“MICHOACÁN: UN PROYECTO
COMÚN”
A estas
alturas resulta evidente dadas las circunstancias, la necesidad de
replantearnos la viabilidad de Michoacán como comunidad y como pueblo. Las
diferencias y las dificultades de nuestra convivencia social así lo reclaman.
El actual momento de crisis social e institucional debe movernos a pensar en
una cultura que, privilegiando el diálogo como forma de encuentro, permita
alcanzar los consensos y acuerdos necesarios para la construcción de un
proyecto común que no pierda de vista la constante preocupación por una sociedad
ordenada, justa y sin exclusiones.
Iniciar un proceso de estas características requiere
reconocer con humildad que los principales protagonistas y responsables
históricos somos los propios michoacanos y nuestra cultura. No solo la clase
política o gobernante, ni los empresarios ni los grupos, ni los sindicatos, ni
las élites… Michoacán no puede ser el proyecto de unos pocos. Si se le piensa
como proyecto común, debe consistir en un acuerdo para vivir juntos…¡todos!...un
verdadero pacto social y cultural. Un auténtico pueblo que conjugando la
pluralidad logre armonizar las diferencias naturales hacia un objetivo
compartido.
Implica también trascender la mera coyuntura actual interpretándola
y situándola en su justa dimensión histórica…trabajar a largo plazo sin esperar
desesperadamente resultados inmediatos, sabiendo que lo importante es generar
procesos que construyan pueblo…que construyan plenitud para los que hoy estamos
y para los que mañana estarán.
Ante esta difícil realidad que vivimos no caben posiciones
comodinas o cobardes que ignoren o que trancen…mucho menos que se amolden. Hemos
de reconocer el conflicto y asumirlo, sin quedar atrapado en el mismo para
evitar perder la perspectiva o agostar nuestros horizontes…Estamos llamados a
superarlo, a transformarlo… ¡a resolverlo! en un plano superior que permita
conservar las virtudes de todas las partes en pugna…convocando…edificando…arrastrando…sabiendo
descubrir en ello el bien mayor que nos beneficiará a todos.
Este esfuerzo de ninguna manera acepta desarraigos…presupone
su anclaje en nuestra propia historia y compromisos personales en nuestro
propio tiempo, sin idealismos…incorporando a todos, pero preservando su
originalidad y particularidad.
Hacer de Michoacán un proyecto común no se logrará con
elogiosos ni emotivos discursos políticos que señalan desde fuera -teniendo
como referencia los propios intereses- lo que debe hacerse…ni con simples
críticas pesimistas que alimentan el sobrediagnóstico sin visos de compromiso
personal…sino cuando nos decidamos a correr el riesgo de encontrarnos cara a cara con los otros michoacanos…cuando
nos dejemos interpelar de verdad por su dolor y sus reclamos…por sus sueños e
ilusiones…decidiéndonos a actuar en consecuencia. Ese día, y solo ese día
podremos decir nuevamente que Michoacán
es un proyecto común: un auténtico pueblo.
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