“ES
LO QUE HAY”
De manera atinada
y con buen juicio, un buen amigo, a quien respeto y admiro mucho, me hacía
reflexionar que de nada vale justificarse, desentenderse, ni mucho menos
<achicarse> o resignarse en el aspecto personal ante la complejidad y
dimensión de los problemas que como sociedad actualmente nos aquejan. Sino todo
lo contrario, más bien debe ser el momento de crecerse ante la adversidad, de
redoblar esfuerzos, <subir el periscopio>, ser más ingeniosos y entregar lo mejor de nosotros mismos, ¿si
no es ahora – que es cuando más se requiere- entonces cuándo? Debo admitir que
no me dejó salida alguna. La tentación a la justificación es muy grande, ya que
tendemos casi instantáneamente a encontrar causas culpables de manera externa,
o al menos a responsabilizar a los demás de nuestras desgracias ya sean estas
personales o colectivas. De nueva cuenta su respuesta fue contundente, ¡es lo
que hay!...recursos, situaciones, circunstancias, características, nivel,
compromiso, personas… y con eso hay que cambiar la realidad.
Coincido
con los que señalan que el problema neurálgico de nuestro país y de nuestro
estado es que no logramos procesar los acuerdos y los cambios
satisfactoriamente, el sistema no está hecho para eso. No hemos tenido el
coraje, la visión, la honestidad y sobre todo, la generosidad de aceptar
nuestra realidad y por consiguiente el compromiso que tenemos en el logro de
los cambios que México y Michoacán reclaman.
Debemos
empezar por situarnos en nuestra propia realidad…reconocerla y aceptarla, y
desde ahí recuperar la vía del sentido común. Sí, por supuesto que es doloroso,
para nadie es atractivo reconocer sus errores y sus miserias, lo que pudiera
generar desánimo, máxime si hablamos a nivel general o comunitario. Sin embargo es un punto de partida
fundamental en el camino por salir del bache socio-político en el que nos
encontramos como sociedad. Creo que asumir esa postura constituye una posición
objetiva y realista que no pretende caer en la conformidad ni en la justificación,
sino reconocer la urgencia de colaborar de manera personal al cambio de una
realidad que a nadie convence.
Es necesario retomar la vía de la sensatez,
del esfuerzo y de la esperanza por conseguir un mejor futuro, confiar
nuevamente en nosotros en que podemos hacer las cosas. Lo que no debemos
permitirnos es acostumbrarnos a una realidad que no nos gusta, de fracaso,
violencia y frustración… Los momentos de crisis –como el actual- son
oportunidades valiosísimas para aflorar lo mejor de nosotros mismos y ponerlo
al servicio del bien común. El llamado aplica para todos: empresarios,
políticos, partidos, sindicatos, maestros, alumnos, empleados…en el fondo todos
somos ciudadanos y por tanto corresponsables de nuestro propio destino común…
Hoy por hoy este es un tema de responsabilidad social frente al enorme reto que
nos lanza la delicada situación que vivimos.
Somos
los que estamos y no hay más, esto es lo que hay… y con eso tenemos el
compromiso enorme de sacar a flote a nuestro estado y nuestro país. Es el
momento de demostrar la talla de que estamos hechos.