martes, 28 de octubre de 2014

“ENCARAR EL CONFLICTO: MICHOACANOS DE HOY”



“ENCARAR EL CONFLICTO: MICHOACANOS DE HOY”

  Ante la convulsa situación del estado surge inevitable la pregunta sobre qué hacer o cómo colaborar para superarla desde el personal punto de influencia. Al respecto valdría la pena preguntarse  con valentía si esta crisis por la que atravesamos tiene algo de positivo y si la realidad de Michoacán sería lo que es, si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser.

Se trata de un planteamiento que pretende dejar atrás la pasividad o el conformismo ante la muy adversa situación que hoy nos ha tocado vivir. Sin duda la valía y la madurez ciudadanas se verán reflejadas en la respuesta y la actitud que adoptemos frente a los acontecimientos, por complicados que estos sean.

Hemos hablado en anteriores entregas sobre la importancia de la vigencia y aplicación irrestricta de las leyes… sin embargo este aspecto –aunque necesario- solo hace referencia al piso mínimo del cual debemos partir si aspiramos a un orden social básico…la legalidad tiene límites, debemos aspirar a más…¿y después qué?...llegar al fondo y al origen de los problemas que nos aquejan, que en el caso de Michoacán tienen su base en una tremenda injusticia social ocasionada por sus milenarias afrentas.

Es necesario encarar la realidad y atender nuestras problemáticas desde la igualdad…desde el convencimiento…desde la postura del otro… aprendiendo a respetar al que piensa distinto –sin transigir-. No es suficiente paliar los males a base de dinero o de prebendas (llámense apoyos o programas social, minutas, etc.) o de negociaciones y concesiones tremendamente injustas…se requiere la implicación personal y la real preocupación por el otro… un auténtico esfuerzo por entender a los demás…pero siempre partiendo de ese principio de respecto básico.

Más allá de conflictos de legalidad -que son la punta visible del iceberg-, se encuentran historias personales, testimonios de vida y de lucha que deben ser atendidos. Michoacán refleja en la mirada de su gente una tristeza y un miedo profundos…fruto del abuso y utilización del que han sido objeto. Detrás de la sangre caliente y del carácter fuerte y decidido de los michoacanos se encuentra una esperanza implacable que reclama respeto y atención... que exige el reconocimiento de una dignidad y la atención integral de aquello que hace libre y más grande al hombre, no solo de lo urgente o inmediato.

Y eso no lo han entendido ni lo entienden las autoridades que siguen <apagando fuegos> pero dejando residuos para un nuevo desastre……manteniendo vivo al enfermo sin otorgarle el tratamiento que le daría dignidad… postergando para que atienda el que venga…o al menos, errando la estrategia al querer corregir los efectos y no las causas…o es qué el sindicalismo o el magisterio abusivo, o los conflictos con los normalistas, o el narcotráfico, empezaron ayer?

Es imperativo trabajar para corregir las injusticias de nuestro estado, pero centrando los esfuerzos en que los michoacanos seamos mejores personas, que los medios utilizados permitan que crezcamos en humanidad…que entendamos nuestra dignidad. Es cierto que esto no es responsabilidad del estado, pues evidentemente lo trasciende-…es un compromiso de todos. No podemos permanecer al margen.

Y hoy lo reitero, estoy convencido de que se requiere aplicar sentido y acción a esa disconformidad ciudadana…y eso bajo ninguna circunstancia supone una actitud idealista o <dulzona>…estamos llamados a buscar hacer realidad las ideas y sueños de los michoacanos, buscar un auténtico cambio social positivo…a escribir la historia. No hablar tanto, ¡hacerlo! Esto conlleva compromiso social y político en una época agitada, que más allá de tragedias, presenta grandes oportunidades.

Te dejo una frase de Federico Ozanam que hoy me ha golpeado: “No reneguemos del siglo en el que nos ha tocado vivir. La misión hoy en la sociedad es bien grave e importante…me alegro de haber nacido en una época en la que quizá tenga que hacer mucho bien”.


Hoy la realidad interpela y al mismo tiempo… nos desafía a asumir con carácter, la responsabilidad que como <michoacanos de hoy> tenemos.


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