“EL DERECHO DE LA
MAYORÍA A LA TRANQUILIDAD”
De nueva cuenta el recurso al bloqueo. Lo más doloroso es que
se trata del pueblo contra el pueblo, contra sí mismo…parcial y sectario pues
busca a toda costa hacer notar solo la propia causa a pesar de la ajena…del
otro.
En el fondo la normalización del
rompimiento de las vías y canales de
comunicación…Ejemplo lastimoso de catarsis social a problemáticas que de a poco
se vuelven pretextos y banderas y sistemas que permite que el que grite y
amedrente más haga valer su voluntad. Cada vez buscando el mayor daño y
afectación…la tensión y la desesperación afloran. La paciencia se agota y ante
la falta de garantías y de autoridad que haga valer y restablecer el orden y la
ausencia de justicia, los riesgos de procurarla por propia mano ante la
impunidad son muy grandes.
La lucha social –muchas veces justa- se
deslegitima con prácticas que privilegian una posición, un interés…quizá un
derecho, pero nunca su correlativo deber. Y encima golpea y chantajea, paradójicamente
en la búsqueda de justicia pisotea sus cimientos, apelando al respeto a la
tolerancia y a la pluralidad…termina por ser radical y sorda ante las
posiciones de los otros francamente mayoría.
Mientras tanto la autoridad
ausente, ida…por impreparación de los de a pie y por cobardía y por complicidad
simplona de los que debieran ser responsables del bien general… de aquellos
llamados a generar la estabilidad y
seguridad propia del orden…De ese bien común que toda la sociedad está llamado
a promover y construir y del que el Estado tiene una obligación principalísima
y que requiere esencialmente de una paz social verdadera…no simulada ni
mercantilizada en una minuta o en la prebenda que será el motivo futuro de la
nueva confrontación y así, una y otra vez… siempre, de manera consuetudinaria… costumbrista….
resignada y tolerada… asumida como irremediable como justificación ante la
falta de creatividad.
Hoy en México y en Michoacán se hace necesario levantar
la voz para que la autoridad actúe haciendo respetar la ley. Y al mismo tiempo
recordar que nos necesitamos unos a otros, reconocer que somos producto de una
historia que a pesar de todo se conserva y que debemos transmitir…convencernos de
preservar nuestra identidad… Y que sí, debemos exigir ante la pasividad del
estado, pero por otro lado suplir esa omisión redoblando los esfuerzos desde la
propia sociedad civil para recuperar los vínculos comunes, pero no rompiéndonos
ni usándonos como rehenes entre nosotros.
…Hace falta recordar que tenemos
una responsabilidad por y con los demás…
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