sábado, 25 de julio de 2015

¿Y LOS GIGANTES?


¿Y LOS GIGANTES?

El mundo cambia y avanza a un ritmo vertiginoso. Cuando a nivel macro se habla del chino mandarín como nueva lengua emergente, aquí el inglés se discute como parte del plan de estudios de nuestras normales…cuando los programas educativos internacionales se están enfocando en los niños de kínder para programas de emprendurismo, aquí recortamos el calendario escolar para que los profesores (de escuelas públicas y privadas) se ausenten los últimos viernes de mes… Sin ir muy lejos, en otras ciudades y estados cercanos muy otras son las realidades: infraestructura,  obra pública, planeación urbana…crecimiento.  Si ya lo sé, lo he oído hasta el cansancio, somos un estado previamente endeudado, históricamente problemático…sin recursos…con pavimentos gastados que cumplieron su ciclo vital hace muchos años…la justificación de la herencia. Pero siempre esperanzados en el rescate por parte de la Federación…la justificación de la capacidad.

Es muy  significativo el ambiente en nuestro estado…a veces pareciera que nos obstinamos en ir en sentido contrario a pesar de las evidencias, desconociendo la dinámica global. Resulta más costoso, más cómodo y menos arriesgado hacer las cosas como siempre se han hecho. No hay incentivos para el cambio ni la mejora. Sobrevivir, más que trascender.
No podemos encerrarnos ni aislarnos en nuestras ideas, nuestros hábitos, nuestras maneras de hacer las cosas. Es menester salir, romper la autoreferencia, escuchar. Claro sin traicionar nunca la propia identidad.

¿Dónde están los gigantes que hicieron posibles las grandes proezas, los de las gestas…los que hacían historia? Aquéllos que iniciaban los proyectos más aventurados, magnánimos…hoy imposibles, sin detenerse ante la inmensidad de sus alcances?  Aquellos por los que sus obras hablan aún hoy, porque perduran. ¿A qué se debe que hoy no podamos, o más bien no queramos aventurarnos a obras de gran calado justificados en el falso realismo de lo posible? ¿Es qué los michoacanos de hoy somos distintos?

Hoy, la percepción de atraso, de ese regionalismo –mal entendido-, de la incapacidad al cambio se suma a la percepción de inseguridad  y de vulnerabilidad, cercenando de fondo la pro-actividad y la creatividad ciudadana con la indiferencia gubernamental.

No cabe duda  que el cambio cultural es indispensable. Cómo urge oxigenarse, voltear a otros lados y experimentar y aprender, y equivocarnos quizá, pero volver a intentarlo…no simplemente decir no y dedicarnos a bloquear los esfuerzos e iniciativas de los demás. Pensar en grande…renovarse…atreverse. Aceptando y aprendiendo del pasado, pero orientando las acciones y proyectándolas al futuro. Es la única manera de recobrar la confianza de un  pueblo en sí mismo.

Hoy nuestra realidad vuelve a interpelar para que seamos lo suficientemente generosos, valientes y visionarios para trascender. Reconocer los aires de modernidad que se traducen en progreso y orden. En visiones y  proyectos que no se limitan a rehacer calles y avenidas –por importantes que estas sean-, sino que sueñan con ciudades de primer mundo y con un estado que juegue en las grandes ligas. Es un tema de alturas y convicciones, de actitud…pero también de capacidades.

Es cierto, hay tantas carencias y necesidades históricas que hay que iniciar por lo primero y más básico, pero no podemos quedarnos ahí. Eso supondría permanecer en los mínimos…y los mínimos no son para los que están llamados a ser gigantes.                                                                       



sábado, 18 de julio de 2015

“TRASCENDER LA CRUDA REALIDAD”



“TRASCENDER LA CRUDA REALIDAD”

Inmersos de lleno en un período de confusión caracterizado por el aturdimiento y la complejidad para entender lo que sucede no solo en nuestra ciudad, nuestro estado o nuestro país…sino en la vertiginosa y cambiante realidad  global. Mientras se buscan con agitación y vehemencia nuevos esquemas o paradigmas que permitan procesar el implacable escenario de desorden, de vacío… de cierto caos. De una realidad que de botepronto pareciera que estrecha horizontes y panoramas…donde parece abundar el desaliento y la desesperanza, y al mismo tiempo se apela a la capacidad de transformación. Sí, en medio de eso llamado cambio de época.

El diagnóstico de la realidad y de sus problemas tiene una alta connotación negativa que aumenta  el riesgo de tender al pesimismo. Hoy una labor esencial es generar esperanza e inyectar optimismo en todos los campos sociales a pesar de la crudeza de la realidad. Quedarse en la estadística fría solo invitar al morbo y a la desilusión. Es vital evitar cualquier extremo de fatalismo favoreciendo un análisis objetivo y una respuesta inmanente –trascendente- de los problemas actuales. Orientado nuestra creatividad al futuro, viendo más allá con audacia e ilusión generando propuestas de cómo cambiamos las personas o cómo respondemos ante las circunstancias, que es lo que al final del día está a nuestro alcance y bajo nuestra responsabilidad. Evitando así justificaciones y excusas  que solo atribuyen la responsabilidad a factores externos, olvidando el aspecto personal. Entendiendo que nuestro lugar es aquí y nuestro tiempo ahora… desdramatizando.

Sobre todo en la antesala de fuertes debates éticos en torno a temas delicados, como las uniones homosexuales o la legalización de las drogas, temas que por sí mismos  polarizan y dividen opiniones. Por lo que más que nunca es básico generar un ambiente de diálogo caracterizado por el respeto, la comprensión y la tolerancia mutua. Desterrar todo tufo de imposición. Entendiendo que la causa y la estrategia de las posiciones a favor o en contra son solo el medio, pues la verdad no se impone, se presenta… se desvela.

Ello lleva a un planteamiento basado en el diálogo y en la acogida del otro más que en el contraste y en la mera conquista legal. Pensando en el mediano y largo plazos, renunciando a cualquier urgencia de tipo coyuntural o a la mera autoafirmación. En todo caso el reto es cultural y todo cambio de este tipo implica su tiempo y su espacio… Lo contrario supone atribuir a la ley un carácter ético o moral que hoy ya no tiene en una cultura posmoderna, y a al estado un seguimiento  y responsabilidad que lo supera, y que hoy es puesto en entredicho también como concepto formal.


Ante este escenario es inaplazable abatir el déficit de personas que quieran y puedan ayudar a interpretar, orientar y acompañar en la vital tarea de dar de sentido a la historia…trascendiendo de forma efectiva la crudeza de la mera realidad.


sábado, 4 de julio de 2015

“NECESITAMOS MÁS MIRELES”



“NECESITAMOS MÁS MIRELES”

A propósito de la posible liberación  del emblemático Dr. Mireles, fundador de las autodefensas de la zona de tierra caliente de Michoacán, comparto nuevamente este artículo que publiqué por las fechas de su detención que levantó una cascada de opiniones, declaraciones y puntos de vista… Sigo pensando lo mismo.

Más allá de posiciones o lecturas estrictamente políticas o jurídicas y sin entrar a calificar la ilegalidad o la legitimidad de los acontecimientos (de los que he dejado constancia pública sobre mi postura en anteriores entregas), el ejemplo de Mireles nos deja muchas lecciones valiosas que vale la pena rescatar.

…Valentía para abandonar nuestra zona de confort…convicción para lanzarse contra una realidad con la que no se está conforme, coraje  para rebelarse ante un sistema injusto…decisión para reconocer la necesidad de encontrar un causa legítima por la que valga la pena luchar y entregarse…

…Pero el mal se ahoga con abundancia de bien…nunca compartiendo los mismos medios y caminos…y creo que eso no lo supo ver Mireles…se quedó con el ímpetu y la pasión. Le faltó visión y estrategia, ¡sí!, pero nos enseñó que Michoacán hoy requiere una lectura desde la posición del otro…Que nuestro estado hoy no puede entenderse sin empatía por la tragedia, la necesidad, la aflicción o el gozo de los demás. Para eso se requiere ver al otro en sus problemas, palpar y sentir su realidad…que no basta la teoría…que es indispensable implicarse.

Para entrar en sintonía es necesario unir, compartir, armonizar y orientar correctamente todas las causas legítimas, pero no basta con la simple suma, es necesario aglutinarlas en la que debe ser nuestra causa común que es Michoacán… y en el fondo la respuesta la conocemos todos y es evidente, se ve en la mirada de su gente…justicia social.

La causa de Mireles quizá no sea tu causa, pero sin duda nos interpela a cuestionarnos el alcance de nuestra responsabilidad histórica para cambiar y reconstruir nuestro estado, y eso de suyo es muy valioso.

Veo con tristeza el que en algunos sectores sociales clave (incluso algunos auténticas elites, con responsabilidad) se acepten los paradigmas vigentes como destino manifiesto o se mantengan al margen observando el fenómeno…una realidad que pasa frente a nosotros, difícil de descifrar sin duda, paradójica, surrealista…con temor a decidirse a tomar postura o a jugar la posición que les corresponde…con miedo a pensar que lo mejor está por venir.

Ojalá hubiera más Mireles, que, entendiendo las circunstancias propias del Michoacán de hoy, asuman y reconozcan el compromiso y la importancia de implicarse personalmente en la lucha por su propia causa sin olvidar la causa común de nuestro estado.


…Necesitamos más Mireles en los sindicatos, en las normales, en el gobierno, en las asociaciones sociales, en las empresas…en las universidades…en las casas. Ciudadanos de a pie…hombres y  mujeres que tomen las armas más importantes que tenemos los michoacanos: inteligencia, preparación, prestigio, tesón, nobleza…honra…esfuerzo…dignidad…Necesitamos más Mireles que logren canalizar su indignación o su ímpetu por el cambio por las vías institucionales correctas con el fin de unir, de convocar …de lograr romper la burbuja política o social que nos impide ver y aceptar la realidad que nos aqueja y duele……de entregarse por lograr un estado con mayor justicia social.