lunes, 9 de febrero de 2015

“DESTINO COMPARTIDO”



 “DESTINO COMPARTIDO”

Es un hecho irrefutable que la sociedad y sus miembros personalmente considerados dependen recíprocamente entre sí. La vida de cada uno de nosotros se desarrolla en una red permanente de relaciones humanas de todo tipo que involucra distintos tiempos y lugares.

Con conciencia o sin ella, lo queramos o no, para bien y para mal, dependemos de la sociedad en que vivimos, y ésta, depende a su vez de nosotros.

Efraín González Morfín, gigante ilustre y humanista de carne y hueso, a quien honrosamente tuve como maestro -recientemente fallecido-, ilustraba este hecho de la solidaridad mediante la comparación con un barco y sus pasajeros, quienes aunque no lo quieran van hacia donde el barco avanza, flotan o se hunden con la embarcación…ningún pasajero se libra de esta solidaridad si se encierra en su camarote y decide desentenderse de los problemas del barco o de la tripulación, y de igual manera el barco depende inevitablemente de todos lo que intervinieron en su construcción, mantenimiento y utilización.

No se cansaba de  repetir que “la persona humana es esencial y simultáneamente individual y social”, por lo que requiere naturalmente de una convivencia solidaria que considere y respete ambos aspectos. Esa posición llamada “solidarismo”, afirma, a partir de la ordenación esencial de la persona a la sociedad y de la constitución de la sociedad por personas vinculadas e interdependientes,  la solidaridad de la persona como obligación  y norma, sosteniendo que la sociedad no tiene más fin ni razón de ser que el servicio…la sociedad existe para las personas, quienes en última instancia justifican el cumplimiento eficaz de sus fines, siempre que estos sean justos.

De la aceptación de dichos postulados se derivan como consecuencia principios que regulan el orden social como los de solidaridad, subsidiaridad, bien común y autoridad. Los cuales  al ser efectivamente aplicados en la realidad social se concretan en necesariamente en la subordinación esencial del poder político a la solución de los problemas económicos, sociales y educativos como única justificación de su autoridad, a la participación de los ciudadanos en el nombramiento, ejercicio  y vigilancia de la autoridad, así como en la convicción de coordinar la autoridad e iniciativa de los particulares y del Estado para superar las injusticias.

Casi al concluir estas líneas, llaman poderosamente mi atención algunos puntos del discurso de victoria que por su reelección pronunció en 2012 Barack Obama…apuntalan y confirman la vigencia y atemporalidad de un pensamiento clásico…sorprenden y explican al mismo tiempo convicciones profundas que es imperativo recordar…
“Si bien cada uno de nosotros perseguimos nuestros propios sueños individuales, somos una familia americana, y avanzamos o fracasamos como una sola nación y un solo pueblo… Lo que hace excepcional a América son los lazos que mantienen unidos a la nación más diversa de la tierra. La creencia de que nuestro destino es compartido, que este país solo funciona cuando aceptamos ciertas obligaciones con los demás y con las generaciones futuras… Somos más que la suma de nuestras ambiciones”.

Hoy ante el complejo escenario estatal y nacional, requerimos aceptar que todos vamos en el mismo barco y percatarnos de que la solución a nuestros principales problemas nos implica a todos y cada uno de nosotros… precisa de nuestra personal contribución al bien común de la sociedad, y  al reconocimiento de que todos como miembros de esa sociedad, debemos promover el bien de cada uno de sus integrantes… sabernos parte de un  proyecto conjunto. Aceptar lo que muchas veces nos cuesta tanto…que nuestro destino es compartido… que el bien de México y de Michoacán no es posible sin el bien de los mexicanos y de los michoacanos… de los de hoy y de los de mañana.


Asumir esta postura, más allá de posiciones idealistas, en palabras de Don Efra  “sigue señalando metas irrenunciables y valiosas a las que debemos tender con lucidez y energía”…un destino compartido en México…y en Michoacán!


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