“MICHOACÁN PARA LOS
MICHOACANOS”
Hoy en
Michoacán la prioridad es la seguridad, y que bueno que así sea. La percepción
de que tarde o temprano se reasumirá
cierto control gana terreno. Al mismo tiempo la sensación de que la
realidad no está cambiando de fondo, sino que solo varía o se presenta con otro
nombre…es también evidente. Ese algo que ancla al pasado parece no ceder. Los
discursos y las ideas son las mismas…no hay cambio real…sino una mera
contención. El tiempo preciso que debiera invitarnos a desafiar la realidad y
nuestras inercias se ha quedado en un mero bono de tranquilidad superficial.
Me parece que toda estrategia que
no tome en cuenta realmente a los ciudadanos michoacanos, su sentir, su
parecer… su realidad, sin tratar de entender su problemática con la complejidad
que ello implica, está destinada a fracasar. Podrá tener efectos de aparente
calma en el corto plazo, sin embargo los problemas del estado son tan profundos
que debemos atenderlos de raíz. Para salvar a Michoacán se requiere entenderlo,
vivirlo. No niego ni mucho menos la importancia de una visión externa que
permita oxigenar la atmósfera local y las ideas que desde fuera puedan tenerse
como solución, eso sería un sinsentido en nuestra realidad global. Sin embargo
apostar de lleno y con cierto dejo de prisa, como un pendiente más de la
crítica agenda nacional, el caso de Michoacán, pensando en obtener un objetivo
y no en reconstruir un estado, no producirá efectos permanentes….de hecho, ese
es el temor de muchos que piensan que al terminar la operación federal,
Michoacán vuelva a ser el mismo.
Y es que no nos estamos ocupando
de atender, además del bomberazo policial, las cuestiones de fondo: qué estado
queremos y cuál es nuestro compromiso ante la situación actual para conseguirlo.
Hemos aceptado con cierta comodidad la ayuda externa, lo cual es bueno, pero al
mismo tiempo nos hemos instalado en una zona de confort en la que esperamos las
soluciones dadas por otros. Insistimos en pretender que la solución venga de
fuera (especialistas, expertos, refuerzos policiales…recursos, teorías,
liderazgos…) olvidando que nadie hará por Michoacán lo que nosotros como
michoacanos no hagamos. Menos en las circunstancias actuales.
Hay un sensación de “estar” pero
no “estar” en muchos de los que hoy pudieran asumir responsabilidades…no
terminamos de entender que el presente y el futuro de nuestro estado depende de
nuestra personal implicación…De los que nos quedamos, de los que vemos a la
entidad como nuestra casa como nuestro proyecto de vida y de familia, no como
una misión más.
Palear la dolencia de Michoacán a
base de soluciones meramente subsidiarias (que por su naturaleza debieran ser
temporales y excepcionales) y de labores netamente policiales, sin apostar al
reforzamiento de su estructura social y estatal de manera decidida…es negar la
posibilidad histórica de reconstruir desde el fondo proyectando a este estado
al futuro al que está destinado. Es momento de hilar fino…de recordar en el
mejor de los sentidos, es decir asumiendo la propia responsabilidad histórica,
que Michoacán es para los michoacanos.
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