¿ESPERANZA?... ¿EN QUÉ
O PARA QUÉ?
La esperanza no es solo importante sino necesaria e
indispensable, más aún en los tiempos actuales en los que el escenario de la
realidad luce sombrío en casi todos los ámbitos de nuestra vida: violencia sistemática
creciente, desinterés y desconfianza en las relaciones sociales y en sus
instituciones básicas, situación económica estrecha, endeudamiento, ineficacia,
incongruencia y los etcéteras que ya conocemos y que nos retratan una realidad
no del todo optimista.
Una sociedad que cae en la
espiral del pesimismo colectivo y cede ante la tentación del desánimo, se
convierte en una sociedad derrotada, cansada, frustrada, sin ilusión por el
futuro. En cambio una sociedad que lucha –lo que no siempre significa que
triunfa o que logra lo que se plantea- se mantiene vigorosa y en forma para
enfrentar los más grandes problemas que se le presenten, por grandes y
complejos que parezcan.
La pregunta de fondo será siempre
¿cómo inyectar ese ánimo e ilusión en un ambiente sistemáticamente bombardeado
–las más de las veces de manera injusta o con poca objetividad- para ir en el
sentido contrario? Sin duda no es una
respuesta fácil, pero que estoy convencido depende del compromiso y del
esfuerzo de cada uno de nosotros.
Luchar por esa esperanza es una
obligación y un compromiso no solo del gobernante que vela permanentemente –en
teoría- por el bien común, sino principalmente es una tarea que debe
irradiar de los ciudadanos. Paradójicamente
somos los ciudadanos los que debemos mantener la ilusión encendida a fin de
calentar el ambiente y lograr mover a la
autoridad a que realice su labor de manera correcta. Somos nosotros los que
debemos poner el ejemplo con los nuestros a fin de convencer y arrastrar a los
demás a ir en esa dirección.
…¿Esperanza en qué?... Esperanza
en que podemos resolver nuestros graves problemas, siempre juntos, ya basta de
divisiones y falsos antagonismos… Michoacán requiere ciudadanos comprometidos,
convencidos, con esperanza en que las cosas pueden ser mejores y que a pesar de
los pesares nos morimos en la raya… esperanza en nosotros mismos para que nos
convenzamos de la importancia de no quedarnos callados ante la injusticia y la
impunidad
…¿Esperanza para qué?... Esperanza
para que encontremos formas de crítica y de participación auténticamente
ciudadanas… respetuosas, positivas, que muevan a los demás a imitar nuestro
ejemplo y a seguirlo… esperanza para reconocer que falta mucho por avanzar,
pero que el objetivo se construye con el esfuerzo de todos los días…esperanza
para evitar caer en posiciones fatalistas…. Esperanza para reconocer que la
grandeza de los michoacanos es mayor a cualquier adversidad…esperanza para
seguir luchando a pesar de que pareciera que nos estancamos.
Vale la pena reflexionar cómo
nuestra actitud personal tiene una repercusión importante que se refleja
invariablemente en la realidad de nuestra comunidad. En el fondo las instituciones y el gobierno
de cada sociedad son un fiel reflejo de cada uno de los miembros que las conforman.
De ahí que el cambio personal se presente como un requisito indispensable para
lograr un auténtico y profundo cambio social.
Esperanza para que nos
propongamos ser más optimistas, más participativos y más comprometidos con todo
lo que sucede y afecta a nuestra comunidad… Para que ese esfuerzo se vea
reflejado en nuestro quehacer diario a pesar de que la “realidad” quiera
empeñarse en ir en sentido contrario…esa es la verdadera esperanza . No aquella falsa y ñoña <esperanza>,
que pretende negar la cruda realidad, sino aquélla que a partir de un
diagnóstico realista y objetivo de la misma, nos mueve a convencernos que las cosas
pueden y serán mejores gracias al esfuerzo y compromiso que cada uno de
nosotros adquiramos en las diferentes tareas que realizamos.
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