“LOS DERECHOS HUMANOS SE VIVEN… NO SE PONTIFICAN”
De ninguna
manera justifico las acciones de aquellos que hoy obligaron a suspender el
informe del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado. Pero sí
que las entiendo… Entristece constatar que los canales institucionales de
comunicación entre las autoridades y los ciudadanos permanecen cerrados...no
hay voluntad por abrirlos… existe una gran desconfianza. Estos hechos me han
dejado reflexionando profundamente…
La protección y defensa de los
derechos humanos requiere hoy, y en especial en Michoacán por las particulares condiciones
que enfrentamos, audacia, decisión, pero sobre todo una profunda sensibilidad
ante los problemas y la historia personal del otro… implica un esfuerzo
permanente y firme por ayudar…sí con buena voluntad, pero además con capacidad
de resolución, de entrega, con prisa. Los michoacanos reclamamos el que las
autoridades tengan el coraje y la virtud suficiente para cambiar las cosas. No
siempre se tendrá éxito, pero el esfuerzo puesto en la tarea justificará la
lucha y llenará de sentido su misión. En definitiva…permitirá afianzar la
convicción en un mejor futuro y justificará el título de “defensor del pueblo”,
dotándolo de auténtica razón de ser.
Cómo falta esa pasión de saberse
convencido que los derechos humanos son para vivirse…más en un estado como el
nuestro en el que la realidad se obstina en recordárnoslo a cada instante.
Tantas carencias, tanta discriminación…tanto abuso. No se vale perder el rumbo
ni simular, no es justo…hoy eso es verdadera traición.
Los derechos humanos, o se viven
-asumiendo a cada momento su responsabilidad y peso concreto- o se corre el
riesgo de desvirtuarlos y de relegarlos al catálogo de los temas políticamente
correctos… Esa verticalidad y esfuerzo en acompañar al otro con ánimo empático,
es lo que en el fondo genera legitimidad y autoridad…elementos imprescindibles
para un auténtico ombudsman hoy en día.
No…no podemos quedarnos en la
estadística, en el reporte plano, en el procedimiento formal, en el oír pero no
escuchar…mucho menos evadir los temas espinosos y de fondo…esos que duelen a
los michoacanos. Hoy la apuesta a la
desesperación… la inacción y la tibieza en el actuar debilita y revictimiza a
los pocos que –todavía- tuvieron el mínimo de confianza para quejarse.
Definitivamente…
…quien no quiera, no pueda…tenga
miedo, esté cansado o superado, que se mueva, que no estorbe…que se vaya,
porque ese no habrá entendido… que los derechos humanos se viven…no se pontifican.
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