jueves, 11 de abril de 2013

"CAMBIO DE FOCO"



CAMBIO DE FOCO

En  un extraordinario artículo de Javier Marías publicado en El País Semanal  titulado ¿Por qué quieren ser políticos?,  y que ha sido citado por diversos editorialistas en nuestro país, el autor consternado y extrañado se hace esa pregunta, pues no se explica porqué una actividad tan desprestigiada, pisoteada y con tanta mala fama sigue siendo atractiva para algunos. Señala que a su modo de ver las cosas puede identificar  cinco grandes grupos o razones que mueven  a los políticos a adentrarse o mantenerse en esa ocupación: “a) sujetos mediocres que nunca podrían hacer carrera -ni tener un sueldo- si no fuera en un medio tan poco exigente como la política; b) sujetos que ven un modo de enriquecerse; c) sujetos que sólo ansían tener poder, es decir, mandar y que la gente les pida favores; tener potestad para denegar o dar y salir en televisión; en suma, ser "alguien";d) fanáticos de sus ideas o metas que sólo aspiran a imponerlas; e) individuos con verdadera vocación política, con espíritu de servicio, buena fe y ganas de ser útiles al conjunto de la población y de mejorarle las condiciones de vida, de libertad y de justicia”.

Esta opinión se suma a la de Felipe González en una  participación académica en México el año pasado  en la que señalaba con preocupación la posición de la sociedad española de generalizar el desprestigio de todo aquello relacionado con la política, claudicando a realizar un análisis profundo y de distinción entre los políticos vividores y los que en verdad tienen una auténtica vocación de servicio.

Pareciera haber en España todo un movimiento político intelectual que independientemente de las posiciones ideológicas pretende fomentar un resurgimiento y una revalorización de la actividad política hacia su verdadero concepto, como una misión o vocación por el bien común.  Es  una especie de respuesta de hartazgo por los abusos, privilegios y corrupción de una clase política sin compromiso alguno con la representación, sus ciudadanos y mucho menos con el interés social o común.

¿Es en verdad la política una actividad tan sucia, corrupta, deshonesta y despreciable de la cual debemos alejarnos? , ¿dónde queda entonces su bondad y la legítima aspiración a lograr mediante su ejercicio el mejoramiento de las condiciones de vida, de libertad y de justicia de la sociedad?

Los interesados en mantener el statu quo son los principales promotores de esta idea, de esa forma han logrado mantenernos al margen de toda actividad política por temor a corrompernos o ensuciarnos  dentro de un sistema <indecente> por decir lo menos. Exactamente la preocupación externada por Felipe González, de que el sistema mismo sostenido por <gente buena> desincentiva la participación de aquellos con  verdadera voluntad política y espíritu de servicio.

Ya lo anticipaba Edmund Burke –el gran parlamentario inglés- en su famosa frase: “lo único necesario para que el mal triunfe, es que los buenos no hagan nada”. No nos extrañe entonces que una minoría sea la que tome las decisiones más importantes de este país y de Michoacán, mientras la <mayoría> se encuentra plácidamente alejada, por comodidad, apatía o desprecio a la actividad política. Nos guste o no, siempre habrá necesidad de que alguien ocupe ese lugar de autoridad, de nosotros depende -según nuestras propias circunstancias- su correcta integración, si se tiene vocación política, en la trinchera pública y si no, influyendo positivamente  para elegir a los mejores representantes.

Creo que estamos demasiado obstinados con las reformas estructurales e institucionales de nuestro sistema político y social, no dudo de su importancia y trascendencia, sin embargo estoy convencido de que el verdadero cambio debe darse a nivel personal. No podemos pedirle “peras al olmo”, de qué sirve tener  instituciones inmaculadas desde el punto de vista jurídico-estructural, si los sujetos que las conforman no están convencidos de su finalidad…tarde que temprano terminarán encontrando la manera de “darle la vuelta” o torcer el objetivo anteponiendo sus intereses personales a los de la colectividad. No debemos quedarnos con argumentos <engañabobos> pretendiendo implementar figuras o instituciones políticas considerando que serán la salvación de nuestro sistema democrático, en todo caso, debemos aceptar que el sistema democrático-representativo occidental se encuentra en una seria crisis, de ahí el porque se presenten los mismos problemas y características de la clase política señalados por Marías en todas las democracias del mundo, independientemente de si cuenten o no con un sistema político institucional consolidado, de avanzada o de primer mundo.

De nada sirve pues, cambiar las reglas del juego ni la organización de las instituciones en nuestro país y en nuestro estado, si los sujetos involucrados (autoridades y ciudadanos) seguimos siendo los mismos, si desde el plano personal no se tiene la convicción del porqué y para qué del poder, del porqué y para qué de la actividad política. Necesitamos ideas claras, no tengamos miedo de entrar a la trinchera de lo público, ahí es donde se nos necesita a los ciudadanos.

La invitación de Marías es sumamente positiva pues propone canalizar ese descontento no descalificando a todos los políticos por igual, sino identificándolos para apoyar a los que verdaderamente tienen vocación política.  No debe confundirse el compromiso con el bien común y la responsabilidad en la construcción de la cosa pública (res publicae) con la politiquería o la “grilla”…. Ahí es donde debemos estar y lograr que se produzca ese cambio de foco, pasando de adjudicar la razón de nuestros males al sistema o a las instituciones para  asumir a cabalidad la responsabilidad personal en el logro de un auténtico y perdurable cambio social, la actualidad democrática de Occidente así nos los demuestra.
 
 

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