jueves, 4 de abril de 2013

“¡NO NOS ACOSTUMBREMOS A PACTAR CON LA MEDIOCRIDAD!”


 
“¡NO NOS ACOSTUMBREMOS A PACTAR CON LA MEDIOCRIDAD!”


Nunca he coincidido con la frase que señala que “el pueblo tiene el gobierno que se merece”, más bien, al contrario, considero que “el pueblo tiene el gobierno que permite”. A veces como ciudadano me siento asfixiado, indefenso o imposibilitado para exigir justicia, legalidad, transparencia, calidad, respeto o simplemente sentido común en la actuación de las autoridades respecto a muchos de los sucesos de la vida diaria, llámese vialidades, obras públicas, tránsito, transporte público o cualquier relación gubernamental a través de trámites y gestiones.  Cierta sensación de desesperanza, de impotencia por no encontrar respuesta o soluciones elocuentes a nuestros problemas comunes por parte de la autoridad. Seguramente alguna vez te ha pasado lo mismo estimado lector, y sinceramente me niego a aceptar y a acostumbrarme a esa realidad como la única posible.

No nos acostumbremos a las obras públicas poco transparentes y  mal hechas, a los servicios públicos deficientes y de pésima calidad so pretexto de la falta de presupuesto, o a los proyectos mal planeados o sin visión que generan  caos en las ciudades.

No nos acostumbremos a la tomas y plantones como único medio para dirimir nuestras diferencias, y menos aún al discurso político fácil y frívolo que sostiene que no puede coartársele al pueblo este derecho a manifestarse aún a costa de afectar a la mayoría….

No nos acostumbremos al hecho de que los maestros sean movilizados a las calles para exigir sus demandas (aunque en algunos casos sean legítimas) abandonando su responsabilidad para con los miles de niños y jóvenes estudiantes…

No nos acostumbremos a un transporte público desordenado, indigno, inseguro y ostensiblemente contaminante.

No nos acostumbremos a la violación sistemática de los derechos básicos de los indígenas.

No nos acostumbremos a los desfalcos, actos corruptos y a la aplicación discrecional de la ley, a esa desesperante realidad llamada impunidad.

No nos acostumbremos al endeudamiento excesivo y a la falta de claridad del destino de esos recursos.

No nos acostumbremos a la injusticia de la pobreza ni a la insultante manipulación de las personas que se encuentran en ella.

No nos acostumbremos al miedo, al dolor, al sufrimiento de las víctimas o a la violencia inhumana e irracional de la delincuencia.

No nos acostumbremos a los gobiernos y administraciones de “bajo perfil”, insensibles, opacos  y corruptos, bajo el argumento de que la <política> es un cochinero y que todos sus actores son iguales…

No nos acostumbremos a ubicar el nombre de Michoacán en los últimos niveles de todos los estudios y  evaluaciones en materias de desarrollo humano, económico y social (educación, competitividad, nivel de endeudamiento y finanzas públicas, gasto en nómina, marginación y pobreza, salud, ecología, seguridad, transparencia y rendición de cuentas).

Todo esto no es parte integrante de nuestra cultura ni de la idiosincrasia mexicana o michoacana, sucede porque así decidimos que suceda, lo permitimos, toleramos y a veces –indirectamente- lo fomentamos.

No me resigno a aceptar la complejidad de nuestra realidad como una suerte de destino manifiesto, ni tampoco acepto el qué nuestros problemas sean tan grandes que no podamos cambiarlos. Me parece que es una actitud que pretende justificar nuestra inactividad y cobardía para enfrentar los retos que implica el <complicarse la vida> inherente a la búsqueda del bien común. Pero para no acostumbrarnos debemos involucrarnos, dejar el sofá… y eso implica reconocer nuestra responsabilidad y compromiso, y alzar la voz, y proponer, y respetar al que disiente, y tener la generosidad para adoptar las soluciones que convienen a todos aunque no sea la ideal para mí… implica creatividad, preparación, entrega, honestidad, lealtad, congruencia…Sí lo sé, valores hoy, políticamente incorrectos…

Quisiera gritarte al oído que no estemos esperanzados en que el cambio va a venir del gobernador, de los diputados o alcaldes…. El cambio vendrá sin duda de los ciudadanos que hoy exigimos congruencia y efectividad a las autoridades, con las que –conjuntamente- debemos construir el proyecto de Michoacán que todos queremos.

Sí…hemos visto ya tantas cosas…pero  hay un Michoacán diferente y posible que  depende de nosotros los ciudadanos. ¡No nos acostumbremos a… pactar con la mediocridad!

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