“VIENTOS DE CAMBIO”
Ayer durante
una conferencia que me invitaron a impartir en una reconocida universidad de
Morelia, sobre los retos y oportunidades de los derechos humanos en Michoacán.
Un joven estudiante de leyes comentó que en términos generales coincidía con mi
planteamiento y el diagnóstico que presentaba sobre la debilidad y práctica “nulidad
“ de las instituciones locales de Michoacán, sin embargo me cuestionó fuerte
sobre cómo lograr que los políticos y los gobernantes en turno se movieran para
recobrar la autoridad, legitimidad y fuerzas de las instituciones. Le propuse
lo contrario: cambiar de paradigma…
Los cambios no vendrán de la clase política ni de la
burocracia. No hay incentivos ahí para que el sistema cambie. El fermento está
en la ciudadanía…en el pueblo…sí, en ese conjunto de seres que no pueden ser vistos ya más como una masa
informe para beneficios electorales…sino como auténticas personas humanas,
ciudadanos con rostro…de carne y hueso que sufrimos y vivimos los problemas que
aquejan a este estado desde hace mucho tiempo y que hoy han hecho crisis. Las
instituciones son el reflejo de su sociedad. No podemos esperar que tengamos
gobernantes honorables y respetables, diputados dignos de su investidura o
autoridades con verdadera “autoridad” sino estamos sembrando y cosechando eso
en nuestras familias, nuestras colonias, nuestras ciudades o nuestros
municipios. El nuevo paradigma debe ser, no esperar el cambio de las instituciones
hacia abajo sino justamente al revés. Qué estamos haciendo distinto –qué estamos
cambiando- como ciudadanos para que tengamos las nuevas instituciones que
queremos para Michoacán. Así la responsabilidad del cambio se asume como
propia, de manera proactiva.
Empieza a permear fuerte entre los organismos intermedios,
grupos empresariales, organizaciones de la sociedad civil y en muy variados sectores de los ciudadanos de a
pie, la idea de participar valiente y decididamente en la renovación de la
clase política de Michoacán. De aventurarse con un ánimo renovado, esperanza y
convicción -cualidades netamente ciudadanas- a tomar las responsabilidades y
destinos del estado. A implicarse personalmente… La mesa está servida y las
figuras jurídicas puestas –con algunas restricciones y candados- en la
legislación electoral…pero esperando que sean utilizadas con la intención de
hacer más fresca y más humana la política en Michoacán.
Sumado a esto, en verdad resulta muy esperanzador percatarse
que viene pujando con fuerza una nueva generación en la que aún se puede
influir de manera positiva para invitarlos y comprometerlos a que se apasionen
en la titánica misión de cambiar este estado. Michoacán no solo es su profunda
crisis y la causa perdida que muchos quieren ver…Michoacán es el potencial de
su gente y el futuro de prosperidad y justicia al que está llamado a llegar.
No tengo duda, el futuro inmediato de Michoacán será de los
ciudadanos y esos sí son vientos de cambio.
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