“NUESTROS
SUEÑOS NO CABEN EN LAS URNAS”
Hace
algún tiempo tuve la oportunidad de recorrer las instalaciones de Ciudad
Universitaria. Debo reconocer que fue una visita muy agradable que me permitió
respirar de nuevo el ambiente auténticamente universitario…de entre la cantidad
de frases y consignas que <ambientan>
los muros y que dan cuenta de la pluralidad y la riqueza del pensamiento
nicolaita, me topé con una que me golpeó e impresionó profundamente: “nuestros
sueños no caben en las urnas”. La frase es gráficamente demoledora por sí
misma. Está llena de contenido…es el más
fiel reclamo de que el sistema político nos ha quedado a deber. Indagando un
poco sobre su origen, descubro que se trata de un slogan de una campaña de
grupos anarquistas en España y en otras partes de Europa. Es una frase de
batalla que hace referencia no a un anarquismo irracional y absoluto, sino que
en el fondo prevé cierta esencia de respeto a las instituciones. Me da la idea
de una frase de protesta de cualquier ciudadano demócrata frente a un régimen
político que no da para más.
Ante
los constantes escándalos y demostraciones pendencieras y vulgares de nuestros
<representantes>, ante la complicada situación de Michoacán… bien vale
gritar ¡“nuestro sueños no caben en las
urnas”!….
No
nos acostumbramos a una visión reduccionista de la política. La labor política
es mucho más que el tema electoral, va mucho más allá de la consecución y
otorgamiento de un voto en un sistema rígido y fácilmente manipulable.
Los
políticos tienen el deber de darse cuenta y reconocer la importancia de su
labor en la función de gobierno, del compromiso y responsabilidad que viene
aparejada a su ejercicio, de que su quehacer u omisión impacta crucialmente en
la vida de muchas personas. De que los sueños de muchos están en sus manos y en
sus decisiones. Falta visión… ¿no se dan
cuenta de que la gente ya no cree en esos discursos vacíos, inundados de frases prefabricadas y llenas de mercadotecnia, slogans, fotos y
entrevistas preconcebidas?... Queremos hechos, acuerdos, honradez, coraje,
espíritu de servicio… ejemplos de vida…congruencia, en última instancia
reclamamos auténtica autoridad.
Es
necesario dar el salto del ejercicio del poder al ejercicio de la autoridad… y
eso de ninguna manera y bajo ningún supuesto se gana en las urnas. Se gana en el día a día de la
vida de cualquier persona, se gana a base de esfuerzo y verticalidad…de
congruencia. Es por ello que cada vez más los partidos recurren a los
ciudadanos para reclutar líderes y cuadros que tengan la legitimidad y
autoridad que ellos han perdido.
Requerimos
–y debemos exigir-que tengan una visión de altura, de nivel… En términos
generales -con sus destacadas excepciones- tenemos una clase política de “medio
pelo”, “acorrientada”, inculta… Es la política una trinchera que los ciudadanos
estamos abandonando, y me parece que es un error. El objetivo debe ser
recobrarla y dotarla de nuevos bríos, darle nuevos horizontes más amplios…más
sinceros. Debemos recobrar su nobleza y su valía.
Ante
la tentación de los políticos de invadir los espacios ciudadanos con el
formalismo, <acartonamiento>, doblez y en muchos casos cinismo, se hace
necesario que los ciudadanos nos empapemos un poquito de esa picardía
anarquista, que muy en el fondo tiene cierta parte de razón y que nos da una
importante lección recordándonos que es necesario luchar para lograr los
objetivos. Evidentemente me refiero a esa lucha intelectual, cívica… netamente
ciudadana, que será la única que permita equilibrar el fiel de la balanza.
¿Cómo queremos cambiar las cosas si los ciudadanos nos escondemos en las
“catacumbas” cívicas, si renunciamos al ejercicio y defensa de nuestros
derechos más básicos?
Es
verdad, nuestros sueños no caben en las urnas, busquémoslos y alcancémoslos en
otro lado, en donde realmente se encuentran. Como ciudadanos pongamos el
ejemplo, seamos exigentes y pongamos la marca muy alto… exijamos congruencia
por parte de nuestra vilipendiada clase política y arrebatemos el liderazgo que
nuestra realidad reclama.
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