viernes, 22 de noviembre de 2013

"¿ESPERANZA?... ¿EN QUÉ O PARA QUÉ?"


 
¿ESPERANZA?... ¿EN QUÉ O PARA QUÉ?

La esperanza no es solo importante sino necesaria e indispensable, más aún en los tiempos actuales en los que el escenario de la realidad luce sombrío en casi todos los ámbitos de nuestra vida: violencia sistemática creciente, desinterés y desconfianza en las relaciones sociales y en sus instituciones básicas, situación económica estrecha, endeudamiento, ineficacia, incongruencia y los etcéteras que ya conocemos y que nos retratan una realidad no del todo optimista.  

Una sociedad que cae en la espiral del pesimismo colectivo y cede ante la tentación del desánimo, se convierte en una sociedad derrotada, cansada, frustrada, sin ilusión por el futuro. En cambio una sociedad que lucha –lo que no siempre significa que triunfa o que logra lo que se plantea- se mantiene vigorosa y en forma para enfrentar los más grandes problemas que se le presenten, por grandes y complejos que parezcan.

La pregunta de fondo será siempre ¿cómo inyectar ese ánimo e ilusión en un ambiente sistemáticamente bombardeado –las más de las veces de manera injusta o con poca objetividad- para ir en el sentido contrario?  Sin duda no es una respuesta fácil, pero que estoy convencido depende del compromiso y del esfuerzo de cada uno de nosotros.

Luchar por esa esperanza es una obligación y un compromiso no solo del gobernante que vela permanentemente –en teoría- por el bien común, sino principalmente es una tarea que debe irradiar  de los ciudadanos. Paradójicamente somos los ciudadanos los que debemos mantener la ilusión encendida a fin de calentar el ambiente y  lograr mover a la autoridad a que realice su labor de manera correcta. Somos nosotros los que debemos poner el ejemplo con los nuestros a fin de convencer y arrastrar a los demás a ir en esa dirección.

…¿Esperanza en qué?... Esperanza en que podemos resolver nuestros graves problemas, siempre juntos, ya basta de divisiones y falsos antagonismos… Michoacán requiere ciudadanos comprometidos, convencidos, con esperanza en que las cosas pueden ser mejores y que a pesar de los pesares nos morimos en la raya… esperanza en nosotros mismos para que nos convenzamos de la importancia de no quedarnos callados ante la injusticia y la impunidad

…¿Esperanza para qué?... Esperanza para que encontremos formas de crítica y de participación auténticamente ciudadanas… respetuosas, positivas, que muevan a los demás a imitar nuestro ejemplo y a seguirlo… esperanza para reconocer que falta mucho por avanzar, pero que el objetivo se construye con el esfuerzo de todos los días…esperanza para evitar caer en posiciones fatalistas…. Esperanza para reconocer que la grandeza de los michoacanos es mayor a cualquier adversidad…esperanza para seguir luchando a pesar de que pareciera que nos estancamos.


Vale la pena reflexionar cómo nuestra actitud personal tiene una repercusión importante que se refleja invariablemente en la realidad de nuestra comunidad.  En el fondo las instituciones y el gobierno de cada sociedad son un fiel reflejo de cada uno de los miembros que las conforman. De ahí que el cambio personal se presente como un requisito indispensable para lograr un auténtico y profundo cambio social.

Esperanza para que nos propongamos ser más optimistas, más participativos y más comprometidos con todo lo que sucede y afecta a nuestra comunidad… Para que ese esfuerzo se vea reflejado en nuestro quehacer diario a pesar de que la “realidad” quiera empeñarse en ir en sentido contrario…esa es la verdadera esperanza .  No aquella falsa y ñoña <esperanza>, que pretende negar la cruda realidad, sino aquélla que a partir de un diagnóstico realista y objetivo de la misma, nos mueve a convencernos que las cosas pueden y serán mejores gracias al esfuerzo y compromiso que cada uno de nosotros adquiramos en las diferentes tareas que realizamos.
 
 

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