sábado, 27 de septiembre de 2014

“LOS DERECHOS HUMANOS SE VIVEN… NO SE PONTIFICAN”


“LOS DERECHOS HUMANOS SE VIVEN… NO SE PONTIFICAN”


De ninguna manera justifico las acciones de aquellos que hoy obligaron a suspender el informe del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado. Pero sí que las entiendo… Entristece constatar que los canales institucionales de comunicación entre las autoridades y los ciudadanos permanecen cerrados...no hay voluntad por abrirlos… existe una gran desconfianza. Estos hechos me han dejado reflexionando profundamente…

La protección y defensa de los derechos humanos requiere hoy, y en especial en Michoacán por las particulares condiciones que enfrentamos, audacia, decisión, pero sobre todo una profunda sensibilidad ante los problemas y la historia personal del otro… implica un esfuerzo permanente y firme por ayudar…sí con buena voluntad, pero además con capacidad de resolución, de entrega, con prisa. Los michoacanos reclamamos el que las autoridades tengan el coraje y la virtud suficiente para cambiar las cosas. No siempre se tendrá éxito, pero el esfuerzo puesto en la tarea justificará la lucha y llenará de sentido su misión. En definitiva…permitirá afianzar la convicción en un mejor futuro y justificará el título de “defensor del pueblo”, dotándolo de auténtica razón de ser.

Cómo falta esa pasión de saberse convencido que los derechos humanos son para vivirse…más en un estado como el nuestro en el que la realidad se obstina en recordárnoslo a cada instante. Tantas carencias, tanta discriminación…tanto abuso. No se vale perder el rumbo ni simular, no es justo…hoy eso es verdadera traición.

Los derechos humanos, o se viven -asumiendo a cada momento su responsabilidad y peso concreto- o se corre el riesgo de desvirtuarlos y de relegarlos al catálogo de los temas políticamente correctos… Esa verticalidad y esfuerzo en acompañar al otro con ánimo empático, es lo que en el fondo genera legitimidad y autoridad…elementos imprescindibles para un auténtico ombudsman hoy en día.
No…no podemos quedarnos en la estadística, en el reporte plano, en el procedimiento formal, en el oír pero no escuchar…mucho menos evadir los temas espinosos y de fondo…esos que duelen a los michoacanos. Hoy  la apuesta a la desesperación… la inacción y la tibieza en el actuar debilita y revictimiza a los pocos que –todavía- tuvieron el mínimo de confianza para quejarse.

Definitivamente…


…quien no quiera, no pueda…tenga miedo, esté cansado o superado, que se mueva, que no estorbe…que se vaya, porque ese no habrá entendido… que los derechos humanos se viven…no se pontifican.


lunes, 22 de septiembre de 2014

“GENERACIÓN DE TRANSICIÓN”



“GENERACIÓN DE TRANSICIÓN”

¿Cómo dialogar con quien no quiere dialogar?, ¿cómo acordar y construir con quien tiene abiertamente intereses opuestos?, ¿cómo generar ese cambio de mentalidad y de paradigmas para resolver los agudos problemas de Michoacán?

La política es el arte de conciliar los intereses, incluso los que parecen contrarios, en aras de la consecución del bien general. Actividad sumamente compleja que en la práctica exige habilidad, verticalidad y mucha generosidad.

En el fondo estoy convencido que debe existir al menos algún punto en común…a partir de cual sea posible construir un proyecto conjunto…el objetivo debe ser encontrarlo. Sin duda esa es la tendencia en las actuales sociedades plurales que requieren definir la base mínima a partir del reconocimiento de los puntos compartidos (lo que los teóricos llaman transversalidad). Ya conocemos de sobra nuestras diferencias, trabajemos entonces en las coincidencias…construyamos.

Comparto la urgencia y el sentimiento de frustración ciudadana al constatar una y otra vez la situación de estancamiento y “bloqueo” permanente que como sociedad hemos generado y tolerado. Estoy cansado de escuchar que nuestros problemas son tan grandes que no podemos resolverlos y que estamos condenados a padecerlos de manera crónica…porque simplemente no  lo creo.

Es una actitud cobarde y comodina esa de asumir que no existen condiciones sociales, políticas o económicas para superar los obstáculos… Una actitud que solo provoca la pulverización de la responsabilidad personal excusándose en la masa  y que implica una renuncia tácita a la posibilidad de siquiera intentarlo, incluso de manera distinta a lo común o históricamente  seguida. Esas condiciones las generamos nosotros mismos, no dependen de fuerzas ajenas o externas, sino de  nuestro propio compromiso y aceptación de la realidad…lo contrario supone en la práctica desentendernos de su solución manteniendo el statu quo.

Urge “salir” de nuestro pequeño mundo…desdramatizar y desmitificar nuestros límites y dimensionar correctamente nuestros problemas…que aunque serios y muy profundos…tienen solución…claro, siempre y cuando queramos solucionarlos. Los michoacanos no hemos decidido hacerlo aún. Si quisiéramos, con toda seguridad ya hubiera pasado algo.

Esa es la función de lo que llamo la generación de transición. Ese conjunto de ciudadanos idealistas –que no ilusos-, responsables, que sostienen este estado a pesar de los pesares… que le apuestan día a día, que aún tienen esperanza en que las cosas pueden cambiar…que quieren hacer algo, pero que, ante el tiradero de la casa son tentados por la inacción y el pesimismo… y que además somos mayoría…casi 4 millones en Michoacán…

Ser parte de esa generación de transición implica animarse a hacer las cosas de distinta manera…asumir el riesgo y la aventura de lo desconocido…andar un camino nuevo dejando atrás la seguridad de los pequeños logros del pasado. Decidirse a entender la realidad y aportar –casi siempre desde la ordinariez  y el anonimato- propio del ciudadano estándar. Implica comprender que en los difíciles tiempos actuales, a nadie le es lícito permanecer ocioso…reconocer que se suma o se resta, pero que la pasividad no puede ser neutral…que la propia actividad por pequeña que sea cuenta. Entender que somos responsables de la conservación de un gran  legado que nos ha sido confiado…que sabe dialogar con todos…que respeta y exige respeto. Que acepta.

Esta generación de transición –que tu y yo- conformamos tiene la obligación y el compromiso de encontrar los cómos…El  diagnóstico lo conocemos de sobra pues lo vivimos y lo sufrimos a diario…el objetivo es acordar a dónde queremos llegar, visualizar qué futuro queremos y a partir de ello construir, construir y construir…con todos.


La realidad actual no debe condicionar la meta futura, en todo caso nos marca los obstáculos y los retos que debemos superar hoy, pero su dificultad de ninguna manera debe hacernos claudicar sobre los proyectos y objetivos planteados. Debemos dejar los miedos y los condicionamientos para ir en pos del estado y sociedad que queremos y anhelamos…sabiendo de antemano que los frutos vendrán después…reconociendo que somos solo una, y al mismo tiempo, la generación de transición.



lunes, 15 de septiembre de 2014

TOMAR A MÉXICO (Y A MICHOACÁN) EN LAS MANOS



TOMAR A MÉXICO (Y A MICHOACÁN) EN LAS MANOS

Conforme avanza su  período de gobierno, normalmente los hombres que detentan el poder van mostrando una sensibilidad y una madurez preclaras, sobre todo al final del mismo, que representa el momento de mayor soledad y el tiempo de reflexión para evaluar lo realizado y lo que aún falta por hacer. Me refiero a esa madurez que asienta al político que ha dejado de ser un candidato y el personaje que pelea incansablemente por legitimar sus decisiones, para dar paso a la posibilidad de convertirlo en un auténtico estadista, después de haber vivido y experimentado tan de cerca y de manera tan profunda los problemas de un país o de un estado. Y aunque en nuestro sistema político mexicano esta situación no sea tan frecuente, creo que en el caso del expresidente Calderón tuvimos una clara muestra en el discurso que dirigió en 2011 a los 300 líderes más influyentes del país.

Desde esta columna hemos abordado constantemente la necesidad de asumir la propia responsabilidad –en la medida de las circunstancias personales, profesionales o sociales- en la resolución de los asuntos que nos afectan a todos (res publicae), animando  la participación ciudadana e insistiendo en la importancia de colaborar incansablemente a la consecución del bien común a través de la incidencia en la toma de decisiones. El cambio viene de nosotros, no de fuera. Vale retomar el fondo de ese discurso con motivo de estas fechas patrias.

El speach del expresidente representó un grito catártico por la imposibilidad de cambiar la realidad solo, por no encontrar el eco y apoyo necesarios en el lado de la ciudadanía (reflejaba esa soledad de fin de mandato que apuntábamos anteriormente) y se convirtió en un grito de impotencia reclamando congruencia por parte de un país que sufre, pero que no se anima a cambiar de fondo, a cambiar el statu quo, a cambiar personalmente…que delata como él mismo dice, esa brecha entre los ciudadanos y la política.  Incluso sonando en momentos a reproche sobre la congruencia y el compromiso en esa “reforma personal” que es la que provoca los rezagos de nuestro país:  “…Hay una brecha enorme en México, y hay una brecha enorme entre muchos líderes de México, entre lo que decimos y lo que hacemos, entre las palabras y los hechos…”. Tiene toda la razón, creo que en el fondo, aunque con matices, la lectura final debiera ser la de una sincera arenga a la apertura y participación ciudadana.

El Presidente no dijo nada nuevo, es una verdad de Perogrullo, pero lo importante es que lo reconoció y lo expresó…discrepo sin embargo, en su solución. No creo que todos deban entrar a la política como candidatos a diputados, presidentes municipales o gobernadores como invitó a los presentes a ese evento (en su mayoría exitosos empresarios, deportistas, emprendedores, etc.): “…si no les gustan los partidos políticos, hagan un partido político; si no les gustan los candidatos a diputados, sean ustedes los candidatos a diputados…“…pero sería más padre, se los aseguro, que esos 300 líderes fueran diputados y lo decidieran en el Congreso”. El punto es que deben entrar los que tengan auténtica vocación para el servicio público, habrá algunos que siendo exitosos en alguna otra actividad, la tengan, pero no cabe generalizar.
La política es mucho más que el ejercicio de un cargo público… la política implica orientar todas las potencialidades, talentos y virtudes del ser humano hacia la consecución de objetivos comunes,  en definitiva, procurar el que su compromiso y su tarea diaria personal –sea cual fuera, no solo el gobierno-  incidan en la resolución de los problemas y retos de todos. Lo contrario supone reducir esta noble actividad de la política a uno solo de sus componentes que es el gobierno. Necesitamos a esos líderes y emprendedores en la sociedad civil, a esos empresarios en sus empresas, desarrollando una función política sí, pero desde su propio ámbito natural de actuación,  y necesitamos también a políticos con preparación y vocación, para que desde el sector público contribuyan a la construcción del país que queremos.

Sin embargo la solución pasa por exigir ese mismo reto que planteó Calderón a los 300 líderes de México, a los partidos políticos. Ese ciudadanizar la política a que se refiere implica no solo que los ciudadanos se acerquen a los partidos, sino que los partidos se abran a los ciudadanos… Y lo sabía, por que reconoce que el nivel de la política es tan bajo que no atrae a los mejores: “lo que necesita México es mejor política, porque tiene ciudadanos valiosísimos, ciudadanos muy altos para la política que tenemos”. Y cuando algunos de esos se acercan, se les cierra esa que llama la “puerta de la política”, “una puerta medio prohibida para estas organizaciones selectas de liderazgo…”.


Concluyó el expresidente diciendo “… tomen ustedes, líderes de México, a México en sus manos…Que lo mejor de México que son ustedes, pase a lo que México más necesita…” “… el día que la política esté hecha por los ciudadanos, el día que los ciudadanos sean políticos, ese día México será el proyecto de Nación que todos queremos.” Estoy de acuerdo, tomemos ese reto… por un lado que los ciudadanos nos animemos a participar, asumir nuestra responsabilidad pero por el otro, que los partidos abran sus puertas consecuentemente. ¡Tenemos que hacerlo!... por México y por Michoacán.



sábado, 6 de septiembre de 2014

“MICHOACÁN NO TIENE PARTIDO…ES DE LOS CIUDADANOS”



 “MICHOACÁN NO TIENE PARTIDO…ES DE LOS CIUDADANOS”

A poco tiempo de que inicie formalmente el proceso electoral, causó revuelo entre los dirigentes de los partidos políticos la propuesta del Presidente de Coparmex de perfilar un proyecto ciudadano a la gubernatura. Una ola de declaraciones no se hizo esperar…

Señores: Levantemos las miras, nadie quiere –ni podría-  anular la competencia electoral ni la posibilidad de que los ciudadanos elijamos  a nuestros gobernantes. El tema de fondo es la búsqueda de coincidencias, el <empoderamiento> y el compromiso de los ciudadanos para participar y fijar los compromisos básicos y la ruta que deben seguir las próximas autoridades estatales, independientemente de quién sea el que las encabece, e independientemente del partido al que pertenezcan.

Reconozcamos primero que podemos –y debemos- ponernos de acuerdo. Es el rescate del acuerdo y de los lugares comunes lo que debe impulsarnos… Un esfuerzo por privilegiar la coincidencia, pero con un proyecto claro y definido…cercano a los ciudadanos. ¿Qué estado queremos a 30 o 40 años? ¿Cómo lo lograremos? ¿Qué estamos haciendo para que así sea? Al final del día Michoacán no tiene partido, concretemos una propuesta de agenda común. No vayamos solos…ni unos ni otros.

Hoy por hoy, lo único que no se vale es no hacer nada…mucho menos descalificar de antemano. Preferible pecar de idealistas que sucumbir a la condición de seres inertes… ¡la agenda la marcan los ciudadanos!

En un extraordinario discurso en la convención del partido demócrata en la que resultaría electo como candidato presidencial, Barack Obama cuestiona fuerte a sus propios compañeros de partido y los insta a elevar las miras más allá del aspecto meramente electoral: “…no nos preguntemos cómo ganaremos, preguntémonos más bien porqué tendríamos que ganar…”

En estos momentos que los partidos empezarán a trabajar a su interior los proyectos de sus plataformas políticas, es una oportunidad importante para pedirles que realicen la misma reflexión sugerida por Obama a sus correligionarios en 2008. Es imprescindible que adopten en sus programas las propuestas que generemos como ciudadanos, que reflejen nuestra realidad y nuestros problemas. Que adopten una auténtica agenda ciudadana y que nos digan en base a ella en el próximo proceso electoral, por qué tendríamos que votar por ellos.

Caigamos en cuenta de que los difíciles tiempos por los que atraviesa el Estado son al mismo tiempo una grandísima oportunidad para recomenzar y sumar… hay demasiado en juego para seguir el mismo guión. No esperemos resultados distintos si actuamos de la misma manera. Animémonos a innovar, animémonos a proponer -por muy descabelladas que sean nuestras ideas-  animémonos a soñar, animémonos a tener esperanza, animémonos a luchar por <eso mejor> que viene ahora.

Te dejo nuevamente con Obama…”pero siempre hemos sabido que la esperanza no es lo mismo que optimismo ciego. No es hacer caso omiso de la enormidad de la tarea que tenemos por delante o de los obstáculos que se interponen en nuestro camino. No es hacerse a un  lado ni rehuir la pelea. La esperanza es algo que insiste dentro de nosotros en que, a pesar de todas las evidencias que indican lo contrario, nos espera algo mejor si tenemos el valor de ir por ello y de trabajar por ello y de luchar por ello”.


Estos tiempos requieren nivel y categoría humana de los actores políticos… y de los ciudadanos también. ¡Te invito a tener “el valor de ir por ello y de trabajar por ello y de luchar por ello”!