RES PUBLICAE
“REPLANTEAR LOS BÁSICOS PARA
REFRENDAR LAS CONVICCIONES: EL PAN Y LOS DERECHOS HUMANOS”
En una
estricta lógica relativista, si los comportamientos sociales vienen
determinados por los hechos y las leyes son el resultado de cierta mentalidad dominante
expresada en el consenso y en el acuerdo de las diversas posturas, los derechos
humanos se reducen a una mera opción humana más, que sería tan legítima y tan
válida legal y moralmente como su
contraria. Es la paradoja del relativismo que se funda en un absoluto con el
que se explica la igualdad de todas las posturas y de todas las concepciones en
torno a la interpretación del hombre y de la sociedad. Por tanto, si no hay un
deber ser objetivo, no puede condenarse en defensa de los derechos humanos
ninguna conducta, ley, sociedad, estructura, ningún régimen jurídico ni
gobierno alguno.
Ante ello es fácil percatarse del
peligro del vaciamiento de contenido de los derechos en una sociedad pluralista
en la que se desconocen referentes válidos y objetivos y en la que todo queda
reducido a fuerzas sociales o a las conciencias de los individuos.
En consecuencia, si se vacía de
contenido ideológico al hombre, no será raro después caer en posiciones que
basadas en una supuesta “legitimidad democrática”, generen y justifiquen
auténticos antiderechos (“despenalización de drogas democrática”, “aborto
democrático”, “eutanasia democrática”, etcétera, etcétera).
De ahí la importancia del
compromiso con una ideología, sobre todo de marcado corte humanista como la del
PAN, que como antídoto -a través de su promoción y vivencia- permite dotar de
contenido las acciones y decisiones personales e institucionales.
Ante este escenario, se requiere
un esfuerzo por volver a lo básico, a lo seguro, a los referentes…tener ideas
claras…retomar lo que justifica a ese partido y los hace únicos. Solo así
lograrán adaptar exitosa y eficazmente el partido a las circunstancias actuales
de nuestro país.
En una época de turbulencia
moral, política y social como por la que atraviesa México, los derechos humanos
y la libertad deben reivindicarse no solo teóricamente sino también de manera
práctica. Esto implica un serio compromiso por parte de los panistas para
recuperar, replantear –en clave posmoderna, con creatividad- y llevar a la práctica
de manera congruente, los principios básicos de su doctrina. El reto es en
definitiva, que logren abrirse a ellos mismos y a la sociedad, nuevos
horizontes vitales con base en los conceptos básicos del humanismo que dicen
profesar.
Solamente así, mediante acciones
y hechos concretos, vividos día a día, política pública a política pública, ley
a ley, lograrán reconquistar la confianza en favor del bien común, camino único
para el respeto de la libertad que es servicio a la paz que reclama nuestra
patria.
Esta crisis de la verdad y de la
realidad es ante todo una crisis propia de los derechos humanos. La vigencia de
estos guarda una íntima relación con la paz y la democracia, al ser un medio
idóneo para encauzar una auténtica libertad. Sin derechos humanos no hay
democracia y sin democracia no hay paz. Aquí otra gran paradoja de nuestra
época: vivimos en el tiempo de los derechos pero cada vez con menos justicia y
paz.
Eso debe llevar a los panistas a
pensar y a plantearse en conciencia la responsabilidad personal e
institucional frente a la situación del
sistema democrático de nuestro país, ya que una sociedad que rehúsa a sus
integrantes la facultad de participar en la vida pública ya sea por acción u
omisión, incluso cuando desalienta la participación por decepción o
incoherencia, niega a los hombres su libertad.
El hacerlos realmente libres implica al mismo tiempo hacerlos más
conscientes de las exigencias del bien común…más responsables.
¡Eso es replantear los básicos
para refrendar las convicciones… real compromiso con la libertad y los derechos
humanos que en estas circunstancias se espera de los panistas!
http://agcussi.blogspot.com
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