lunes, 20 de enero de 2014

“EL CONFLICTO MICHOACANO EN CLAVE DE DERECHOS HUMANOS: TEORÍA Y PRÁCTICA”



“EL CONFLICTO MICHOACANO EN CLAVE DE DERECHOS HUMANOS: TEORÍA Y PRÁCTICA”

Como michoacano duele el nombramiento de un comisionado especial por parte de la Federación pues hace patente lo que ya era muy evidente, la debilidad e inviabilidad no solo del actual gobierno...sino de la estructura del estado en general. A nadie le gusta ver de manera tan disminuidas sus instituciones…aunque no se coincida con quienes las encabezan. Es una pena que tuviéramos que llegar a ese extremo, pero también me queda claro que era la única salida a estas alturas.

Debo confesar que como abogado siempre he propugnado por el restablecimiento de la paz y del orden públicos a través de la aplicación  irrestricta de la ley. Hoy, ante el complicado y dramático escenario real del conflicto me invaden sentimientos encontrados.

Por supuesto, que celebro la decisión de las autoridades de retomar el control del territorio y de la seguridad, es un hecho que eso debería suceder tarde o temprano. Por principio de orden y de subsistencia, el Estado, con todo su poder y medios a su alcance, debe recobrar su vigencia.

Al mismo tiempo pienso en las víctimas del conflicto, michoacanos de carne y hueso que sufren las consecuencias de manera directa…angustia, dolor, muerte…indefinición…desplazamiento…en fin una carga emocional y física importante. Son ellos, y nosotros los que permaneceremos aquí una vez que se recobre el control de la situación. El tema de fondo no es en sí mismo el control por el poder, que aunque vital, no constituye el problema. El problema es el drama humano, de sociedades y pueblos que han tenido que recurrir a posiciones extremas ante la ineficacia de sus reclamos y exigencias, a una forma de vida que sojuzga, que oprime…que ignora. De personas que han aceptado en algunos casos la violencia como forma de vida, que han convivido con actividades ilícitas o ilegales, o que son huérfanos de una guerra que inició ya hace algunos años. Que conforman ese tejido social roto y fragmentado…dolorido. El reto no es desarmar y controlar…eso se dará, aunque sea a la fuerza. El reto es ayudar a recobrar a los michoacanos, su esperanza, su desarrollo…en gran medida su dignidad. Michoacán hoy se debate por recobrar no solo su paz y orden, sino su identidad y dignidad.

Entender así el conflicto deja atrás, muy atrás, la fría salida jurídica…Sí…recobrar el control, pero no a costa de cualquier cosa…hay muchas personas en juego. Debemos vislumbrar ya el tema de la pacificación, de la reinserción de todos aquellos que formamos Michoacán… de reconstruir este estado a partir de lo que somos y queremos ser.

Sentimiento de impotencia ante la situación… ¿qué hacer desde la propia posición? Parece que no hubiera muchas opciones…por lo pronto, tratar de incidir en lo propio de cada uno. El camino será largo, vale la pena irse poniendo en marcha.

Hoy descubro que velar por los derechos humanos no solo es velar por verlos materializarlos en la práctica… no solo en el aspecto jurídico (que es la base) sino más allá…verlos vivos…incidiendo y tocando la realidad de sus titulares...sin olvidar que son ante todo medios para preservar lo más importante…que es la propia persona, el hombre mismo.

En situaciones extremas como la que vivimos hoy en Michoacán puede constatarse claramente la facilidad para que las cosas se salgan de control…Es indispensable se observen los límites y alcances establecidos para evitar abusos por parte de la autoridad sin que ello signifique restringir su labor.  Especialmente  cuidar de la población civil que padece el conflicto pues son los más vulnerables…la situación nos urge a todos. El sentido de responsabilidad debe movernos a la acción…no se vale permanecer inmóviles ni indiferentes…hoy eso es alta traición.

Vale la pena reflexionar sobre la responsabilidad de cada uno de nosotros- claro de ninguna manera directa- sobre lo que hoy sucede en nuestro estado...descubrir que consciente o inconscientemente hemos tolerado y permitido que nuestra sociedad llegue a ser lo que hoy es.

La vigencia y realidad de los derechos humanos en Michoacán se debate en esa delgada, y extremadamente difícil  línea, que divide la teoría y la práctica. 

  • El Autor es consejero ciudadano de la CEDH.



No hay comentarios:

Publicar un comentario