viernes, 29 de noviembre de 2013

“MICHOACÁN DIFUSO”


 
“MICHOACÁN DIFUSO”

La semana pasada me solicitaban de una revista nacional un artículo sobre lo que pasa en Michoacán. Por más que doy vueltas al asunto no sé cómo abordarlo, me resulta sumamente complicado, poco claro...paradójico. Aunque no vivo la violencia…la siento en el ambiente, la constato en las pláticas y conversaciones en todos lados  y en todo momento. La veo en los ojos de mucha gente, en su tristeza… en su resignación. En los testimonios de muchos que narran historias otro tiempo increíbles, bizarras, hoy asumidas como realidad. Al igual que tú, como ciudadanos michoacanos que vivimos esta realidad presentada afuera como extrema, aceptada dentro como… “normal”.

Que difícil tener un diagnóstico objetivo de lo que sucede en Michoacán…son tan dispares las realidades en las distintas partes del estado. Conciertos de cámara de clase mundial por un lado…mujeres y niños refugiados en iglesias para evitar ser lastimados o muertos, por otro. Desplazados, autodefensas, paros. Todo bajo el mismo techo. Michoacán es hoy más que un mosaico de pluralismo una leyenda surrealista en la que los límites entre la realidad, la ficción…el miedo o paranoia se encuentran difuminados…difusos…sí Michoacán difuso. Asumida cierta normalidad…tensa calma. Condenados a la inmovilidad y a sobrevivir las circunstancias más que a trascenderlas.

Los retos impuestos por el tiempo presente implican, control, coraje…decisión… determinación. El momento histórico reclama prudencia sí…mucha, pero más valor y consistencia. No vale abdicar a la propia responsabilidad, a la posibilidad de aportar al cambio ni mucho menos apelar incapacidad o temor, a estas alturas resulta traición.

Difícil hablar del respeto, vigencia y promoción de los derechos humanos en un escenario en el que no se tiene garantizado el piso mínimo. ¿Vida?, ¿seguridad?, ¿trabajo?. ¿educación?…¿cultura de legalidad?…¿partes del territorio del estado fuera de su control o jurisdicción? ¿Cómo pensar en derechos de nuevas generaciones cuando no se aseguran los básicos?

Las instituciones, ¡todas!, están llamadas a encontrar su finalidad y pronto. No se vale seguir tolerando una “cierta” normalidad estatal cuando en realidad no la hay.  Es incongruente e injusto “voltear a otro lado”, desentenderse. Deben cumplir su responsabilidad histórica. No podemos acostumbrarnos a aceptar que “no pasa nada” o que sea un reto llamar a las cosas por su nombre.

Lo primero es aceptar la realidad y asumir valientemente la responsabilidad de cambiar. No solo se puede sino que se debe intentar. Los que no quieran o no puedan, que se vayan…no son tiempos para comodones ni para cobardes. Hoy quien no incomoda, obstruye… estorba. Nuestro estado y nuestra ciudad exigen orden, certeza, consistencia, idea, pasión…rumbo…compromisos personales.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario