jueves, 29 de agosto de 2013

“#asiquieroveraMichoacán: ¿Sobrevivir o trascender?”



 “#asiquieroveraMichoacán: ¿Sobrevivir o trascender?”

“Tú no tienes que preguntarle a la vida por qué te pasa lo que te pasa, la vida es la que te cuestiona a ti ¿qué quieres hacer con lo que te pasa?” Víctor Frankl.

Hace algunos días me comentaban de una iniciativa ciudadana que pretendía –ante la cruda realidad michoacana- empezar a difundir solo buenas y positivas noticias…me pareció idealista pero necesario…

Eso me ha llevado a preguntarme cómo han hecho otros –en condiciones todavía más adversas que las nuestras- para salir adelante. Cómo poner de acuerdo y encauzar hacia un mismo objetivo a una sociedad tan plural y diversa como la michoacana, tema muy difícil de por sí, más aún ante la creciente desesperanza ocasionada –con justa razón- por los problemas que  como estado hoy vivimos.

Cómo pasar de una actitud conformista a una ambiciosa, de esa situación de impotencia de saber que la realidad pudiera ser distinta pero que “aparentemente” no se puede cambiar” invitando a la mediocridad, a una actitud de apertura a nuevas posibilidades, “de sí se puede”…proactiva…superando los resentimientos históricos, las expectativas  y promesas incumplidas…de cara al futuro.

Para ello es imprescindible reconocer que lo realmente importante no son las circunstancias actuales –muchas de las cuales no dependen directamente de nosotros- sino la capacidad y actitud vital que tengamos al encararlas y aceptarlas.

Una aceptación que se opone a la cultura de la queja que priva en Michoacán. Lo que implica cambiar de paradigmas…cambiar del  ¿qué quiero yo de la vida?, al ¿qué pide la vida de mí ante las presentes circunstancias? ¿qué visión tiene Michoacán de sí para el futuro?

Es esencial reconocer que se tiene algo importante por realizar en el futuro para sortear las dificultades actuales…que tenemos una responsabilidad que cumplir ante ese escenario que queremos para nuestro estado.

De ahí que valga la pena vivir proyectándose en el futuro, pues es la única manera de ponerse en ruta hacia una nueva realidad, de ir orientando las acciones del presente con la firme intención de cambiar concretando el futuro. Los expertos en estos temas aseguran que vivir así ha supuesto en casos extremos (como en de los campos de concentración), la salvación en los momentos más difíciles.

No basta solo con tener esa visión de futuro, se requiere de una acción decidida. Tener una visión de futuro, pero sin acción es un sueño… acción sin visión es inútil, pero visión de futuro con acción… ¡puede cambiar la realidad!…pues el éxito es consecuencia de una imagen positiva que se tenga  del futuro.

 

El futuro se construye hoy y depende de las acciones y decisiones del presente, por lo que resulta absurdo pretender tener un futuro distinto si hoy no hemos empezado a caminar y a imaginar la meta a la que queremos llegar. Prever el futuro no está en el mañana, sino en el hoy y ahora, con sus circunstancias, situaciones, recursos…Michoacán y su gente, y sus sueños

Una visión en la que cada miembro encuentre su lugar en su cumplimiento…positiva y alentadora…con el suficiente alcance para hacer crecer y que justifique el esfuerzo de todos…que determine el destino.

Cambiar el ¿qué? por el ¿para qué?

Todos tenemos capacidad para contribuir en ese desafío.

Habremos de partir del reconocimiento y aceptación de nuestra realidad para encontrar nuevos paradigmas hacia ese  nuevo destino.

¿Qué me dice Michoacán hoy? ¿Qué decido hacer ante las circunstancias actuales? ¿Sobrevivir o trascender?

De ahí que un grupo de líderes “netamente” ciudadanos hayan iniciado con este esfuerzo de cambiar el “chip” cultural predominante, invitando a compartir la visión del Michoacán que queremos en 5 o 10 años. Te invito a participar enviando tus aportaciones en facebook y twitter con el hashtag #asiquieroveramichoacan…Es hora de empezar a generar esa visión positiva, moderna y esperanzadora de nuestro estado…¡el futuro se forja hoy! Y parafraseando al mismo Frankl, está elección quizá no cambié el destino, pero ciertamente nos ayudará a cambiar a muchas personas…eso es lo que hoy buscamos.

miércoles, 21 de agosto de 2013

“¿HASTA CUÁNDO LO PERMITIREMOS?”


 
 “¿HASTA CUÁNDO LO PERMITIREMOS?”

Los “plantones” y “bloqueos” de ayer en la ciudad de Morelia no representan ninguna novedad para los que aquí vivimos. Nos hemos acostumbrado a ellos y a muchas cosas más incluyendo la prestación de malos y deficientes  servicios públicos  -el de la legalidad primero-. Los ciudadanos hemos sucumbido ante la cultura imperante por prisa, dejación o por franca complicidad. Todos nos quejamos…”la tiranía de las minorías”, “somos más la gente buena”…pero debemos reconocer nuestra parte de responsabilidad en la consolidación de esa nociva y perniciosa cultura de manifestación que hace del chantaje y de la afectación general su clave de éxito…el pueblo contra sí mismo.

No veo a la autoridad poniendo orden ni haciendo respetar los derechos de los michoacanos, ni mucho menos alzando la voz…solo un grupo de burócratas que reaccionan mecánicamente, tratando de sortear imbécilmente las “tomas” o “plantones” mientras se instala la “mesa de negociación”, para una vez llegado el acuerdo firmar la “minuta”, lo que en la práctica supone la concesión de prerrogativas o beneficios a los manifestantes, posponiendo en definitiva la solución a los conflictos de siempre, con los mismos de siempre…los que han hecho del sistema político-social de Michoacán su forma de vida.

Pareciera que en cada marcha o plantón se disipara la responsabilidad, dando lugar a su vulgar aceptación como parte de una cultura de manifestación hoy tan ilegal como cotidiana. Una sucesión de noticias que se repiten iguales en todas las ocasiones, conformando un ciclo negativo perpetuo: plantón…afectación…negociación…crítica y quejas de los perjudicados en los periódicos…nuevo plantón. Un ciclo interminable que una y otra vez vulnera la poquísima “autoridad” y legitimidad de nuestras instituciones.

Seamos claros, las cosas por su nombre. Basta de eufemismos que suavizan las palabras y conceptos, justificando la complicidad: Se trata de plantones y secuestros,  muchas veces (de bienes  y personas)…acciones tipificadas como faltas administrativas o delitos, así expresamente contempladas en las leyes y que por lo tanto las autoridades deben hacer cumplir, al menos en teoría.

Mucho se ha hablado de la necesidad de regular marchas y manifestaciones, sin embargo hoy en día, las leyes vigentes en Michoacán prohíben ese tipo de cierres a la vialidades…pero a pesar de ello la autoridad los permite, en lo que constituye una franca omisión a su deber de conservar el orden público y la vigencia de los derechos humanos de los ciudadanos. Piénsese en el derecho al libre tránsito, al derecho a la salud de quien desde una ambulancia estanca su paso al hospital…o, el derecho al trabajo de los que se ven afectados por el cierre de sus fuentes de empleo…así la lista de derechos vulnerados sería muy amplia.


Ante este escenario es menester que aceptemos la realidad social actual y entendamos que ser ciudadanos de hoy en Michoacán implica comprometerse, actuar, hacer valer y exigir con fuerza nuestros derechos y al mismo tiempo cumplir congruentemente con nuestras obligaciones…complicarse la vida.

Sigo considerando, a pesar de la debilidad del gobierno y de sus instituciones,  que el nuestro es un estado de leyes –al menos formalmente-, y mientras se albergue esa esperanza, creo que tenemos el compromiso de intentar el cambio de paradigma cultural…de luchar por los mismos medios  e instrumentos que el derecho y las leyes nos proporcionan a los ciudadanos para mantener en su cauce el actuar arbitrario, omiso y timorato de la autoridad.

Ayer, un grupo de ciudadanos ha puesto el ejemplo presentando una demanda por las omisiones de los legisladores federales al incumplir los plazos para la emisión de nuevas leyes relacionadas con las candidaturas independientes. Exigen su responsabilidad dentro de un sistema jurídico que la contempla en el papel, pero que la niega en la práctica. Será muy interesante seguir el asunto y ver cómo lo resuelve el Poder Judicial…eso es cultura de exigencia y de rendición de cuentas.

¿Qué esperamos en Michoacán?...¿por qué no empezamos a presentar quejas ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos por la omisión de la autoridad en el cumplimiento de sus deberes esenciales que traen como consecuencia el que se vulneren nuestros derechos fundamentales?...¡algo tiene que pasar!

...justificaciones hay muchas y de todo tipo… y la pregunta seguirá en el aire… ¿hasta cuándo?...Hasta qué los ciudadanos lo permitamos, pues hay medios jurídicos a mano...
 
 
 

jueves, 15 de agosto de 2013

“AUTONOMÍA DE MENTIRITAS”



“AUTONOMÍA DE <MENTIRITAS>”

Soy un fiel convencido de que, ante la debilidad institucional del Estado de Michoacán, que se refleja claramente en el nivel de alcance y eficacia de su gobierno,  los cambios profundos deben venir de la construcción de un auténtico estado de derecho y de la transformación -no solo reforma- de paradigmas por parte de ciudadanos y gobernantes que traiga como resultado un cambio cultural ajustado a la realidad.

Sin duda que uno de los caminos que tenemos a mano, es el fortalecimiento real de los “organismos autónomos”, que son los que permiten de alguna u otra manera influir “institucionalmente” en el complejo andamiaje estatal. Finalmente esa es su razón  de ser y existir como tales, pues han sido pensados para equilibrar y vigilar el ejercicio del poder a través de la dotación de autonomía presupuestal y  de gestión.

¿Cómo exigimos los ciudadanos que los gobiernos cumplan con la calidad y cantidad de los servicios públicos que brindan y que todos sufrimos a diario? ¿Cómo exigir que la actuación de la autoridad se ajuste invariablemente a lo previsto por la ley? ¿Cómo hacer que el gobierno reaccione ante su indiferencia e inacción frente a las vulneraciones burdas y flagrantes de derechos  básicos, en absoluta omisión de su función?

Y si te digo que hoy por hoy,  la autoridad encargada de vigilar los exceso, abusos y omisiones del gobierno -y que debiese tener plena autonomía- recibe su presupuesto mes a mes de la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Estado…incluso los sueldos de sus funcionarios. Que si hay huelga en el Ejecutivo se paraliza también su operación… como abogado me confunde, me sobrepasa por kafkiano…como ciudadano me indigna y me interpela. El vigilante recibiendo el pago del vigilado…y además con algunos trabajadores que responden –incluso a derechos sindicales- al sujeto vigilado. No entiendo. ¿Y la autonomía presupuestal y de gestión consagradas en la constitución?

Si esto resulta inconcebible, en el caso concreto de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos debiese ser inadmisible, pues la autonomía se presenta como su única garantía para el cabal cumplimiento de su función en defensa de los ciudadanos.

Nos hemos acostumbrado a un sistema político de formas y de incongruencias que tienden a mantener el statu quo. No hay alicientes ni incentivos para el cambio institucional…no convienen, incomodan. Están bien para el discurso, pero no para aplicarlos…comprometen…

Requerimos organismos autónomos, realmente “autónomos”. En el papel y en los hechos… Fuertes, con presencia ciudadana…con autoridad. Que sean escuchados, y respetados y tomados en cuenta. Que tengan independencia para, llegado el caso necesario, plantar cara al gobierno en defensa de los ciudadanos. Con autonomía de hablarse de tú a tú con los demás poderes estatales.

Deberíamos ir examinando, más allá de posiciones “rescatistas” o “salvacionistas” por parte de la Federación, soluciones locales que fortalezcan de verdad las instituciones a largo plazo… que permitan que el estado camine por sí mismo sin estar pensando permanentemente en que seamos rescatados desde fuera.

Ahí un tema claro para la agenda legislativa…que lancemos el reto para que los diputados y el Gobierno del Estado faciliten la consolidación –en la práctica- de la autonomía de la Comisión de los Derechos Humanos. Eso requiere que los actores políticos se comprometan a empatar la teoría con los hechos…y si no fuera así, que los ciudadanos empujemos los cambios requeridos, en eso se nos va la vida!

 

 

lunes, 12 de agosto de 2013

“ACUERDO POR MICHOACÁN… DE LA MESA A LOS HECHOS”


 
“ACUERDO POR MICHOACÁN… DE LA MESA A LOS HECHOS”

Reconozco que no soy partidario de los pactos, pues normalmente contienen un catálogo de buenas y muy retóricas intenciones…. llenas de gerundios: “haciendo”, “buscando”, -“construyendo”, “logrando,” y el sinfín de “endos” que se imaginen…acciones en permanente e infinita consolidación. Además suelen versar sobre acciones, posiciones o compromisos que no son facultativos de la autoridad, sino lo contrario…su principal obligación y razón de ser. Así que pactar lo que por ley, por naturaleza, por obligación debe hacerse…me parece innecesario.

Sin embargo hoy en día, también creo que hay que celebrar sin duda el acuerdo por mínimo, básico o esencial que parezca, pues vivimos un momento en que las coincidencias parecen lejanas, incluso en algunos casos como el nuestro en Michoacán…inalcanzables. Sin duda que construir y ponernos de acuerdo es y debe ser la prioridad actual.

El Pacto por México firmado por el Presidente Peña Nieto y los representantes de los principales partidos nacionales (PAN, PRI y PRD), que es el antecedente de este ejercicio en Michoacán, fue una especie de preámbulo del Plan Nacional de Desarrollo donde se consignaron los principales compromisos del Ejecutivo en materia de políticas públicas en diversos rubros -derechos y libertades, crecimiento económico, seguridad, transparencia y gobernabilidad-, así como los compromisos de las fuerzas políticas representadas en el Congreso para sacar adelante una ambiciosa agenda legislativa. ¡Muy bien!, gobierno, partidos políticos… Sin embargo los grandes ausentes somos los ciudadanos. Aquellos a quienes en la mecánica de operación del Pacto se nos considera para un posible seguimiento y evaluación, pero no para el diseño o ejecución, tareas que reserva para los órganos rectores y  técnicos del pacto, los cuales están conformados por representantes del Gobierno Federal y de los partidos políticos.

Se viven en nuestro estado condiciones muy interesantes en las que las ganas de participar y aportar algo a resolver nuestra complicada realidad son evidentes. Es imprescindible que los organismos intermedios tengan clara su vocación y finalidad para de esa manera lograr ser efectivos en la articulación de esfuerzos concretando avances objetivos y medibles.

Cualquier esfuerzo que se haga en Michoacán deberá contar con el aval y la legitimidad ciudadana si de verdad se busca llevarlo a la práctica. Es necesario que se acuerden los temas comunes y formular un verdadero compromiso de todos los gremios  y sectores para cumplirlo avanzando paso a paso. ¿No valdría la pena que lo firmaran y avalaran con serio compromiso los maestros, transportistas, campesinos, etc. que serán y seremos los principales afectados o beneficiados? Sobre todo en una etapa en que los ciudadanos “estándar” o de a pie, nos debatimos entre seguir dándonos de frentazos por tratar de ir -de cierta manera- a contracorriente o ceder ante la cultura “cívica” y “legal” imperante.

Se requiere de la voluntad política decidida de todos los involucrados, lo contrario supone papel mojado…una mera carta de buenas intenciones. Y… Michoacán ya no aguanta más, cada día que pasa es un valiosísimo tiempo perdido. Tenemos que decidirnos de una vez y para siempre si queremos hacer las cosas o no…pero no quedarnos empantanados en el  eterno sobrediagnóstico.

Bienvenido el acuerdo…pero el cambio no es de afuera hacia dentro…de los partidos y del gobierno hacia la ciudadanía, sino de la ciudadanía hacia las instituciones…que en última instancia son un fiel reflejo de nuestra sociedad.

Los ciudadanos debemos entrarle a realizar una propuesta netamente “ciudadana” de Acuerdo por Michoacán, que incluya el diseño, la ejecución y la evaluación de las políticas públicas que se propongan, no solo al seguimiento y evaluación de las propuestas gubernamentales y partidistas… Esa es la única manera de asegurar que el gobierno –que hoy acuerda como uno entre muchos- logre consolidar en políticas públicas eficaces todas las buenas ideas e intenciones que de aquí surjan…ese será en definitiva el auténtico éxito de un ejercicio de este tipo…

¡De la mesa a los hechos!
 
 

jueves, 1 de agosto de 2013

“OBJETIVAMENTE… ¿MICHOACÁN PUEDE CAMBIAR?”


 

 
“OBJETIVAMENTE… ¿MICHOACÁN PUEDE CAMBIAR?”


Que difícil escribir algo elocuente en la situación actual…algo objetivo, constructivo y esperanzador que levante el ánimo  sin caer en la mera ilusión de la utopía. Tanto se ha dicho y escrito al respecto que encontrar un punto medio, más allá de posturas ideológicas, intereses particulares o meras opiniones, parece una labor más que imposible.

Coincido con aquellos que afirman que para escribir sobre la situación de Michoacán hay que vivirla y estar aquí…pero también creo que el escuchar las visiones del exterior –por exageradas que estas sean- nos puede ayudar a evaluar nuestra situación actual y buscar soluciones a la mismas superando nuestras propias barreras.

Es un hecho que a los michoacanos nos invade una situación de emboscada permanente. De peligros, asechanzas y problemas que nos orillan en el camino y pretenden postrarnos en una actitud de pesimismo y derrota…de miedo…de inmovilidad y de desesperanza ante el hecho de que la realidad pueda ser distinta. Una especie de destino manifiesto que comienza a enraizar en la base social de nuestro pueblo ante el silencio e inacción de muchos que debieran alzar la voz.  Otros, los menos, víctimas ya de sus flagelos, se ponen en movimiento tratando de disuadir al resto de la necesidad de actuar. En el fondo una nube tóxica que distorsiona la manera en cómo nos vemos y solucionamos nuestros problemas condicionando en definitiva nuestra realidad.

Es momento de afrontar valientemente esa realidad, entenderla…sentirla y reaccionar en consecuencia. No huyendo de ella…aceptándola responsablemente para comprometerse y  entregarse en la misión que implica cambiarla. Sabiendo que quien actúa depone la propia actividad ante los derechos de los demás. Empleando todas las energías y capacidades en favor de los demás…con la generosidad de entregarse sin ver incluso los resultados.

Es necesario ponerse frente a frente con la desilusión, con nuestra indiferencia…con nuestras omisiones…con percepciones externas, quizás lejanas, pero ajenas. Reconociendo en el fondo, que entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta cabe siempre el diálogo…ese diálogo constructivo que consiste en hablar con altura buscando con sinceridad escucharnos y entendernos…ese diálogo que reconoce que todos tenemos algo bueno que aportar y todos podemos recibir algo bueno en cambio. Escuchando de verdad lo que dice Michoacán, no solo sus políticos y sus gobernantes, que siempre representarán solo una de sus aristas -cargados hacia lo suyo las más de las veces- sino su gente, pero además escuchando y valorando en su justa dimensión, lo que se dice de Michoacán fuera de nuestro estado.

Por supuesto que motivos para el desánimo hay, pero ante ellos se alza con fuerza esa esperanza que surge de entre la frescura de la utopía y la experiencia cruda de una realidad muy dura. Una esperanza que cambia paradigmas…que vence nuestra autoreferencialidad, al permitirnos superar la autocomplacencia de la propia visión interna frente a la evaluación y percepción externas… que nos permite vernos desde afuera objetivando nuestra propia imagen…que nos permita captar la inmensa riqueza de la realidad evaluándola con ojos de un sano realismo.

Hacen falta confianza y mucha “humildad social” para reconstruir la cultura del encuentro que nos permita a los michoacanos superar la adversidad y mantener viva la esperanza -con constancia y coraje- de que las cosas pueden ser distintas, pero que ello nos implica personalmente.

Se requiere entender de una vez y para siempre que la urgencia de la situación de hoy en Michoacán no admite más el que nos sigamos peleando o responsabilizando entre nosotros, generalizando la indiferencia y fomentando más la apatía. Los verdaderos adversarios y enemigos de Michoacán los conocemos, y son otros. Lo que nos corresponde es asumir y cambiar lo que cada uno tiene a mano y bajo su propia responsabilidad.

¡Michoacán no cambiará si primero nosotros no cambiamos!