“INACEPTABLE ANTEPONER LA
RELIGIÓN A LA EDUCACIÓN”
Fuerte, sin
duda muy fuerte la frase que da lugar al título de este artículo y que tomo de
las declaraciones que el día de ayer hiciera el Dr. Narro, Rector de la UNAM,
al referirse al conflicto social de la comunidad de la Nueva Jerusalén en
Turicato, que ha puesto de nueva cuenta a Michoacán en la palestra nacional.
En primer lugar, me parece habría
que poner las cosas en contexto para tener más claridad respecto a un tema
sumamente complejo. La frase de Narro presupone un conflicto o colisión entre
dos realidades o derechos, por un lado la religión (libertad de creencia) y por
la otra la educación, lo que implica una cierta incompatibilidad y un juicio de
valor sobre la importancia o preminencia de una sobre otra, o al menos, da a
entender la imposibilidad de su coexistencia de manera simultánea.
Debo decir que, independientemente de que
considero no existe antagonismo alguno entre ambos derechos, sino más bien una
relación de complementariedad de los mismos, en la que la libertad religiosa se
constituye como la base y razón de ser de las demás libertades como el derecho
a la educación, el caso de la Nueva Jerusalén
no se constituye como un problema entre ambas esferas. Más bien creo que
se trata un problema de estricta legalidad y de restablecimiento del estado de
derecho por parte de la autoridad, que debe garantizar el orden de inmediato.
Es un asunto en el que un grupo
de personas que no teniendo siquiera el reconocimiento
como una asociación religiosa y aduciendo argumentos de diverso tipo (la
justificación de los motivos, cualquiera que éstos sean son accesorios), impide
que otro grupo tenga acceso a los servicios educativos brindados por el estado.
Es un choque entre un comportamiento y la ley, pues no se justifica que nadie
esté por encima de la misma, situación ante la que el estado tiene que actuar
con mucha prudencia y firmeza…no es un asunto fácil, pues en el fondo se
requiere garantizar la legalidad y al mismo tiempo la gobernabilidad y la paz
social que es una solución a mediano y largo plazo.
La afirmación del rector sigue
una lógica reduccionista y estatista, un tanto chata del concepto de educación, pues da por sentado
un monopolio de la educación por parte del estado, que deja fuera toda la
realidad de la educación privada del país y de entrada desconoce temas tan
importantes como la responsabilidad originaria
de los padres en la educación de sus hijos, el respeto a la libertad de
conciencia, el principio de subsidiariedad, entre otros muchos que configuran
este difícil tema.
No es que se anteponga la
religión a la educación… la educación nunca es neutra ni representa un elemento
químicamente puro, va siempre ligada a un referente ideológico, pues por
definición y de manera integral, la educación se propone la formación de la
persona humana en orden a su fin último y al bien de la sociedad a la que
pertenece, es decir, hace referencia invariablemente a la naturaleza completa
del hombre…y eso se quiera o no, implica considerar la dimensión espiritual y
religiosa que es aquella a partir de la cual se mide toda la grandeza de la
cultura humana. Por lo que siendo el hombre el primer sujeto de la
cultura…siendo su objeto y su fin, erigiéndose en lazo fundamental entre la
religión y la cultura, la educación tendrá siempre una inclinación que
dependerá del concepto de persona que se tenga.
Creo con toda seguridad que hay
muchísimas cosas más verdaderamente inaceptables –que incluso hemos “aceptado”
como sociedad y que en Michoacán conocemos perfectamente bien- que se anteponen
en realidad al desarrollo de la educación…la religión (cabalmente entendida e
incluso jurídicamente reconocida) no es una de ellas.
No tengamos miedo de superar
prejuicios históricos para retomar una modernidad que implica pluralismo y
entender los nuevos tiempos, en los que el concepto de laicidad debe ser
distinto al de amoralidad o irreligiosidad…en los que deben reconocerse
claramente los límites a la intervención del estado, aceptando su carácter
instrumental, ya que siendo el individuo
anterior a él, el estado mismo existe para tutelar los derechos del
hombre y no sofocarlos. Incluso la tendencia actual va más allá, a que el poder público, atendiendo la justicia distributiva
procura asignar las ayudas públicas de forma que los padres puedan escoger con
libertad absoluta, según su propia conciencia, las escuelas cuyo ideario o
educación moral –incluso religiosa- mejor responda a sus convicciones…por eso las
declaraciones del rector Narro me parecen no corresponden al pensamiento moderno y progresista que de él se espera.
Por cierto, tenemos pendiente en
nuestro estado desde hace unos años el tema de la Ley de Educación, ¿no es
momento ya de comenzar su debate y socialización?
http://agcussi.blogspot.com