viernes, 28 de febrero de 2014

“ENCARAR EL CONFLICTO: MICHOACANOS DE HOY”



“ENCARAR EL CONFLICTO: MICHOACANOS DE HOY”
               
  Ante la convulsa situación del estado surge inevitable la pregunta sobre qué hacer o cómo colaborar para superarla desde el personal punto de influencia. Al respecto valdría la pena preguntarse  con valentía si esta crisis por la que atravesamos tiene algo de positivo y si la realidad de Michoacán sería lo que es, si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser.

Se trata de un planteamiento que pretende dejar atrás la pasividad o el conformismo ante la muy adversa situación que hoy nos ha tocado vivir. Sin duda la valía y la madurez ciudadanas se verán reflejadas en la respuesta y la actitud que adoptemos frente a los acontecimientos, por complicados que estos sean.

Hemos hablado en anteriores entregas sobre la importancia de la vigencia y aplicación irrestricta de las leyes… sin embargo este aspecto –aunque necesario- solo hace referencia al piso mínimo del cual debemos partir si aspiramos a un orden social básico…la legalidad tiene límites, debemos aspirar a más…¿y después qué?...llegar al fondo y al origen de los problemas que nos aquejan, que en el caso de Michoacán tienen su base en una tremenda injusticia social ocasionada por sus milenarias afrentas.

Es necesario encarar la realidad y atender nuestras problemáticas desde la igualdad…desde el convencimiento…desde la postura del otro… aprendiendo a respetar al que piensa distinto –sin transigir-. No es suficiente paliar los males a base de dinero o de prebendas (llámense apoyos o programas social, minutas, etc.) o de negociaciones y concesiones tremendamente injustas…se requiere la implicación personal y la real preocupación por el otro… un auténtico esfuerzo por entender a los demás…pero siempre partiendo de ese principio de respecto básico.

Más allá de conflictos de legalidad -que son la punta visible del iceberg-, se encuentran historias personales, testimonios de vida y de lucha que deben ser atendidos. Michoacán refleja en la mirada de su gente una tristeza y un miedo profundos…fruto del abuso y utilización del que han sido objeto. Detrás de la sangre caliente y del carácter fuerte y decidido de los michoacanos se encuentra una esperanza implacable que reclama respeto y atención... que exige el reconocimiento de una dignidad y la atención integral de aquello que hace libre y más grande al hombre, no solo de lo urgente o inmediato.

Y eso no lo han entendido ni lo entienden las autoridades que siguen <apagando fuegos> pero dejando residuos para un nuevo desastre……manteniendo vivo al enfermo sin otorgarle el tratamiento que le daría dignidad… postergando para que atienda el que venga…o al menos, errando la estrategia al querer corregir los efectos y no las causas…o es qué el sindicalismo o el magisterio abusivo, o los conflictos con los normalistas, o el narcotráfico, empezaron ayer?

Es imperativo trabajar para corregir las injusticias de nuestro estado, pero centrando los esfuerzos en que los michoacanos seamos mejores personas, que los medios utilizados permitan que crezcamos en humanidad…que entendamos nuestra dignidad. Es cierto que esto no es responsabilidad del estado, pues evidentemente lo trasciende-…es un compromiso de todos. No podemos permanecer al margen. Y hoy lo reitero, estoy convencido de que se requiere aplicar sentido y acción a esa disconformidad ciudadana…y eso bajo ninguna circunstancia supone una actitud idealista o <dulzona>…estamos llamados a buscar hacer realidad las ideas y sueños de los michoacanos, buscar un auténtico cambio social positivo…a escribir la historia. No hablar tanto, ¡hacerlo! Esto conlleva compromiso social y político en una época agitada, que más allá de tragedias, presenta grandes oportunidades.

Te dejo una frase de Federico Ozanam que hoy me ha golpeado: “No reneguemos del siglo en el que nos ha tocado vivir. La misión hoy en la sociedad es bien grave e importante…me alegro de haber nacido en una época en la que quizá tenga que hacer mucho bien”.


Hoy la realidad interpela y al mismo tiempo… nos desafía a asumir con carácter, la responsabilidad que como <michoacanos de hoy> tenemos.


viernes, 21 de febrero de 2014

“HOY MÁS QUE NUNCA…SER PROTAGONISTAS”



“HOY  MÁS QUE NUNCA…SER PROTAGONISTAS”

Llevo varias semanas “rumiando” algunas ideas sobre cuál es –o cuál debiera ser-  nuestro papel y respuesta como ciudadanos frente a la actual crisis política y financiera que vive Michoacán. He compartido contigo en las últimas entregas que la solución no podemos esperarla solo de las autoridades y mucho menos podemos “bajar la cortina” justificando la desilusión por todo lo que va mal.

Reconozco que existe en el ambiente una renuncia tácita a contribuir a la vida social y política, una cierta tendencia que relaciona el ejercicio de la política como algo indigno, despreciable o que ensucia hasta al mejor intencionado… al contrario, frente a la difícil situación del estado, se requiere una mayor decisión y valentía para acometer los desafíos que tenemos encima.

Cada día me convenzo más que como ciudadanos tenemos una seria y grave responsabilidad para contribuir a que la sociedad alcance mayor justicia, igualdad, libertad, orden público y paz… Tenemos obligación de conocer nuestros derechos y nuestras obligaciones…y de hacerlas cumplir… derecho y deber de participar.
No podemos abdicar de participar en política, entendiéndola en su sentido amplio, es decir, como toda actividad económica, social, legislativa, administrativa y cultural que tenga como objetivo la promoción del bien común. Es tarea netamente ciudadana el dotarla de sentido, referenciarla de nueva cuenta a los principios de la persona, revalorizarla como una actitud que reclama la más grande coherencia…la propia…esa que genera autoridad y que responde con congruencia frente a posiciones acomodaticias…la única que puede restituir la  finalidad de la acción política en términos de servicio.

No podemos cruzarnos de brazos cuando se relega a los ciudadanos fuera de la vida pública y se nos impide participar de manera efectiva en temas como la educación o la cultura…cuando pretendemos responsabilizarnos y recuperar los fueros que solamente fueron encargados… derechos que no los son de los políticos sino de los ciudadanos, y que a nosotros corresponde ejercitarlos. Gran paradoja, los ciudadanos excluidos de la escena pública, por quienes teóricamente –y nada más en ese plano- son representados.

Para cambiar no bastan los buenos deseos y las puras intenciones, el auténtico progreso social requiere ante todo un cambio de nosotros como ciudadanos…cambio que solo se dará uno a uno, paso a paso…para después obligar el cambio del sistema y de sus instituciones.

Sería insuficiente un mero compromiso ciudadano que busque transformar las estructuras, se requiere de un cambio cultural en la base misma e íntima de la sociedad…ese cambio personal. Romper paradigmas… inercias…vencer la propia comodidad.

El compromiso ciudadano que hoy se requiere implica fortaleza y valentía…generosidad con el tiempo y con nuestros demás recursos. Requiere que nos movamos, y que movamos a otros… y eso solo será posible en la medida en que tengamos un compromiso y aportemos… que arrastremos con el propio testimonio y ejemplo. No valen discursos ni arengas…

Hoy más que nunca la responsabilidad pública de los ciudadanos nos obliga a salir de nuestro pequeño mundo privado, de nuestra zona de confort… Michoacán lo requiere pues somos corresponsables del bien común.

¿Qué encontraremos resistencia?...por supuesto… ¿Qué no somos profesionales de la política y poco conocemos de ese mundo?... ¡afortunadamente!, aunque hay que empaparse con el mínimo de conocimiento que nos permita hacer crítica seria y constructiva… positiva… que tanta falta hace. Es momento de sumar, de encontrar las coincidencias… ¿Qué implica nuevas responsabilidades?... ¡claro!, y además es indispensable  vencer el miedo al compromiso y aventurarse a la cosa pública con el ánimo de conservar siempre la identidad ciudadana, eso que cada quien distingue como sus propios “irrenunciables”.

El reto es hacer frente a la realidad imperante. Intentar cambiarla, mejorarla…aportar. Sin duda habrá choques por contrastes, ante ello se precisa una síntesis vital de esfuerzo ciudadano dirigido a la creación de una nueva cultura de hacer política. Una política que entienda a la ciudadanía no solo como los titulares de cierto conjunto de derechos y obligaciones de tipo electoral…sino como personas comprometidas que asumen la urgencia de atender las necesidades de los demás y de remediar las injusticias vigentes.

Saberse ciudadano en estos términos comporta la certeza de la indeterminación de la historia… una historia abierta a múltiples posibilidades en las que nuestra participación es esencial y determinante… ¡de la que hoy más que nunca somos… y debemos ser protagonistas!


Antes de quejarnos de lo mal que están las cosas, revisemos que estamos haciendo para que vayan mejor. Evitemos la pasividad de los ciudadanos –y de las autoridades- que se limitan a criticar y justificarse. Verdad de Perogrullo: si queremos que las cosas se hagan, pues hay que hacerlas…venciendo la cultura paternalista que ha caracterizado a Michoacán.


viernes, 14 de febrero de 2014

“CAMBIAR LAS INSTITUCIONES…CUESTA”



 “CAMBIAR LAS INSTITUCIONES…CUESTA”

En reiteradas ocasiones en esta misma columna hemos abordado la necesidad de concretar los cambios en las instituciones de Michoacán, más aún en los tiempos actuales en la que la realidad impone carácter de urgencia dada la extrema debilidad y compleja situación a resolver. El tiempo apremia…

Sin embargo, los grandes cambios no pueden darse de la noche a la mañana. Menos en un estado como el nuestro en el que muchas cosas no funcionan bien desde hace mucho tiempo, y en el que las inercias, intereses o simplemente la conformidad con la rutina frenan cualquier esfuerzo por cambiar. Las grandes transformaciones son el resultado de la suma de pequeños cambios y mejoras. Decididos, claros y contundentes, pero graduales. Los cambios profundos asustan. Sin duda hay que ir por ellos, paso a paso para que los resultados que se vayan obteniendo tengan consistencia y permanezcan.

Se requiere ir hilando fino, sumando coincidencias y esfuerzos y voluntad…mucha. Convencer…empujar, empujar y empujar. Conociendo la realidad y problemática propia de la institución. Vencer la resistencia al cambio requiere sensibilizar al otro de la trascendencia de su tarea o de su función. Pero siempre serán  estas tareas de mediano y largo plazo.

Sin duda, que el aventurarse a estas empresas de manera seria y decidida, implica a la persona toda, y de cierta manera compromete el propio prestigio… corriendo el riesgo de llegar a ser evaluado solo por los resultados de la causa.

Como consejeros ciudadanos de derechos humanos  hemos aceptado el nombramiento honorario para llevar el sentir ciudadano al seno de la comisión. Es por eso que compartimos el sentimiento de impotencia y de urgencia de muchos que ven en el actuar de la CEDH una respuesta tibia o una especie de omisión ante el complejo problema que aqueja a Michoacán. Siempre seremos críticos constructivos del desempeño de la institución, apostando por el éxito y mejoramiento de la misma.

El consejo también quiere resultados.  Ante la falta de respuesta y de estrategia clara y oportuna -así lo atestiguan los extensos debates y las actas levantadas en cada una de las sesiones- para atender la problemática de Tierra Caliente, se solicitó presencia permanente en la zona de conflicto y envío de oficinas móviles, de personal de salud y de asistencia jurídica.  También se solicitó un informe detallado que permitiera conocer el estado de la situación a fin de informar a los ciudadanos michoacanos, así como una actuación coordinada con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos…informe que aún no es entregado…coordinación que no ha existido. Así es la brega del cambio…se avanza y se retrocede…estira y afloje. Sin dejadez, pero con prudencia.

También se ha avanzado en el tema de transparencia…ya se publican claramente las percepciones de los funcionarios. Se han incorporado cambios importantes en la presentación de información de quejas  y recomendaciones y en el control del ejercicio del presupuesto.

Pretendemos revitalizar las relaciones con las organizaciones de la sociedad civil y generar un programa estratégico que marque el rumbo de la institución incidiendo en la política pública y en los temas más sensibles de los ciudadanos... Vamos ahora a la revisión de perfiles del personal para que cada quien se encuentre en el área y responsabilidad que mejor pueda desempeñar…Después viene insistir en la real autonomía de la CEDH y en el restablecimiento de su presupuesto.

Sin duda son pequeños cambios que pretenden ir consolidando otros de fondo, que impacten en la cultura de entender y reaccionar ante la realidad…de reasumir responsabilidad y autoridad…de hacer las cosas de manera distinta. ¡Cómo cuestan los cambios!…

El actual es un tiempo muy propicio para cambiar de fondo los paradigmas vigentes que han impedido que Michoacán camine al futuro...para fortalecer, reconstruir o en algunos casos, refundar las instituciones. Si no es en situaciones excepcionales como las actuales… ¿cuándo? Sin embargo, el cambio cuesta…más si quienes las encabezan pareciera no comparten ese sentido de urgencia, de trascendencia o de pasión.


A pesar de todo, sigo convencido de que la Comisión Estatal de los Derechos Humanos está llamada a desempeñar un papel fundamental en el fortalecimiento institucional de Michoacán. –Hay gente muy valiosa dentro que tiene ganas de colaborar y aportar y que con su trabajo diario nos ayudarán a “mover” a la CEDH…por supuesto que cuesta cambiar a las instituciones…nunca nadie dijo que fuera sencillo.


viernes, 7 de febrero de 2014

“DESPUÉS DE LA TORMENTA…REPENSAR A MICHOACÁN”




“DESPUÉS DE LA TORMENTA…REPENSAR A MICHOACÁN”
Sumidos en una realidad tormentosa que da signos de ceder y que nos ha enfrentado como michoacanos a la cruda verdad, haciéndonos aceptar ayuda para curar la herida y su putrefacción. Realidad compleja que a través de los ojos del país y del mundo nos han permitido vernos de manera distinta, quizá con mayor valentía y amplitud. A través de los otros hemos podido constatar su dimensión. Instituciones básicas muy debilitadas, principios y códigos de conducta difusos y complejos… los “heridos”, muchos. La autoridad…nula.

Más allá del análisis político o jurídico del tema, del que se ha escrito suficiente, quisiera plantearte la inmensidad del reto y de la misión que como ciudadanos tenemos delante de cara a la reconfiguración de nuestro estado ante la intervención del Gobierno Federal.

Habrá que aprovechar los apoyos…los que sean y de donde sean…muchos o pocos. Pero siempre teniendo claro que esa ayuda extraordinaria -que incluso podría rayar en la intromisión- debe ser transitoria por su carácter subsidiario. Solo en tanto se resuelven las condiciones más urgentes y apremiantes.

La “normalización” de la vida social se irá dando gradualmente, pero implicará una labor personal y comunitaria muy profunda. Sin embargo, siempre después de los períodos de crisis, de tormenta, viene la calma…un período este, sumamente valioso para reflexionar sinceramente y corregir el rumbo, para evaluar, soñar con nuevos derroteros y concretar los cambios a través de la siembra de las semillas que nos permitirán cosechar frutos futuros. Tiempo que abre oportunidades estupendas para reconstruir –que no empezar de cero-, retomando lo esencial.

Es importante ir desterrando del imaginario colectivo  la idea de la “salvación externa”. Michoacán requiere que sus instituciones, sus leyes y sus ciudadanos, funcionen por sí mismos. Debe quedar claro que vivimos una situación excepcional de descomposición que no puede repetirse nunca más. Que hoy los michoacanos queremos reescribir nuestra historia, que estamos decididos y dispuestos a esforzarnos para tener orden, progreso y paz…y que lo lograremos, pues lo hemos demostrado en otras ocasiones. Que reconocemos la magnitud del problema y que al mismo tiempo visualizamos la amplitud de las oportunidades.

Ante ello es necesario fortalecer nuestras instituciones, y eso significa pensar qué estado queremos a mediano y largo plazo, qué instituciones consolidar…qué tipo de líderes apoyar…qué parte de la historia queremos retomar…

Pensar en la necesidad de apostar a la formación de nuevos líderes sociales y de la nueva generación de gobernantes…

Estar abiertos a nuevas ideas…al cambio de paradigmas. Pensar cómo dotar de autoridad y legitimidad lo que hoy luce indigno y  manchado…Cómo dignificar un Michoacán que ha sido calificado como narco estado o estado fallido…que hoy está mancillado pero con la esperanza puesta en el futuro. Pensar cómo volver a tener confianza en Michoacán…repensarlo.

Sería un desperdicio desaprovechar las circunstancias actuales sin apostar al cambio cultural que aspire a superar los paradigmas que hoy nos han llevado a tocar fondo como estado.

Es momento de afrontar la reconstrucción de Michoacán, y para ello es esencial revalorar, recordar y refrendar en la práctica de la vida diaria, el significado de conceptos esencialmente ciudadanos como: respeto, compromiso, unidad, diálogo, visión, comunidad, participación, paz, esfuerzo, honor, generosidad, honradez, orden…legalidad…legalidad…legalidad, etc.

No podemos olvidar que Michoacán es y será, lo que los ciudadanos somos o queramos ser…Michoacán somos nosotros… es nuestro y hoy tenemos la oportunidad y deber de reconstruirlo… ¡de repensarlo!