad de responder dignamente al
reto que supone rescatar parte de su propia esencia.
La auténtica resolución del
conflicto en la Universidad Michoacana implica un cambio personal de todos los
actores involucrados, implica pensar en el “todos institucional” y no solo en
el “nosotros gremial”…implica cambiar…generosidad…rectitud de intención…apelar
a la conciencia y a la grandeza y honorabilidad de todas las partes,
incluyéndonos…reconocer la trascendencia y consecuencia de nuestros actos no
solo en el hoy y en los que estamos, sino en el futuro y en los que vienen y en
los que dependen de ellos y en Michoacán…ahhh… y también en una institución que
a pesar de los pesares sigue aun gloriosamente en pie… ¡Implica muy en el fondo
querer ver más allá!
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