“ANALFABETAS POLÍTICOS”
En la
competencia por la conservación del poder, los partidos han renunciado a muchas
cosas, entre ellas al pudor, a sus tradiciones ideológicas y lo que más los ha
desorientado… a su propia lectura crítica de la realidad.
Las elecciones se han vuelto un auténtico mercado en el que
se intercambian las mercancías… votos y políticas públicas. Los ciudadanos nos
hemos convertido en meros clientes, lo que genera una desconexión con los
verdaderos problemas de la colectividad, dificultando la comprensión de la
política como resolución del conflicto. Mercadotecnia…pan…circo.
Las elecciones marcan el límite de lo que los ciudadanos
podemos escoger y solo eso. El mensaje es claro… “vota y no te metas en
política”.
El nivel de algunos candidatos propuestos es una franca
ofensa a los electores y también a los militantes de los partidos políticos que
hacen esas postulaciones. ¿Dónde queda la capacidad y la vocación de servicio
público que la actividad política reclama?... ¿es en serio? es la pregunta que
todos nos hacemos al conocer la noticia. Hay más capacidad de cinismo e imprudencia
en la clase política… ¿hasta dónde llega la metástasis?
¿Porqué o, desde cuándo, las virtudes que son preferidas para
la vida privada o individual (confianza, preparación, competencia,
honorabilidad, etc.) se rechazan como válidas para la atención y dirección de
la vida colectiva? ¿No debiesen pesar incluso más?
En el fondo se evidencia que el problema es el vaciamiento de
la democracia…y la pasividad de los ciudadanos. Los políticos se encargan de la
cosa pública y los ciudadanos nos dedicamos al consumo y al entretenimiento…al
pan y al circo. Sí, a un pan escaso y a un circo cada vez más corriente y de
ínfima calidad.
¿Puede cambiar algo cuándo permitimos que este tipo de cosas
sucedan sin decir nada? Es imperativo alzar la voz, señalar el cinismo…gritar
la necesidad de hacer de la corresponsabilidad una obligación…pero no callar,
no tolerar el analfabetismo político que los partidos se obstinan en mantener.
Ciudadanos que no se oyen, que no hablan, que no participan de los
acontecimientos políticos, los cuales solo se sufren…y hoy encima desobligados
de la cosa pública, dejamos la responsabilidad del destino común en manos de
personajes de la farándula, eso sí auténticos, no hechizos como los que
conforman nuestra clase política actual.
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