“LA UNIVERSIDAD ES ELLA Y SU CIRCUNSTANCIA Y SI NO LA SALVAMOS NO NOS
SALVAMOS A NOSOTROS…TODOS SOMOS NICOLAITAS”
Debo reconocer
que desde el primer día en que puse un pie en la Universidad Michoacana, la
“Casa de Hidalgo” me cautivó completamente, quedé “prendado”. No sé si fue la
majestuosidad de su historia o la inmensidad de su legado, o la magnanimidad de
sus primeros alumnos, o la universalidad de su espíritu, o la democracia de su
pluralidad, o la nobleza de su fin, o la
esperanza de sus alumnos actuales…o de los futuros…quizá todo al mismo tiempo.
La Universidad Michoacana forma
parte crucial de la historia de nuestro estado y de nuestro país (y estoy
seguro de que lo seguirá siendo), representa sin duda una enorme institución
que se configura como una oportunidad –quizá la única- para una verdadera
movilidad social de gran calado. Su matrícula de cerca de 60,000 alumnos (que
representa casi el 50% de la matrícula de educación superior en el estado), su
cobertura regional (pues el 21% de sus alumnos provienen de otras estados) y su
segundo lugar nacional por el porcentaje
de sus programas de posgrado de calidad, dan cuenta del impacto y
capacidad de influencia en la formación de miles de michoacanos y mexicanos.
Soy un fiel convencido de que
este estado solo podrá salir adelante a través de la educación, y la función de
la Universidad en este rubro no solo es importante, sino esencial. Observar su actual situación da razones para
el desánimo y la desilusión (¿Cuándo
dejamos de pensar en grande?), pero al mismo tiempo permite descubrir que más
allá de los problemas, los períodos de crisis logran hacer florecer lo mejor de
las personas. Los auténticos nicolaitas nos lo han demostrado en estos días, al
impartir y recibir clases en donde les sea posible…ahora hay que impregnar al
resto.
No desconozco la complejidad de
su problemática, pero tampoco la posibilidad de apelar a un cambio y un
levantamiento de miras de todos los involucrados. La universidad no es solo un
conjunto de ladrillos y edificios, auditorios, aulas… sino una noble institución
conformada por personas con muy diversos intereses, que es preciso armonizar
(siempre y cuando sean legítimos y válidos). En el fondo, la apuesta
fundamental debe ser por las personas que son quienes dan vida y razón de ser a
la institución.
¿Por qué no unirnos para
construir? Para sumar todas las voluntades en aras de mejorar y fortalecer la
institución, en lugar de destruirla…de desvirtuarla. Es preciso cambiar los
paradigmas y unirnos para apostar, para crecer…no para destituir.
La Universidad necesita hoy
nuestro apoyo y compromiso…necesita cosechar urgentemente lo que durante tantos
años ha sembrado y a lo que continuamente ha apostado: nuestra ilusión…nuestro
talento…nuestra generosidad…nuestra
honestidad…nuestra sensatez…nuestro reconocimiento.
Más allá de posiciones
ideológicas, políticas o de interés personal o laboral…es preciso pensar
nuevamente en grande… y acometer y actuar en consecuencia.
Es imprescindible recordar a
todos los involucrados en el tema de la universidad, los principios de
identidad nicolaita que la sustentan, sostienen y definen. Pareciera que en la
práctica, los hemos olvidado, o que al menos, la batalla del día a día los ha
desdibujado.
La Universidad es ella y su
circunstancia, y si no la salvamos a ella no nos salvamos a nosotros… La
Universidad somos todos: alumnos, moradores, maestros, directivos, empleados,
proveedores, empresarios, investigadores, y la sociedad michoacana que se
beneficia de su quehacer de formación e investigación, y el Consejo
Universitario, y el sindicato, y la rectoría… su circunstancia y realidad bien
conocidas: la apatía, la indiferencia y el utilitarismo son sus principales
enemigos.
Para salvarla se requiere, el
compromiso de todos… del Gobierno del Estado: esfuerzo extraordinario para
liquidar los 827 millones de pesos que le adeuda por concepto de recursos
pendientes de este y el anterior ejercicio, así como el respectivo convenio
de gratuidad… de los diputados (locales
y federales): presencia y negociación permanentes y efectivas para lograr
direccionar recursos vía los presupuestos públicos, así como presión ante las
autoridades educativas federales a fin de lograr aumentar (y nivelar al
promedio de inversión nacional) de $38,000 a $50,000 el subsidio federal por
cada estudiante matriculado…del sindicato de empleados: actitud generosa, sensata y honesta para
concretar reformas de fondo como la modificación al régimen de pensiones y
jubilaciones (cuyo monto para este año equivale al 23% el presupuesto total de
la UMSNH), la regularización de plantillas laborales…de los estudiantes,
profesores: fidelidad, lealtad, compromiso y gratitud…de los moradores de
albergues estudiantiles: disposición y respeto…y de toda la sociedad
michoacana: reconocimiento e involucramiento.
Es momento de que –con “armonía”,
en “lazo fraterno” y en “paz”- cediendo lo que cada quien deba ceder, nos
unamos para rescatarla y apostarle con generosidad y sensatez a su viabilidad
para hoy y muchos años más. No hay de otra.
Finalmente y de acuerdo al lema
universitario, todos debiéramos ser
héroes de su cuna o, al menos,
pensadores y …hacedores de esa gran pluralidad que constituye el crisol de
la Máxima Casa de Estudios. ¡Todos somos nicolaitas!
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