“LAS COSAS POR SU NOMBRE…SITUACIÓN DE
EXCEPCIÓN EN MICHOACÁN”
El día de ayer presentamos un pronunciamiento mediante el cual
la Comisión Estatal de los Derechos Humanos solicita al Presidente de la
República, dada la gravedad de la problemática de Michoacán, la declaración de
situación de excepción de la zona de Tierra Caliente del Estado vía la aplicación
del artículo 29 de la Constitución Política de nuestro país. No se trata de
obstaculizar la actuación del Gobierno Federal sino dotarla de certeza. La
anterior figura de la suspensión de garantías sufrió una modificación importante
de corte garantista en 2011 para hacer prevalecer ciertos derechos humanos que
no pueden ser suspendidos incluso en situación de excepción como la vida,
legalidad, etc. acotando la actuación de la autoridad en tiempo, duración y
ubicación física. Obligándola a expedir decretos concretos donde señale el
alcance de su actuación, siempre en pleno respeto los derechos humanos y de los dictados constitucionales. En fin…empatar
la estrategia con realidad y el marco jurídico…llamar las cosas por su nombre.
Nadie que viva en Michoacán,
bueno, salvo los políticos, puede negar que hoy por hoy vivimos en un estado de
excepción de facto. Hemos caído tristemente en un falso debate entre eficacia y
legalidad, privilegiando a la primera. No importa qué es lo que se esté
haciendo o se tenga que hacer, lo importante es el resultado, que las cosas cambien.
Así, se antepone la “rigidez” de la ley frente a la ejecutividad pragmática.
Llevándonos a terminar dominados por la inmediatez de lo urgente, de lo
coyuntural…no importan los tumbos ni los bandazos. Ya se verá cómo solucionar
lo que se presente en los hechos.
Estrategia de prueba y error por
demás cuestionable y preocupante pues tiene incidencia directa en la definición
del futuro inmediato y de mediano plazo de nuestro estado. Afectando o
beneficiando a millones de seres humanos de manera directa o indirecta (al
menos 4 de michoacanos).
Lo peor es que nos estemos
acostumbrando a ello…
La debilidad del estado es
evidente. Los ciudadanos no podemos estar al vaivén de los cambios que se dan
día a día…autodefensas buenas y malas, acompañamiento federal y desarme, entrada
y contención a la capital…retenes de particulares…Bueno, ya hasta los jueces
legislan y condicionan el actuar del ejecutivo local en temas de fondo que
requieren de un debate social muy profundo, que en este momento, no podemos
tener. Los ciudadanos ¡requerimos certeza!
Es indispensable en la situación
actual fortalecer las instituciones tanto en los medios como en los fines de la
estrategia…sin ser cortoplacistas…bomberos.
Pensando en lo que viene…en los que aquí nos quedamos. Y el único camino
es utilizando las propias herramientas que prevé el marco legal y constitucional…permitiendo
que las instituciones funcionen, sin simular…llamando a las cosas por su
nombre. Reconociendo la gravedad de la situación en su justa medida, sin
exagerar, pero utilizando los cauces adecuados…que los hay.
Ayer como consejeros ciudadanos
de la CEDH tratamos de aportar en consecuencia desde nuestro limitado margen de
actuación. Más allá del pronunciamiento, que difícilmente tendrá un impacto
real en la política actual, lo que no deslegitima en absoluto nuestro deber ético
de haberlo hecho, está un llamado urgente a la congruencia y a la aceptación
objetiva de la realidad. Punto de partida para la reconstrucción de este estado
que se juega hoy por hoy, su propia identidad.
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