“NO SE PUEDE RECONSTRUIR DESTRUYENDO…RECTIFICAR LA ESTRATEGIA FEDERAL
EN MICHOACÁN”
Sin duda que
el caso del albergue de la Gran Familia y de Mamá Rosa caló hondo en muchos sectores
de la sociedad michoacana. A favor o en contra, pero para nadie indiferente. Se
trató de una situación que polarizó y dividió apoyos y opiniones. Nada más
indeseado en momentos en lo que con urgencia debemos buscar y cuidar con celo
cualquier atisbo de unidad y colaboración en aras de reconstruir Michoacán.
Además de las múltiples aristas
que se han abordado hasta el cansancio no solo en los medios nacionales sino internacionales,
en el fondo creo que subyace una constante en la intervención del Gobierno
Federal… La idea de justificar cualquier acción con tal de recobrar la
seguridad… Lo que no tiene cabida a pesar de los disparates de Ezra Shabot (“Reconstruir
el Estado”. El Universal 14/07/14) y que parece confirmar el paradigma hoy de
la intervención federal en Michoacán, pues argumenta que al haber desaparecido
el estado en Michoacán, el proceso de reconstrucción no podía apoyarse en una ley que “simplemente no
existía” y que por tanto, cito textualmente “había que imponer por la fuerza un
nuevo orden y a partir de ello reconstruir el tejido legal y social de
Michoacán”. ¡Eso es una barbaridad y un sinsentido jurídico y social…un
sinsentido de la realidad!
La legitimidad inicial producto
de la ilusión por una nueva realidad en Michoacán…seguridad, orden, control,
justicia…ha ido cediendo el paso a un desgaste previsible ocasionado por una
visión marcadamente policial. Aunque los ha habido, los intentos por pasar a la
etapa política del Plan Michoacán no han prosperado del todo. Siendo el momento
de empezar a tejer fino, a fortalecer las instituciones locales, tanto las sociales
como las políticas, las acciones -contundentes desde el vista policíaco pero
que carecen de asidero social- amenazan cualquier posible avance. Primero las
autodefensas y Mireles…después Mamá Rosa. Ni los justifico ni los legitimo,
mucho menos los defiendo. He externado públicamente mi postura. Pero sí considero
que no puede pensarse en reconstruir Michoacán, ni nada…destruyendo. Debe
cortarse de tajo lo que no sirva, pero no desconocer la historia y los logros de
sus gentes, a pesar de sus errores…no pueden destruirse sin más las
instituciones y lo que representan. La historia de Michoacán dista mucho de ser
blanco o negro, es multicolor…las tonalidades de grises michoacanos son
infinitos.
Hoy por hoy el Gobierno Federal
tiene la oportunidad, y la obligación, de actuar con absoluta transparencia,
siempre dentro del margen de la ley. Esa es la única vía para reconstruir a
Michoacán…fortalecer al estado y sus instituciones a través de la legitimidad
que se basa en la autoridad, actuando a través de los estrechos y comprometedores
caminos de la ley, respetando irrestrictamente los derechos humanos…reconstruyendo
la dignidad del gobierno y de sus relaciones con la sociedad civil…reconocer su
historia y sus problemáticas propias. El apoyo por recobrar el control es
temporal y excepcional…la legitimidad por reconstruir el estado es permanente, lo
que se queda. No se puede reconstruir Michoacán destruyendo.