viernes, 21 de febrero de 2014

“HOY MÁS QUE NUNCA…SER PROTAGONISTAS”



“HOY  MÁS QUE NUNCA…SER PROTAGONISTAS”

Llevo varias semanas “rumiando” algunas ideas sobre cuál es –o cuál debiera ser-  nuestro papel y respuesta como ciudadanos frente a la actual crisis política y financiera que vive Michoacán. He compartido contigo en las últimas entregas que la solución no podemos esperarla solo de las autoridades y mucho menos podemos “bajar la cortina” justificando la desilusión por todo lo que va mal.

Reconozco que existe en el ambiente una renuncia tácita a contribuir a la vida social y política, una cierta tendencia que relaciona el ejercicio de la política como algo indigno, despreciable o que ensucia hasta al mejor intencionado… al contrario, frente a la difícil situación del estado, se requiere una mayor decisión y valentía para acometer los desafíos que tenemos encima.

Cada día me convenzo más que como ciudadanos tenemos una seria y grave responsabilidad para contribuir a que la sociedad alcance mayor justicia, igualdad, libertad, orden público y paz… Tenemos obligación de conocer nuestros derechos y nuestras obligaciones…y de hacerlas cumplir… derecho y deber de participar.
No podemos abdicar de participar en política, entendiéndola en su sentido amplio, es decir, como toda actividad económica, social, legislativa, administrativa y cultural que tenga como objetivo la promoción del bien común. Es tarea netamente ciudadana el dotarla de sentido, referenciarla de nueva cuenta a los principios de la persona, revalorizarla como una actitud que reclama la más grande coherencia…la propia…esa que genera autoridad y que responde con congruencia frente a posiciones acomodaticias…la única que puede restituir la  finalidad de la acción política en términos de servicio.

No podemos cruzarnos de brazos cuando se relega a los ciudadanos fuera de la vida pública y se nos impide participar de manera efectiva en temas como la educación o la cultura…cuando pretendemos responsabilizarnos y recuperar los fueros que solamente fueron encargados… derechos que no los son de los políticos sino de los ciudadanos, y que a nosotros corresponde ejercitarlos. Gran paradoja, los ciudadanos excluidos de la escena pública, por quienes teóricamente –y nada más en ese plano- son representados.

Para cambiar no bastan los buenos deseos y las puras intenciones, el auténtico progreso social requiere ante todo un cambio de nosotros como ciudadanos…cambio que solo se dará uno a uno, paso a paso…para después obligar el cambio del sistema y de sus instituciones.

Sería insuficiente un mero compromiso ciudadano que busque transformar las estructuras, se requiere de un cambio cultural en la base misma e íntima de la sociedad…ese cambio personal. Romper paradigmas… inercias…vencer la propia comodidad.

El compromiso ciudadano que hoy se requiere implica fortaleza y valentía…generosidad con el tiempo y con nuestros demás recursos. Requiere que nos movamos, y que movamos a otros… y eso solo será posible en la medida en que tengamos un compromiso y aportemos… que arrastremos con el propio testimonio y ejemplo. No valen discursos ni arengas…

Hoy más que nunca la responsabilidad pública de los ciudadanos nos obliga a salir de nuestro pequeño mundo privado, de nuestra zona de confort… Michoacán lo requiere pues somos corresponsables del bien común.

¿Qué encontraremos resistencia?...por supuesto… ¿Qué no somos profesionales de la política y poco conocemos de ese mundo?... ¡afortunadamente!, aunque hay que empaparse con el mínimo de conocimiento que nos permita hacer crítica seria y constructiva… positiva… que tanta falta hace. Es momento de sumar, de encontrar las coincidencias… ¿Qué implica nuevas responsabilidades?... ¡claro!, y además es indispensable  vencer el miedo al compromiso y aventurarse a la cosa pública con el ánimo de conservar siempre la identidad ciudadana, eso que cada quien distingue como sus propios “irrenunciables”.

El reto es hacer frente a la realidad imperante. Intentar cambiarla, mejorarla…aportar. Sin duda habrá choques por contrastes, ante ello se precisa una síntesis vital de esfuerzo ciudadano dirigido a la creación de una nueva cultura de hacer política. Una política que entienda a la ciudadanía no solo como los titulares de cierto conjunto de derechos y obligaciones de tipo electoral…sino como personas comprometidas que asumen la urgencia de atender las necesidades de los demás y de remediar las injusticias vigentes.

Saberse ciudadano en estos términos comporta la certeza de la indeterminación de la historia… una historia abierta a múltiples posibilidades en las que nuestra participación es esencial y determinante… ¡de la que hoy más que nunca somos… y debemos ser protagonistas!


Antes de quejarnos de lo mal que están las cosas, revisemos que estamos haciendo para que vayan mejor. Evitemos la pasividad de los ciudadanos –y de las autoridades- que se limitan a criticar y justificarse. Verdad de Perogrullo: si queremos que las cosas se hagan, pues hay que hacerlas…venciendo la cultura paternalista que ha caracterizado a Michoacán.


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