viernes, 29 de mayo de 2015

“TANHUATO: APOLOGÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS”



“TANHUATO: APOLOGÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS”

He leído prácticamente la mayoría de las columnas de opinión sobre el tema. Casi todas tienen su parte de verdad. He escuchado también reclamos sobre la percepción ciudadana de que derechos humanos solo defiende criminales…hay testimonios también de mandos militares y de agentes de policía sobre las dificultades en el ejercicio de su función y su real temor a salir mal librados frente a derechos humanos…la constante es en ambos casos un mismo resultado: la inacción por temor…de un lado por represalías  o por desconfianza al acudir a presentar quejas, por el otro por posibles sanciones por el ejercicio de su cargo…

Como michoacano involucrado en los derechos humanos, inmerso en una realidad institucional y gubernamental muy debilitada, en la que incluso hemos vivido una infiltración y confusión entre “buenos” y “malos”, o quien debiera tomar el papel en uno u otro bando… dentro de un escenario de violencia generado por el crimen organizado principalmente encabezado por el fenómeno del narcotráfico que tiene hoy postrado a nuestro estado, Tanhuato me ofrece una lectura un tanto especial.

Por supuesto que deben existir dudas legítimas, es inevitable después del estigma de Tlatlaya. El gobierno mexicano tiene la obligación de dar respuestas claras y contundentes ante el desprestigio y la falta de confianza en el actuar de las fuerzas de seguridad que han sido contradichas por investigaciones periodísticas tirando por tierra las versiones oficiales.

Tendrá que probarse que su actuación se ajustó a los principios de legalidad (previsión expresa en ley), congruencia (utilización de medios adecuados que menos perjudique a las personas y a la sociedad), oportunidad  (actuar inmediato con mejor decisión ante peligro inminente y que no haya más remedio que neutralizar con la fuerza) y proporcionalidad (relación de adecuación entre el medio y el fin).

Pero de ahí a un escenario de duda general y absoluta, constante frente a todo el actuar gubernamental, en nada abona al fortalecimiento de las instituciones que presuponen un mínimo de confianza para mantenerse en pie. Más aún inmersos de lleno en esta lucha frontal contra la criminalidad que tanto ha lastimado a nuestro país y que hoy nos reclama unidad. Lo que se requiere urgentemente es el restablecimiento de esa confianza y la investigación y reparación en su caso, de cualquier posible violación de los derechos humanos. Pero de todos, de los presuntos delincuentes como también de los concretos elementos de las fuerzas federales: policías, soldados, marinos, etc.

Pues lamentablemente son siempre los olvidados y los que para bien o para mal arriesgan su vida en este tipo de situaciones. Debe recordarse que en términos de los mismos documentos internacionales que regulan el uso de la fuerza (Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley emitidos por la ONU), tienen derecho a que se les proteja la vida e integridad, así como se les proporcione el equipo necesario para el cumplimiento de sus funciones, se les brinde atención médica y psicológica y se revisen y mejoren sus condiciones de trabajo buscando un equilibrio en la sociedad y que ésta les brinde su reconocimiento. Punto que no estoy tan seguro se esté valorando en su justa dimensión por la comentocracia nacional.

A estas alturas a nadie conviene exacerbar los ánimos ni arrojar leña a las instituciones que de una u otra manera tienen en sus manos el principal problema y preocupación de nuestro país. Si ha habido y hubo errores y excesos que lleguen a comprobarse en Tanhuato y en otras de sus actuaciones, por supuesto deben castigarse y sancionarse con todo el rigor de la ley…pero por el contrario debe tenerse cuidado de no sembrar dudas que terminen por destruir la poca credibilidad de las instituciones encargadas de la seguridad de México.  

Hoy no podemos meter las manos al fuego por dichas corporaciones, justos pagan por pecadores, y como sostiene Jorge Castañeda, el gobierno perdió su presunción de inocencia por casos como Tlatlaya, Apatzingán y Ayotzinapa. Sin embargo de ahí a minar y estigmatizar su delicada labor hay un trecho infinito…como lo hay entre denunciar y linchar.

Por tanto, a fuerza de ser justos y objetivos es necesario alzar la voz y exigir el esclarecimiento de los hechos por supuesto!, pero sin condenar a priori a uno u otro bando. En todo caso debemos reconocer que estamos hablando de personas, y por tanto todos titulares de derechos humanos, aún y cuando el esquema formal  de protección no jurisdiccional de los mismos, se base hasta hoy en un sistema de eficacia inmediata o indirecta caracterizada por la relación autoridad-ciudadano.


Ojo. La línea es muy delgada y por ahí dicen que la debilidad de los “buenos” es la fortaleza de los “malos”.


sábado, 23 de mayo de 2015

“TAN FÁCIL COMO QUITARSE EL SOMBRERO Y DEJARLO EN LA PUERTA”




“TAN FÁCIL COMO QUITARSE EL SOMBRERO Y DEJARLO EN LA PUERTA”

De que las palabras de Lorenzo Córdoba, consejero presidente del INE fueron desafortunadas, lo fueron. De que encendieron el debate, lo encendieron. Y no podía ser de otra manera. Se trata de una importantísima institución que dadas las condiciones actuales  está llamada a arbitrar la candente contienda electoral en la cual nos encontramos inmersos, y de ahí dependen muchas cosas.

Más allá del análisis sobre el contenido discriminatorio o racista, o al menos políticamente incorrecto, imprudente e insensible , o de la deplorable existencia del espionaje telefónico del que fue objeto, sobre lo que ya se ha escrito suficiente, hay un tema de fondo que debe hacernos reflexionar: la relación entre los espacios públicos y privados. Sí, ese gap que existe entre la vida personal y política y la vida profesional o familiar.

En el sistema político mexicano se ha privilegiado y hasta cierto punto –forzado- una peligrosa separación entre las creencias y la actuación pública. Una especie de incompatibilidad entre ambas esferas que se suponen distintas, autónomas… lo que lleva invariablemente a una especie de rompimiento….de esquizofrenia

Así, al resolver sobre asuntos con alto contenido moral, se exige a los políticos dejar de lado sus convicciones y creencias personales a fin de no sesgar su decisión. Rompiendo de manera importante la integridad de las personas. Ese rompimiento se ha vuelto reflejo característico de un sistema salpicado de simulación y de rigidez.

Lo que sumado a la ausencia de auténticos liderazgos nos tiene donde hoy nos tiene. Justificando situaciones injustificables que ante las múltiples aristas del problema, busca la salida más rápida y menos costosa. Una clase política que no termina de entender que primero se lidera con lo que se es, luego con lo que se hace y en tercer lugar con lo que se manda hacer. Cadena básica de actuación que deriva en verdadera autoridad moral.

Es importante  al menos considerar que como personas no podemos ser compartimentos estancos…que no podemos al decidir, dejar de lado nuestras convicciones como quien se quita el sombrero al entrar a una habitación. Que de nada sirve tratar de hacer mejor al mundo –desde la presidencia del INE o de la responsabilidad que se tenga- si nosotros no mejoramos como personas… Es cierto, no pidamos peras al olmo.

Como sociedad tenemos derecho a pedir mucha más responsabilidad a los líderes o a quienes debieran formalmente serlo….no podemos enseñar ni predicar lo que no practicamos ni creemos. De ahí la oquedad de nuestras instituciones, pues la coherencia implica valentía y esfuerzo, elementos hoy escasos en el sistema político mexicano.


Me queda claro que la crisis actual de nuestro país es una crisis de líderes congruentes y apasionados sinceramente con el bien del pueblo.


sábado, 16 de mayo de 2015

“DE TRADUCTORES CULTURALES Y REMONTADORES”




“DE TRADUCTORES CULTURALES Y REMONTADORES”

Hace algún tiempo escuché hablar del término de traductores culturales en referencia al reto que tienen los líderes y protagonistas de su tiempo para explicar en lenguaje sencillo y asequible las vicisitudes y complejidad de la realidad política y social actual, moviendo a los demás a actuar.

Esos “traductores culturales” que representan a la auténtica generación de transición tienen una  invaluable cualidad para brindar esperanza, ilusión y  para procesar objetivamente los sueños de sus contemporáneos. No se trata ni por mucho de los más poderosos ni de los más preparados, pero sí de los decididos, de los interpelados, de los inconformes…de los que pretender ser coherentes.

Con ese nombre pretende aglutinarse a esos “conductores” o “vectores” que permiten tender puentes, que ayudan a encontrar lo común en lo plural, que logran el entendimiento mínimo, aquellos que por su amplitud de miras y su lectura objetiva y generosa de la realidad pueden –y deben- constituirse en los descifradores y mensajeros…sí, esos línks que permiten el entendimiento entre distintas generaciones, entre partidos políticos y los ciudadanos, entre los intelectuales y los que tenemos coeficiente intelectual promedio…entre los apáticos y los frenéticos.

Sin embargo no aparecen claramente y la pregunta que siempre está en el ambiente es quiénes y cuándo nos ayudarán a salir del atolladero social en el que hoy nos encontramos. Hay poca claridad, pareciera que la confusión fuera generalizada y que se espera la decisión e iniciativa del otro.

Las grandes hazañas y gestas heroicas de remontadas deportivas, militares y sociales, las verdaderas “hombradas”, nos parecen –en nuestro caso- ajenas y hasta cierto punto inalcanzables.

Hoy más que nunca se requiere de la decisión y participación de muchos para transformar la realidad. Para impactar el mundo de los referentes. Ahí donde debiera haber ideas claras, objetivos, rumbo…líderes. Y que hoy son escasos. Y donde existe obstinación y una falsa ilusión en que las leyes y las grandes reformas estructurales y las meras políticas públicas nos llevarán a cambiar… No bastan las leyes sino existe el espíritu y la cultura para aceptarlas y cumplirlas.


No hay más…la misión de auténticos traductores culturales implica iluminar los pasajes oscuros -en los cuales está siempre latente el peligro de precipitar- con plena convicción de que los tiempos pasados no fueron mejores porque no son los nuestros… Así entendidos, deberán constituirse invariablemente en auténticos “remontadores” del statu quo.


sábado, 9 de mayo de 2015

“HACER QUE LAS PERSONAS QUIERAN”



“HACER QUE LAS PERSONAS QUIERAN”

A propósito de mi columna anterior (“Aturdidos”. Diario Provincia, Michoacán 02/05/2015) recibí el siguiente comentario: “Me parece muy bien lo que escribe, pero eso ya lo sabemos todos! Mejor escriba cómo vamos a solucionarlo y sobre todo qué hacen los personajes de influencia como usted y como muchos otros para poner un granito de arena, porque sinceramente no lo veo!”

Reconozco que no es la primera vez que me lo dicen. A decir verdad cada vez es más constante. Hay una necesidad y una añoranza de cambio pronto. La situación compleja revive la tensión eficacia-fondo-tiempo…el tiempo apremia y al mismo tiempo limita. Inevitable necesidad de revisar el compromiso y la responsabilidad para incidir eficaz y positivamente.

Tiene toda la razón la lectora! Denunciar y describir la realidad no basta -aunque algunos todavía se nieguen a aceptarla-. Es necesario pasar a la acción para transformarla. La crisis por la que atravesamos va más allá del aspecto social y político, atañe a la persona misma y a su forma de relacionarse en comunidad, y por tanto el cambio es de índole cultural y trascendental.

Para ello no hay recetas infalibles ni soluciones generales. La respuesta dependerá del compromiso de cambio que cada quien asuma frente a una realidad que constantemente nos interpela. Sí, es indispensable que todos sumemos esos “granitos de arena”, pues efectivamente hay mucho por hacer y en el conjunto parece no verse ni destacar…es el heroísmo de la cotidianidad que parte de reconocer que los frutos no serán inmediatos pero la entrega a esa tarea sí que debe ser constante.

Creo que hoy, especialmente a quienes pretendemos generar opinión pública o a los que tenemos una responsabilidad en los organismos autónomos o intermedios de la sociedad civil nos corresponde construir un auténtico diálogo que, además de señalar y denunciar con energía lo que hay que corregir- , permita suministrar los instrumentos intelectuales y  morales para que cada uno sea capaz de hacer el bien por propio convencimiento. Eso implica encontrar y resaltar las cualidades de todos, apelando al cambio con incansable sentido positivo y respetando absolutamente la libertad del que piensa distinto…

Implica formar un clima de confianza con la seguridad que da el saber que la expectativa de los demás en relación a nuestro propio comportamiento funcionará como motivación de nuevas acciones.
Implica motivar, mover, testimoniar…plantear….abrir nuevos horizontes y plantear nuevos retos llenos de sentido.


Por supuesto que un planteamiento así resulta claramente contracíclico -por no decir contracultural- sobre todo ahora que la lógica político-electoral imperante nos inunda de soluciones falaces y diagnósticos superficiales e incompletos que pretenden presentarse como vías de fondo para resolver los complejos retos a los que nos enfrentamos.… Sin duda la respuesta pasa por reconocer que no sólo es un trabajo de brazos sino de auténtica provocación. Sí, de esa provocación que a base de abrir horizontes y plantear nuevas posibilidades vitales genera y motiva un proyecto común del cual sentirse parte como entusiasta protagonista…Tremendo reto eso de hacer que las personas quieran.


sábado, 2 de mayo de 2015

“ATURDIDOS”


“ATURDIDOS”

Qué México y Michoacán han cambiado y están cambiando a un ritmo vertiginoso nadie puede negarlo. Lamentablemente no siempre para bien. Como sociedad y comunidad hoy afrontamos una coyuntura que conjuga un cambio de época y la colisión de los paradigmas vigentes. Rápidamente quedan atrás a manera de glorias nostálgicas los recuerdos de nuestro pasado. Se deja una parte de nosotros, pues añoramos en cierto sentido, lo que se ha ido y no entendemos lo que pasa hoy…hay aturdimiento.

Cada vez cuesta más identificarnos…los hechos se suscitan como avalancha incontrolable, las noticias más bizarras, más trágicas. Los sinvergüenzas y corruptos más desinhibidos, los ignorantes encumbrados y aplaudidos…cobardes, muchos y al frente.

Una realidad bronca, violenta, destructiva…con rostro de horda incontrolable, irracional, de muerte y miedo…intolerante…sin visión ninguna…rastrera. Corrupta y sucia, indigna…mísera y cobarde y encima tibia. Una realidad que minimiza, que aplasta y que coarta todo sueño y esperanza, pero que al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una mayor entrega, de crecimiento, de confirmación de ideales, vocaciones y compromisos.

Es urgente entender la realidad y asumirla con resolución, valentía y absoluta verticalidad. Nos interpela y espera respuestas vitales…Minimizarla o transigir con ella implica que cada día nos reconozcamos y nos comprendamos menos nosotros mismos. Es indispensable entender que si no la apuntalamos en paradigmas firmes que evidentemente tiendan a la modernidad, pero que reconozcan la base de historia, de legado y de dignidad propia, la estructura social colapsará sepultando nuestra identidad.

Me preocupa la ausencia de líderes, de referentes, de rumbo y de sentido, pero me angustia la falta de sentido común y el acostumbramiento a un nuevo paradigma y una nueva realidad que para nada identifico con mi país...a la que de manera absurda, cobarde y comodona, hoy nos estamos adaptando.

Son muchos los problemas y retos de fondo que tenemos enfrente, y para estar en condiciones de afrontarlos debemos tener claridad absoluta de los fines y de los objetivos, pero sobre todo una inquebrantable rectitud en nuestras intenciones. Hoy es preciso despertar!


·        *  El autor es consejero de la CEDH y presidente de USEM Morelia.