“TRILOGÍA BÁSICA: LIBERTAD,
DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA”
La libertad es
la manifestación de la dignidad personal, es la expresión del dinamismo del ser
que permite la autodeterminación de cada persona. La libertad se presenta como
el concepto clave para explicar el ámbito de autonomía del hombre en la
sociedad y como límite a la actuación de los poderes del Estado. Se presenta
como la manifestación de la autonomía de la persona, no absoluta, sino referida
a la estructura ontológica de su ser personal.
Es el supuesto de la democracia y
de los derechos humanos, pues da soporte y justificación a todas las libertades
públicas de los ciudadanos desde las más esenciales como son las de conciencia,
religiosa, de pensamiento, de cátedra, de prensa, etc.
Si aseguramos que la libertad
depende fundamentalmente de la verdad, solo podremos enjuiciar la sociedad y la democracia actual si se
adopta como punto de partida la verdad acerca de la persona humana y de la
propia sociedad. Solamente así, la democracia se justifica y legitima en la
verdad sobre la persona humana que también incluye la verdad sobre la libertad.
Entiendo la democracia como la
forma de organización política acorde a los derechos humanos por la promoción
de libertades y derechos que ella implica, la democracia es en el fondo, la
ideología propia de los derechos humanos, ya que en su fundamento encarnan la
dignidad del hombre.
Por lo tanto, no es el consenso
democrático el que configura la libertad ni los demás derechos humanos. El
consenso solo es posible respecto de algo sustancial (firme, no pactado). Al contrario,
los derechos humanos deben ser el fundamento para que exista el consenso
democrático.
Lo anterior tiene importantes
repercusiones en la vida práctica del ejercicio de gobierno, solo piénsese en
las negociaciones legislativas, la aplicación de las leyes o la orientación de
políticas públicas. Es urgente dotar de contenido y de referentes la actuación
de los partidos que se insertan en un sistema basado en un dinámica permanente
de búsqueda de acuerdos y consensos.
En el fondo lo que se propone, es
que, frente a la actual crisis democrática que privilegia el pragmatismo frente
a todo argumento ético, regresemos a las bases, a los principios.
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