“HAY OTROS CAMINOS”
A escasos
cincuenta metros de la caseta de peaje de Paníndicuaro en la autopista de
Occidente, una de las más importantes de México -simplemente la que conecta a
las dos principales y más grandes ciudades de este país-, un retén de la
Policía Federal, unos solicitan celosamente a los choferes y operadores de
tráileres que hacen fila, todos sus documentos. La revisión es exhaustiva. Otros, la mayoría se limitan a observar. A un
lado estacionados, dos autobuses de línea, obstruyendo el acotamiento. Al llegar se acercan un par de jóvenes de
buena apariencia quienes amablemente nos informan que la caseta esta “tomada” y
que permiten el paso previo pago de cien pesos (en lugar de los ciento noventa
que se cobran oficialmente) que son la cooperación para la organización de los
festejos de aniversario de su institución.
Así es de paradójica la realidad
michoacana…mientras en un extremo se combate frontalmente la ilegalidad, en el
otro se tolera…se transige…a unos se les piden sus papeles mientras que a otros
se les permite recurrir a actividades ilegales flagrantemente. Hoy existen, de
acuerdo a la cámara de autotransportes, más de dos mil denuncias por secuestro
de autobuses. Es absurdo y al mismo tiempo muy doloroso. Hemos creado un
sistema que malea a la gente, a nuestros jóvenes…nuestro futuro. No hemos
tenido la capacidad de mostrarles que existen otros caminos para resolver
conflictos y progresar dignamente. No hemos forjado instituciones, hemos
consentido formas de vida.
Efectivamente como sociedad
michoacana nos hemos equivocado…sin duda hoy aplaudimos la decisión del
Gobierno Federal para combatir la inseguridad y retomar el control del estado,
pero debemos también levantar la voz para solicitar congruencia y consistencia
en la estrategia.
Todos queremos el fin…pero
debemos tener cuidado con los medios. Queremos seguridad pero no a costa de lo
que sea…no tapando un hoyo para abrir otros…mucho menos poniendo en entredicho
el propio orden jurídico que pretendemos afianzar. El Estado de Derecho se
construye, se fortalece y se mantiene a través de la actuación ordinaria y
requiere de la voluntad política y la congruencia pragmática de todos, de
sociedad y gobierno.
El momento actual requiere que la estrategia
sea integral y que se ejecute pensando en el mediano y largo plazo. Que las
acciones tomadas fortalezcan el estado y sus instituciones…la visión policíaca
debe ceder a la del estadista. Unificar, reconstruir, renovar… Michoacán
debiera ser visto no en compartimentos estancos sino como fruto de las acciones
que hoy se emprendan. El orden y el Estado de Derecho son consecuencia
inmediata de la seguridad, sin duda. Pero no se da una sin lo otro. Actuando así
se genera un cambio cultural, de lo contrario solo un orden forzado, supervisado,
simulado…tan frágil que en cuanto no se está, se cae.
Lo que no se ha entendido
es que el hecho de poner orden no puede desvincularse de fortalecer las
instituciones. Se vive una especie de esquizofrenia realmente perniciosa, una
auténtica guerra fría. Por un lado una desconfianza absoluta –ganada
ciertamente a pulso- de parte del equipo federal hacia la estructura estatal y
grandes estamentos de la sociedad. Sí, urge limpiar la casa ya, y pensar en lo
que ahora viene, que serán los mejores tiempos del estado, pero sin olvidarnos
de que las acciones presentes son el fundamento de la realidad futura y que
requieren se solución de continuidad…Michoacán no será otro de la noche a la
mañana, esperar que el puro control nos permita consolidar nuestro Estado de
Derecho es una falacia.
Considero que gran parte de la
responsabilidad de nosotros como ciudadanos será el hacer ver y demostrar a
todos…a los normalistas, a las autoridades y a nosotros mismos que en verdad
existen otros caminos… y que debemos empezar a recorrerlos juntos.
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