sábado, 17 de enero de 2015

“MICHOACÁN: UN PROYECTO COMÚN”




“MICHOACÁN: UN PROYECTO COMÚN”


A estas alturas resulta evidente dadas las circunstancias, la necesidad de replantearnos la viabilidad de Michoacán como comunidad y como pueblo. Las diferencias y las dificultades de nuestra convivencia social así lo reclaman. El actual momento de crisis social e institucional debe movernos a pensar en una cultura que, privilegiando el diálogo como forma de encuentro, permita alcanzar los consensos y acuerdos necesarios para la construcción de un proyecto común que no pierda de vista la constante preocupación por una sociedad ordenada, justa y sin exclusiones.

Iniciar un proceso de estas características requiere reconocer con humildad que los principales protagonistas y responsables históricos somos los propios michoacanos y nuestra cultura. No solo la clase política o gobernante, ni los empresarios ni los grupos, ni los sindicatos, ni las élites… Michoacán no puede ser el proyecto de unos pocos. Si se le piensa como proyecto común, debe consistir en un acuerdo para vivir juntos…¡todos!...un verdadero pacto social y cultural. Un auténtico pueblo que conjugando la pluralidad logre armonizar las diferencias naturales hacia un objetivo compartido.

Implica también trascender la mera coyuntura actual interpretándola y situándola en su justa dimensión histórica…trabajar a largo plazo sin esperar desesperadamente resultados inmediatos, sabiendo que lo importante es generar procesos que construyan pueblo…que construyan plenitud para los que hoy estamos y para los que mañana estarán.
Ante esta difícil realidad que vivimos no caben posiciones comodinas o cobardes que ignoren o que trancen…mucho menos que se amolden. Hemos de reconocer el conflicto y asumirlo, sin quedar atrapado en el mismo para evitar perder la perspectiva o agostar nuestros horizontes…Estamos llamados a superarlo, a transformarlo… ¡a resolverlo! en un plano superior que permita conservar las virtudes de todas las partes en pugna…convocando…edificando…arrastrando…sabiendo descubrir en ello el bien mayor que nos beneficiará a todos.

Este esfuerzo de ninguna manera acepta desarraigos…presupone su anclaje en nuestra propia historia y compromisos personales en nuestro propio tiempo, sin idealismos…incorporando a todos, pero preservando su originalidad y particularidad.


Hacer de Michoacán un proyecto común no se logrará con elogiosos ni emotivos discursos políticos que señalan desde fuera -teniendo como referencia los propios intereses- lo que debe hacerse…ni con simples críticas pesimistas que alimentan el sobrediagnóstico sin visos de compromiso personal…sino cuando nos decidamos a correr el riesgo de encontrarnos  cara a cara con los otros michoacanos…cuando nos dejemos interpelar de verdad por su dolor y sus reclamos…por sus sueños e ilusiones…decidiéndonos a actuar en consecuencia. Ese día, y solo ese día podremos decir nuevamente que  Michoacán es un proyecto común: un auténtico pueblo.


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