“Michoacán requiere
soluciones de fondo: Ley de amnistía prolongaría situación de excepción”
Los senadores de la República tienen
que ser muy cuidadosos y responsables en el estudio y debate de la iniciativa
de ley que concede amnistía a los miembros de las autodefensas en Michoacán que
en estos días se debate.
Hoy, no exista total certeza de
que quienes tomaron las armas para reivindicar funciones de seguridad propias
del Estado, hayan sido –todos- ciudadanos bienintencionados (movidos por una
real desesperación y frustración ante la impunidad y la inacción
gubernamental), o miembros del crimen organizado…
En ambos casos, estamos ante
actos y hechos ilegales que vulneraron
el orden jurídico y el estado de derecho frente a la complacencia o
–incapacidad- de la autoridad. Sin entrar a una valoración ética, tan ilegal
las autodefensas como los maleantes que combaten. Es irrefutable que ambas son
actividades ilegales. Podrá discutirse el grado de cada una, pero no el hecho de que están prohibidas por la
ley. De ninguna manera puede justificarse alguna de las posiciones, a lo sumo
tendremos elementos para entenderlas como fenómeno.
Es riesgoso que el debate
pretenda centrarse entre
legitimidad y legalidad…es jugar
en la cuerda floja, pues en la práctica lleva a justificar la legalización de
lo ilegal. Siendo que justamente la ausencia de legalidad (en todas sus formas:
impunidad, incumplimiento de leyes, corrupción etc.) es la que ha generado la
deslegitimación de la propia “autoridad” y en gran medida las condiciones
actuales.
Debemos reconocer que se trata de
una situación de facto que evidenció una profunda falla institucional y
estructural que se muestra ante la debilidad del Estado en todos sus niveles de
gobierno, que lo llevó abandonar o renunciar a una de sus funciones básicas.
Lo que generó una situación clara
y evidente de vulneración de derechos humanos: económicos, sociales,
culturales, a la seguridad pública, a la legalidad, a la seguridad jurídica, al
trato digno, a la seguridad e integridad personal, a la vida, a la
libertad de tránsito, a la paz pública,
etc.
No es opcional, hoy el Estado
tiene el deber de organizar el aparato gubernamental de manera que sea capaz de
asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos a
través de la prevención e investigación
de sus posibles violaciones. Y eso
implica en el caso concreto llegar a sus últimas consecuencias…determinar tanto
la verdad histórica como la legal…y la ley de amnistía no lo garantiza.
El principal argumento de la
iniciativa de la ley de amnistía es el reconocimiento del estado de necesidad y
la actuación en legítima defensa de sus destinatarios. Es un argumento
peligroso más aún en la situación actual, en la que muchos pudiéramos alegar la
legitimidad de nuestras causas. Justificar así los fines permite utilizar
cualquier medio para conseguirlos.
En la exposición de motivos
asegura que todos los detenidos lo fueron por operativos “desmedidos”, “a todas
luces inconstitucionales” y de los cuales se derivaron faltas al debido
proceso, sin señalar en ningún momento en qué hacen consistir sus argumentos.
Olvidando así la gravedad de la situación y la justificación de una
intervención decidida por parte de la autoridad.
La principal crítica, y por
cierto fundada, es que concede amnistía por todos los delitos federales
cometidos en Michoacán entre febrero de 2013 y septiembre de 2014, sin
limitarse únicamente a aquellos que pudieran estar relacionados con la
actuación de las autodefensas como la portación de armas exclusivas del
ejército. Es decir, todas las demás acciones delictuosas pudieran caber en tal
descripción sin mayor requisito que el haber sido cometidas por quien se dice
autodefensa. (Vgr. narcotráfico, secuestro, homicidios, etc.) desvirtuando el
beneficio a personas que quizá no lo merecieran.
Cabe mencionar que la iniciativa tiene
imprecisiones técnicas pues no señala claramente qué autoridad será la
encargada de definir, ni con qué elementos, quiénes si y quiénes no tienen el
carácter de autodefensa y por ende pueden ser beneficiados por la amnistía.
Debemos entender que el caso de
Michoacán consiste precisamente en la desatención y postergación de soluciones
de fondo…que hoy estallan violentamente. Es urgente poner orden y generar
justicia, pero no a costa de lo que sea
y como sea. De nada servirá forzar cierta apariencia de orden y justicia
si no se va al fondo. Si no se reconstruye…si no se fortalecen las
instituciones sociales y políticas comunitarias locales -incluyendo por supuesto al estado- y eso
implica congruencia en las medidas que se toman.
En esta situación –aun siendo
hasta cierto punto extrema- es tan importante el fondo como la forma. El fin
nunca justificará los medios. Mucho menos en temas jurídicos tan claros como el
actual, que evidencia la omisión y renuncia del estado a una de sus funciones
esenciales como es brindar seguridad a sus ciudadanos, lo que en la práctica ha
generado vacíos de autoridad…ausencia del estado.
Y la ausencia de Estado se
soluciona con Estado, fortaleciéndolo, dignificándolo, legitimándolo…la
decisión de optar por una ley de amnistía, posterga la situación de excepción
al extinguir la acción penal, en lugar de sentar precedente al obligar a agotar
los procedimientos jurisdiccionales y a mantener una estricta vigilancia sobre
el quehacer de los jueces, postergando la situación de excepción. Requerimos
que la reconciliación social se dé
fortaleciendo nuestras instituciones…de fondo…normalizando su
funcionamiento.
el dr mireles y los autodefensas que encarcelaron injustamente deben estar fuera cuanto antes si no van a tener que autorizar la ley de admistia y no se la van a acabar
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