“ME DUELES MICHOACÁN. Y HOY
ADEMÁS… EMPIEZO A NO ENTENDERTE”
Hoy, al igual
que hace seis meses vuelvo a compartir esta entrega, que, lejos de retratar una
realidad superada hoy se ve agravada.
Ante el desorden, la violencia y la anarquía
como medio de expresión, como parte de una cultura de protesta común y
arraigada… desesperada, a la que históricamente se ha postergado la solución a
los problemas y embalsamado artificialmente las profundas heridas sociales. Una
opción ya superada, anquilosada…pero hoy presente como un reflejo de la
dolorosa transición de un pueblo que no puede ni se anima a mirar libremente a
la modernidad y al futuro por la gran cantidad de prejuicios, afrentas...miedos…cobardías,
tengo que decirte: Me dueles Michoacán…
Me duele ver la miseria de tus
hijos que ante la falta de opciones, no tienen más remedio que huir en busca de
nuevos horizontes y de oportunidades que en su propia tierra, les han sido
negadas.
Me duele la pobreza humana de los
manipulados y acarreados…de los ciegamente ideologizados…de los violentos, de
los vividores.
Me duele toparme con la cerrazón
de muchos de los tuyos y que no tengamos la capacidad de abrazar la esperanza
de un proyecto común y de un futuro mejor.
Me duele también el derramamiento
de sangre, la división, el encono y el conflicto permanente entre los propios
michoacanos… el sistema de presión y autodestrucción de dañarnos a nosotros
mismos…me duele el paternalismo y el nulo interés por desterrarlo.
Me duele pensar en el daño y
ejemplo para tus generaciones futuras…en su preparación…cuando muchos de sus
responsables han abdicado de su noble e importantísima labor.
Me duele observar como muchas de tus
instituciones –casi todas fruto de grandes proezas históricas- se debaten en
franca agonía por la pérdida de referentes
y de claridad y nobleza de sus fines…o se han quedado ancladas al
pasado.
Me duele constatar la falta de
generosidad, de visión, de independencia y de magnanimidad de muchos que
pudieran marcar la diferencia.
Me duele tener que justificar o
minimizar tu prestigio –o desprestigio- doquiera que voy…
Me duele ver la desilusión, el
conformismo…el estancamiento en la gloria pasada sin asumir el riesgo y el
compromiso por las futuras…
Me duele percatarme de que la
pluralidad –antes riqueza distintiva de tu pueblo- se ha ido convirtiendo en un
pluralismo informe y faccioso…politizado… abusivo, donde cada quien exige lo
que quiere, como quiere… con razón o sin ella, sin reparar en los demás. Donde
se apuesta al fracaso y naufragio de lo ajeno…
Me duele pensar en la grandeza de
tu origen y de tu destino y… en la mediocridad de tu presente… ¡Me duele la
ausencia de gigantes!…
Me duele la insensibilidad y
falta de nobleza de muchos de tus gobernantes que no han comprendido el honor y
la responsabilidad que implica el servirte. Que desaprovechando la oportunidad
de cambiar la historia han preferido de forma cobarde y traicionera privilegiar
sus propios intereses o que no han demostrado tener la altura de miras y la
magnanimidad suficiente para honrar su alto compromiso.
Me duele pensar que pueda llegar
un día en que las futuras generaciones no sientan orgullo de ti…que no
representes nada para ellos…y eso, si no hacemos algo y pronto, no se ve tan
lejano.
Me duele pensar que no estemos a
la altura de lo que la solución a tus profundos y ancestrales problemas
reclama. Me duele pensar que no tengamos la valentía y la verticalidad de
asumirlos como propios.
Pero… lo que más me duele es
pensar que los que podemos hacer algo, tengamos miedo, nos abstengamos o
hayamos perdido la ilusión por rescatar tu nombre… tu dignidad, y al mismo
tiempo la nuestra…y dejemos pasar como una mera queja el compromiso de tu
causa.
¡Me duele porque te quiero y aún
creo en ti!, pero hoy además… ¡empiezo a no entenderte Michoacán!