“Y… ¿POR QUÉ NO?”
Reconozco que
al estar metido de lleno dándole vueltas y vueltas al tema de cómo recomponer
nuestro Michoacán, se corre el riesgo de ciclarse y desanimarse ante la crudeza
de la realidad. Incluso ante la convicción de contar con una sólida base
reflexiva, de saber a dónde se quiere llegar, de entender la necesidad de
equilibrar la teoría y la práctica.
En estos días que se distinguen
por una especial reflexión quisiera compartir contigo una pequeña anécdota que
me ha dejado pensando:
La semana pasada un buen amigo
que ahora tiene la encomienda de dirigir el sindicato de empresarios en Michoacán, fue contactado por un conocido
suyo que vería pronto en Morelia por cuestiones profesionales. Esta persona le
comentó que la reunión debería posponerse, pues el evento –organizado por una
agencia gubernamental- había sido cancelado por el clima de inseguridad e
incertidumbre existente en el estado.
Ante la sorpresa de la noticia,
mi amigo decidió dar la batalla para evitar la caída de este importante foro
que sin duda impactaría de manera muy positiva en la ya de por sí golpeada economía
michoacana. En primer lugar investigó qué agencia era la que organizaba el
evento, cuántos asistentes habría así como sus pormenores, y trató de contactar a algún responsable en México.
Se encontró con una secretaria que ante la insistencia de un tipo que aseguraba
ser el nuevo presidente de la COPARMEX de Michoacán solicitaba hablar con el encargado de dicha oficina,
quien habiéndole explicado que su esfuerzo era en vano pues el evento ha sido
reprogramado para Acapulco, no tuvo más que comunicarlo con el segundo a bordo
dado que aquel no daba tregua. Una vez más escuchó la misma respuesta seguido
del desalentador “la instrucción viene de arriba”. -¿Qué tan arriba? preguntó,
¿con quién hay que hablar?, ¿con el presidente mismo? –Sí así fuera lo
intentaré. Y ante tal convicción, el funcionario prometió comentarlo con su
superior.
Al poco tiempo, el dirigente
empresarial tuvo la fortuna de saludar al Presidente de la República en su
visita a Morelia y comentarle lo sucedido.- Señor presidente no pueden cancelar
ese evento, Morelia lo requiere. Días después, recibió la llamada de su
conocido para reagendar la cita…-No sé qué les picó a estos locos del gobierno,
nuevamente programaron el evento en Morelia.
¡Esa es la actitud! Concretar en
los hechos nuestra ilusión por el cambio, a pesar de que la realidad se obstine
en demostrarnos lo contrario, con creatividad. Morirnos en la raya…tener la
valentía de asumir el riesgo al fracaso con la alegría propia de la generosidad…de
jugarse el prestigio sin tener siquiera interés directo en el asunto…De
animarse a cambiar la historia ocupándonos de los pequeños retos de la vida
cotidiana…de lo que está a nuestro alcance y de lo que muchos ni siquiera se
enterarán.
Con el arrojo y
convicción que derivan de la certeza de que, a pesar de lo oscuro del presente,
tenemos asegurada la victoria….Que el mal nunca tendrá la última palabra.
Vale la pena que reconsideremos
nuestra aportación personal para el cambio de Michoacán partiendo siempre del
optimismo y creatividad que da el
reconocer que podemos -y debemos- incidir en el devenir de los acontecimientos
y de la historia. Sí... ¿por qué no? ¡Estamos condenados al éxito!
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