sábado, 29 de noviembre de 2014

“¿POR QUÉ LE CUESTA TANTO A LA CEDH ESTAR DEL LADO DE LOS CIUDADANOS?”



“¿POR QUÉ LE CUESTA TANTO A LA CEDH ESTAR DEL LADO DE LOS CIUDADANOS?”

Esta semana ha sido sumamente complicada. El lunes fuimos avisados del inicio de una huelga de hambre por parte de una médico forense que laboró en la Procuraduría del  Estado por muchos años y quien se encuentra inconforme con la resolución de su asunto. Se trata de una de las líderes del movimiento de expolicías y ex trabajadores de la PGJE que fueron despedidos en mayo pasado argumentando que no habían pasado el examen de control de confianza y que presentaron quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Debo aclarar que estoy a favor de la depuración de las policías y corporaciones de procuración de justicia, siempre y cuando esta se dé –estrictamente- dentro de los términos legales y de protección de los derechos humanos.

Gran parte de la debilidad institucional que ahora vivimos se debe a la pérdida de confianza por parte de los ciudadanos hacia sus “autoridades”. Los ciudadanos preferimos no denunciar o no quejarnos por miedo o por desilusión, pero cuando nos hemos decidimos a hacerlo, esperamos respuestas completas y valientes.

Es muy lamentable que se tengan que llegar a estos extremos de arriesgar la propia salud para exigir la reivindicación de los derechos vulnerados…

Los ciudadanos debieran sentirse arropados y protegidos por sus instituciones, eso genera sentido de pertenencia, de respeto y de honor…de autoridad…Eso es lo que realmente se ha roto en nuestro sistema. Que bueno que se propongan reformas estructurales en la materia, sin duda son necesarias… pero no suficientes.

La reconstrucción de México y Michoacán requiere de una sociedad civil fuerte y vigorosa, que exija y que acometa…que transforme culturalmente. Y esa sociedad civil requiere  a su vez, de la institución autónoma -netamente ciudadana- que la defienda y proteja en su esfuerzo… de una auténtica defensoría del  pueblo.

Lo menos que necesitamos en estos momentos complejos es que instituciones que debieran gozar de la confianza ciudadana sean puestas en entredicho.

Falta visión, sensibilidad…pasión… pero sobre todo… ¡humanidad! Ver los procedimientos solo desde su vertiente formal, convierte al ombudsman en un agente del ministerio público, alejándolo de manera definitiva de la figura de defensor del pueblo que debiese constituir.

Esto no quiere decir que todas las causas “ciudadanas” sean legítimas...habrá que tener la capacidad de distinguirlas y en muchos otros casos saber acompañar a los quejosos y con honestidad explicar el alcance de la solución de sus asuntos…sin generar falsas expectativas, pero actuando en justicia y con verdadera rectitud de intención.

En el caso de la Dra. Graciela, no se ha querido ver el fondo…tampoco en el de los expolicías y en el del personal de procuraduría. Más allá de los formalismos, de la complejidad del tema y de las omisiones técnicas de estos procedimientos –que las hay-, debe entenderse que el verdadero drama radica en que la propia comisión demuestre su aversión a estar del lado ciudadano…

¿Por qué le cuesta tanto?... ¿Que no el principio pro persona orienta en todo momento a buscar el mayor bien posible? Debe entenderse que los tiempos actuales reclaman iniciativa…acción. No es necesario que lo pidan los ciudadanos…que esperemos la denuncia y el dato preciso. Si hemos detectado el problema de fondo, abordémoslo… el campo de los derechos humanos, va mucho más allá…no se agota en responder para evitar problemas…sino en resolver para confirmar la dignidad de aquellos que se duelen.

…no son una cifra de casos ni una colección de números, son personas concretas de carne y hueso, con historias de vida y situaciones peculiares… conocer el drama de cerca ayuda a sensibilizar… sino es así, no sé qué lo hará.


La Comisión está llamada a hacer un análisis crítico con toda humildad y objetividad para rectificar en los casos concretos, siendo valiente y congruente. Debe recobrar al ciudadano como razón de ser de su existencia y fin de su actuación…lo contrario supone que la institución ciudadana por excelencia siga dando tumbos y revictimizando… cuando hoy más que nunca se le requiere fuerte y activa para colaborar en la reconstrucción de este Michoacán.


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