jueves, 20 de junio de 2013

“¿ÉTICA PANISTA?”


 
“¿ÉTICA PANISTA?”


Aunado al momento de descrédito y falta de legitimidad por el que atraviesan en nuestro país y nuestro estado los partidos políticos, y por ende la actividad política y de gobierno que realizan, se suma ahora para Acción Nacional, una profunda crisis interna que ha fracturado y ha mostrado públicamente las grandes divisiones de su grupo parlamentario en el Senado.

El actual momento político se caracteriza en gran medida por un ambiente de identidad difusa, de decisiones pragmáticas e improvisadas que generan serios conflictos de interés y comprometen el aspecto ético de su actuación…por una realidad con altos niveles de impunidad, de conflictividad creciente y permanente que ha llevado a una judicialización extrema de la vida interna de los partidos, exacerbando el cálculo e interés personal frente a la acción meramente desinteresada…en el que en aras de obtener o conservar el poder se sacrifican de manera habitual los propios principios y se justifica cualquier método, medio o candidatura con el único fin de ganar.

Ante ello se hace necesario alzar la voz para exigir congruencia y un auténtico ejercicio de autocrítica y auto reflexión que lleve a los partidos, y hoy especialmente a Acción Nacional, a corregir de inmediato estas desviaciones.

Recordarles la importancia de ver reflejadas en los actos y en las políticas públicas e iniciativas que impulsen, sus ideas y principios. De la necesidad de dar acompañamiento permanente a sus  gobiernos, de desarrollar un real compromiso ético político…de sancionar de inmediato los actos de corrupción y todas aquéllas conductas de sus militantes que vayan en contra de sus principios y valores ideológicos. La exigencia consiste en que la política se supedite siempre a la ética, se trata de una exigencia de congruencia… de un mínimo de decencia y moralidad que garantice a sus militantes un piso común.

Debe tomar fuerza el reclamo prioritario para que el PAN asuma nuevamente su identidad ética y consolide su visión a largo plazo como medio democrático de acceso al ejercicio del poder. Los militantes de Acción Nacional no deben  tener miedo a hablar de ética y mucho menos de exigirla a sus pares. La  ética implica el respeto a la verdad, y la verdad es la lectura correcta de la realidad, por lo que un auténtico comportamiento ético requiere el hábito de obrar bien… de tener virtudes… de practicarlas. Es en definitiva, el arte de construir la propia vida, y de reconocer que como no vivimos aislados, nuestras acciones éticas o no, construyen o destruyen la propia sociedad y sus instituciones… de ahí podemos constatar la repercusión y la responsabilidad tan grande que las decisiones de los partidos y los gobernantes  tienen en nuestra realidad. La ética puede ser relativa en lo accidental, pero no debe serlo en lo esencial.

Por ello es impostergable que trabajen decididamente a su interior en la formación de liderazgos y de cuadros que encarnen de manera clara y congruente el ideario y valores  que debería caracterizarlos, y que constituye la diferenciación natural respecto de los demás partidos políticos.

Ese ejercicio sin duda alguna implica en primerísimo lugar un cambio personal –no solo a nivel teórico- sino llevado efectivamente a la práctica,  una auténtica forma de vida basada en los principios que se dicen profesar,  y en segundo lugar, un cambio organizacional que contemple el respeto y asimilación de una serie de valores mínimos que son compartidos por los integrantes de un grupo para darle cohesión y continuidad a lo largo del tiempo. En el fondo toda ética es una propuesta sobre virtudes y las virtudes son esenciales para gobernar y dirigir.

Como se ve, se trata de requisitos nada sencillos sin los cuales todo discurso o incluso, todo ejercicio sensato tendiente a lograr la implementación de una cultura ética, será sin duda, infructuoso. El éxito dependerá en gran medida de la capacidad y habilidad de los líderes para conjugar factores de desarrollo personal y de cooperación que permitan presentarlo como un esquema de ganar-ganar, pero sobre todo su eficacia radicará en su propio compromiso personal. Tarea nada fácil, pero imprescindible hoy –incluso- para lograr su subsistencia.
 
 

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