jueves, 15 de noviembre de 2012

“¿CAMBIO SOCIAL?... SOLO CON CIUDADANOS DIGNOS”


 
“¿CAMBIO SOCIAL?... SOLO CON CIUDADANOS DIGNOS”

Motivo de reflexión para un grupo de amigos la semana pasada fue el comentario que hiciera un destacado empresario y  líder social durante su visita a Morelia, quien a algunos años de distancia de su última estancia en estas tierras michoacanas increpaba a los presentes, “¿dónde han estado los ciudadanos  michoacanos y morelianos todo este tiempo para haber permitido que los problemas de la entidad y de la ciudad (deuda pública, violencia, nivel educativo y de competitividad, servicios públicos, etc.) hayan crecido hasta estos niveles?... La pregunta era tremendamente demoledora… absolutamente evidente… ¿Dónde estamos los ciudadanos?, ¿somos lo suficientemente “ciudadanos” para lograr el cambio que requerimos?... ¿estamos a la altura de las circunstancias?... ¿Nuestro deber ciudadano se agota en el cumplimiento de la ley?... si es así…la caída sería mayor.

Ante cuestionamientos de este tipo no podemos argumentar desconocimiento… En el fondo todos sabemos y tenemos una idea casi innata de lo que un ciudadano debe ser y hacer… “Yo no sé hacer  ni trajes ni leyes, ni reglamentos, pero sí puedo saber, con mi conciencia moral y mi sentido común, cuales me quedan bien” (Ihering)…en el caso de la ciudadanía es lo mismo…

¿Entonces qué ha pasado?...

Muchos explican ese fenómeno por la carencia de cultura cívica de los mexicanos, sin embargo creo más bien que esa posición solo responde a la idea reduccionista del civismo que lo ha definido como mera obediencia formal a las leyes.

Es un hecho que el orden social se basa en la expectativa del cumplimiento mayoritario no coactivo del derecho, y no en la máxima generalización de las presiones.

Sin duda, el orden jurídico es necesario, pero no suficiente para la plenitud de la vida ciudadana. La vigencia práctica de las leyes depende de la calidad moral de los ciudadanos. Las instituciones son reflejos de sus ciudadanos.

Si queremos una ciudadanía y una sociedad fuerte, requerimos que nosotros como sus miembros, seamos ciudadanos fuertes…y eso solamente se logra fundamentado nuestro actuar en valores cívicos que se adquieren, fomentan, fortalecen y ponen en juego día a día.

No se es buen ciudadano solo cuando se acierta el día en que se eligen a los representantes políticos, sino cuando se practican las virtudes democráticas y ciudadanas todos los días del año.

Por tanto, el cumplimiento de las leyes representa el nivel más básico en que puede situarse un ciudadano. Un buen ciudadano no se contenta ni se limita a ello,  va más allá hasta asumir de modo consciente su posición y responsabilidades como tal… implica tomar una opción personal y fundamental que marca una dirección que afecta la propia vida…supone adoptar valores en lugar de satisfacciones como el criterio que rige nuestras decisiones.

De dentro de la conciencia nace el respeto al derecho. Si la vida interior de la conciencia es débil, no se respetarán en sí mismas las leyes como medios para alcanzar el bien común, sino a lo más, se dará la observancia externa por miedo al castigo y en la medida en que sea eficaz la fuerza coactiva. Precisamente este es el argumento que explica el por qué los mexicanos que tiramos basura en nuestro país o violamos permanentemente el reglamento de tránsito, no lo hagamos tan solo cruzar nuestra frontera con Estados Unidos y nos convirtamos de un momento a otro en escrupulosos cumplidores de la ley.

Por tanto ser y saberse un ciudadano digno significa decidirse a emprender un camino que implica cierta ruptura con el ambiente dominante, con decisión y ánimo constante de convencer a los demás con el propio ejemplo y con mucho sentido común

 …Implica en nuestro caso concreto en México y Michoacán, no solo estar convencido de la necesidad de un cambio social…sino de prepararse a ese cambio, haciéndose dignos de él.

 


@agcussi

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